La segunda temporada de Westworld ha terminado y nos ha vuelto a
dejar con el culo torcido, como de costumbre. Sin embargo, esta nueva tanda de
diez episodios ha suscitado bastante movimiento entre sus espectadores al
preguntarse si realmente lo que estaban viendo era bueno o una idea de olla que
no tendría ningún tipo de solución ante los diferentes giros de guion
planteados ni dirección a la que dirigirse. Sí que es cierto que la segunda
temporada dista mucho de su primera, pues es completamente diferente, pero nos
ha permitido profundizar en los personajes y sus relaciones, conocer sus
motivaciones y darle voz a algunos que ya conocíamos, pero de los que poco
sabíamos.
Antes de comenzar, me gustaría
decir que este análisis sobre los diferentes aspectos de esta segunda temporada
se ha divido en tres partes para facilitar su lectura. En esta primera parte
hablaremos sobre Dolores, Maeve y Bernard; la segunda tratará sobre el Man In Black, la familia Delos y algunos personajes secundarios que han tenido
mayor peso; y terminaremos con la tercera parte, versada en los conceptos que
se han tratado y algunos temas sobre los que reflexiona la serie de HBO.
Dolores
No voy a negar que, cuando veo este gif, siento cosas |
Dolores Abernathy se erigió en la primera temporada como un personaje
de lo más interesante, despertando del letargo de su propio código para
encontrar así el Laberinto (The Maze),
es decir, su propia voz, su consciencia. Además, en el final de la primera
temporada, vimos cómo Dolores iba
dejando poco a poco más espacio a Wyatt, el gran villano de la historia, y
hacía de las suyas, como matar a Robert
Ford en plena fiesta –esto es lo que yo llamo morirse montando un
espectáculo–. En esta segunda temporada, podríamos decir que Dolores es una villana a los ojos del
resto, una mujer que busca venganza por todo lo que le han hecho sufrir
durante décadas de vejaciones diarias y
que quiere conquistar el mundo de los anfitriones, es decir, el nuestro.
Dolores desea jugar en otra liga, en una donde las posibilidades sean más
grandes, más ambiciosas e infinitas. Quiere vivir su propia vida, y si se puede
llevar algunas por el camino, no va a decir que no. Creo que el propósito de
Dolores es comprensible y muy válido. Sin embargo, la forma en la que se ha llevado la trama ha sido a veces un poco cansina.
Dolores matando sin ton ni son, cambiando la personalidad de Teddy para que sea
más duro, menos misericordioso y se convierta, simplemente, en un soldado más
o, mejor dicho, en el Ultimate
Perrito Faldero; que no haya ni posibilidad de cuestionarla porque eso
significaría una bala en la cabeza… Ha
dado la sensación de que era todo el rato lo mismo, que no había mucha
evolución hasta justo el final de temporada. A pesar de que Dolores y su
propia lucha me gustan, para mí ha sido la trama más aburrida de esta segunda
temporada. Como decía antes,
Dolores/Wyatt es un villano ante los ojos del resto, pero ante los suyos es la
heroína de su propia historia. Sin embargo, esta heroína peca de ser más una dictadora que otra cosa. Como le
decía Bernard a Dolores al estar en la Fragua, la gente que cruza la Puerta lo
hace porque ha tomado una decisión, es suya y de nadie más. A Dolores esto le repatea muchísimo porque,
en el fondo, quiere hacer ver al resto de sus colegas huéspedes que su opción
es la mejor, la más válida, pero no todo el mundo tiene las mismas motivaciones
que ella. Parece que eso no lo termina de entender hasta la season finale, con ese gesto de
depositar a Teddy en ese Edén virtual llamado The Valley Beyond (el Valle del Allende).
No estoy llorando para nada, ¿eh? |
Teddy, por su parte, ha
pasado de ser un pelele del que nos reíamos, porque es el Kenny de Westworld, a despertarse y darse cuenta de lo que quiere o no hacer, lo que ha
implicado que su final sea un poco como el rosario de la Aurora. El viaje de
Teddy en esta segunda temporada no es tan interesante como el resto, ni mucho
menos, pero sí que ese interés radica más
en su relación con Dolores, en cómo esta va cambiando y cómo, en cierta forma,
toda la pureza que la rodeaba se termina destruyendo cuando Dolores “sacrifica”
al antiguo Teddy para convertirlo en el Teddy 2.0. Una de las cosas que se
ha podido comprobar a través del personaje de James Mardsen es que poco importa lo mucho que cambie tu código
porque no cambiará quién eres en realidad. Ha dado igual cambiar a Teddy
porque, al final, sus motivaciones, sus verdaderos deseos, han vuelto a
florecer –su lado misericordioso, la duda ante las decisiones tomadas por
Dolores, su desacuerdo con lo que ella hace–. Lo que sí estaba claro desde un principio es que Dolores y Teddy no
están al mismo nivel de consciencia, ella está mucho más “despierta” que él.
Además, el papel de Teddy y Dolores en Westworld siempre ha sido muy diferente:
él, el mejor y más rápido pistolero del lugar, un héroe de guerra; ella, la
hija del granjero, dulce y modosita. Dolores tiene muchos más motivos para
querer esa venganza, para buscar su voz y seguirla sin mirar atrás. Teddy tenía
un papel cómodo anteriormente; a lo mejor su “nueva voz” le podría resultar
hasta poco placentera.
¡BOOM! |
El gran plot-twist de esta
temporada vino en la season finale,
cuando descubrimos que Charlotte Hale no era realmente ella –o al menos
durante una parte de la trama–, sino
Dolores suplantando su cuerpo e identidad para poder salir del parque de una
vez por todas. A Dolores no le gustó ni un pelo que Bernard la matase y
luego la trajese de vuelta en otro cuerpo, pero finalmente se da cuenta de que
ella, los anfitriones en general, a
diferencia de los humanos, pueden
cambiar completamente –en este caso, físicamente–, y que este cambio era fundamental para poder salir de allí sin ser
descubierta. Esto último no lo tengo tan claro, y todo recae en una
conversación que puede resultar inocente, pero que diría que tiene mucho más
peso del que, en un primer momento, se le puede dar. La conversación entre Stubbs y Holores me parece fundamental: él
sabe que Hale no es realmente Hale, aunque él no haya estado in situ en la revelación que se da en la
Fragua. La teoría es que Stubbs es un
anfitrión, otro robot que, como Bernard, forma parte del staff de Delos Destinations. Como él dice, le contrató Ford
hace muchos años –¿cuántos años en concreto? Porque él puede pensar que fueron
X, pero lleva desde casi el principio y, claro, no se vería tan joven en ese
caso– y que su impulso principal, su
papel asignado, es ser responsable de cada anfitrión dentro del parque. Queda
la duda de si Stubbs es consciente de lo que es –si la teoría es correcta, que
aquí no hay nada confirmado–, y, si lo es, ¿cómo sabe que Hale no es Hale? Los
anfitriones tienen esa red que los comunica entre sí y que les permite acceder
tanto a la ubicación donde se encuentran como a la información que poseen. Esa
sería una explicación de cómo Stubbs sabría que Hale no es ella. Otra puede ser
que hubiese encontrado el cuerpo de Charlotte en el sótano donde Holores (Hale
+ Dolores) la dejó. Sin duda alguna, esa conversación tiene mucha chicha aún
por explotar y podría ser una de las cosas que se podrían explorar en la
tercera temporada. Eso si volvemos al parque.
Maeve
Until the end of the line |
El impulso principal de Maeve siempre ha sido su hija. Fue el
motivo por el que, al final de la primera temporada, se bajó de aquel tren con
destino a la libertad. La madame convertida en jedi –mandar órdenes con la mente y parar el movimiento de los
anfitriones la podría postular como tal– no ha parado en su búsqueda por
reunirse con su hija y, al menos, ponerla a salvo. Durante esta segunda
temporada, las tramas han versado sobre las relaciones interpersonales y la de
padres/madres e hijos es una de las relaciones humanas más potentes que se pueden
establecer. Maeve ha movido cielo y
tierra –incluso ha visitado otro de los parques– para encontrar a su pequeña, una niña que no la recordaba y que tenía
una madre sustitutiva. Por lo menos, Maeve
hace funcionar su “magia” y la niña va recordando poco a poco, aunque nunca
sabemos su postura, ni qué es lo que quiere. Me ha faltado un poco ese feedback de la criatura, una respuesta
verbal, aunque se puede ver en el momento del sacrificio de Maeve que la hija
no quiere dejarla atrás a través de sus gestos, pero, ¿es realmente porque la
considera su madre o por el simple deseo de que no quiere que alguien muera? Si Maeve volviese –espero que sí, por
Dios bendito–, no sabría muy bien por
dónde podrían ir los tiros con su trama. Volver al tema de la hija sería
repetitivo; su hija tomando una mayor consciencia y yendo a por su “primera” o
“legítima” madre podría estar bien, aunque lo ideal sería que Maeve o, mejor
dicho, su “cerebro” esté en el bolso que Holores saca del parque. Pero, ¿es
realmente lo que quiere Maeve? Ella querría estar fuera con su hija, no sola,
aunque sabiendo que está a salvo de la “mano del hombre”, sus intereses podrían
ir por otros derroteros.
Maeve ha llegado al nivel Dios |
Como decía antes, sus “poderes” han evolucionado
considerablemente. Mientras que en la primera temporada veíamos cómo Maeve
iba tomando consciencia de sí misma e iba ganando privilegios de administrador,
por así decirlo, en esta segunda temporada todo esto se ha disparado. Ahora puede dar órdenes sin voz a través de
la red que comparten todos los anfitriones, lo cual fue bastante útil en
aquella lucha que tuvieron con los samuráis en Shogun World, y también ha llegado a parar el movimiento
de sus compañeros, como vimos en la season
finale. Esto último tiene una clara
mano ejecutora y es la de Robert Ford. Como hemos visto durante toda la
serie, Arnold tenía una “creación” favorita, Dolores, lo cual no le gustaba un
pelo a Robert porque, seguramente, pensaba que todos los anfitriones deberían
estar en igualdad de condiciones, nada de favoritismos de por medio. Sin
embargo, el propio Ford también pecó en
tener una favorita, en este caso, Maeve, a quien creó basándose en su punto de
vista y filosofía. Robert quería que ella despertase y darle alas para
volar, seguir el pensamiento que llegó a tener Arnold sobre sus creaciones. El
momento de la conversación entre creador y creación es potente, tierno, una
confesión, y, junto con ese beso en la frente, toda una declaración de
intenciones. Ford quiere que Maeve viva, siga con su lucha hasta el final, pues
queda todavía mucha historia que contar.
Sin embargo, su lucha, bajo mi punto de vista, ha “terminado” demasiado pronto.
No me creo que no volvamos a ver a Maeve nunca más. Felix y Sylvester, con esa mirada cargada de pesar y dolor lo dice todo: van
a intentar traerla de vuelta. Maeve es especial y perder a alguien así
sería una desgracia enorme. Al menos esta parte de la historia ha terminado
como ella misma quería, con su hija a salvo en un mundo donde el ser humano, en
un principio, no puede hacerle daño. La
forma en la que vemos a Maeve en el suelo, muerta, pero con una sonrisa en los
labios, lo dice todo: ha hecho lo que tenía que hacer, se ha sacrificado
por su hija, como siempre lo había hecho en el interminable ciclo que fue su
vida como granjera, y lo volvería a hacer al salir de él. Es un final agridulce, pero perfecto para lo que se quería contar: una
madre hará cualquier cosa por sus hijos, hasta sacrificarse por ellos.
Akane, menuda reina ella |
En este viaje de Maeve la hemos
visto, junto a toda su tropa, ir de un parque a otro, lo cual nos ha permitido conocer Shogun World,
cosa que ya introdujeron los guionistas sutilmente al final de la primera
temporada. Para algunos, toda esta parte de la trama ha sido soporífera,
aburrida y sin mucho sentido. Personalmente me ha gustado. Ves que da igual en dónde estés, el núcleo de ciertas relaciones
personales no cambia ni por el idioma ni por la cultura. Además, ves que por dinero se pueden plagiar las
historias, sobre todo si no hay tiempo suficiente para pensarlas y
desarrollarlas, como nos enseñan a través de Lee Sizemore, el guionista del
parque que los acompaña. Ha sido
gracioso ver a los doppelgängers y
cómo la versión japonesa de Armistice se quedaba con ellos, lo cual ha sido una
gran incorporación al grupo como luchadora. También me pareció maravillosa la batalla ante el Shogun con Maeve
proclamándose una vez más reina y diosa –diría que no ha dejado de serlo en
ningún momento, ni siquiera cuando la tienen postrada en una camilla mirando su
código–. Como introducción de este nuevo
parque no ha estado mal, pero sí que resultaría un poco decepcionante no
explorarlo un poco más. El tema de los samuráis, el honor, la época Edo de
Japón, las diferencias con Westworld, pueden ser muy atractivas, pero todo depende
de por dónde pueden ir las tramas en la tercera temporada de la serie. Por lo
que parece, vamos a abandonar los parques para seguir a los anfitriones que han
salido al mundo exterior, al nuestro. Pero se podría ir alternando esa trama
con otra con los parques. Todavía quedan otros tres por descubrir al menos su
temática, cosa que me pica mucho la curiosidad. Sería una pena no revelarlos, a
pesar de que no sea muy relevante.
Bernard
Bernard lo está pasando MAL, el pobre |
Ay, Bernie, Bernie. No voy negar
que tengo una debilidad por él y que me duele verle más confuso que un Pokémon
durante toda la temporada. En la primera
temporada, Ford le enseñó a Bernard que realmente no está “vivo” al nivel de un
ser humano, sino que se trataba de un anfitrión hecho a imagen y semejanza de
Arnold, el socio de Robert. Ahí es cuando Bernard ya necesitaba un momento
para procesar todo aquello, pero vino la fiesta de los inversores,
Dolores/Wyatt liándola parda y el pobre no pudo encajar bien todas esas piezas.
Unas piezas, además, que han estado
totalmente desorganizadas sobre el tablero durante esta temporada y que, poco a
poco, hemos podido ir dando forma al puzzle
del que formaban parte. Hemos podido ver el origen de Westworld como tal, a un Arnold enseñándole su casa a Dolores y quedándose todavía más fascinado
por ella y, luego, hemos sido testigos de cómo ésta ha hecho algo por Bernard: le ha contado su origen. Este no fue
creado realmente por Robert Ford, sino por Dolores y la cantidad ingente de
recuerdos que guardaba de Arnold. Sin
embargo, Dolores, siendo bastante lista, opta por no llamar a esta nueva
creación “Arnold”, sino Bernard, porque nunca será tan fiel al original y este
ha muerto –sería raro que todo el mundo supiese que Arnold ha muerto y de
repente vuelva, ¿no?–. Así que de esta manera “nace” Bernard, gracias al ojito
derecho de Arnold, lo cual me parece todo bastante poético, bonito y se cierra
una especie de círculo. Conocer su origen, ir descubriendo poco a poco todo lo
que ha hecho sin ser “consciente” de ello y su búsqueda de la Fragua ha
propiciado algo que era esperable: el hallazgo
de su propia voz. Podríamos decir que ese es el último paso en el despertar
que todo anfitrión experimenta y Bernard no iba a ser menos. Después de cómo le
ha tratado Ford, como un pelele al que llamaba “amigo”, al que ha utilizado
para matar y secuestrar a empleados y luego borrarle la memoria para “no
hacerle sufrir”, Bernard merecía
encontrar su propia consciencia, esa misma que le dice, después de la muerte de
Elsie, cómo traer a Dolores de vuelta, pero no en su cuerpo, cómo salir del
parque sin ser detectado, etc. Y no es de extrañar que sea Robert Ford quien
encarne a su propia voz. Él ha sido quien le ha indicado en todo momento lo
que tenía que hacer y también lo hizo en esta temporada al introducirse como un
fragmento de código en Bernard, hasta que este decidió que ya estaba harto de
su presencia. Ford es una especie de refugio, una manta caliente donde
cobijarse, igual que el “yo” puede tornarse en un lugar cómodo y placentero
donde encontrarse cuando el mundo exterior es demasiado bullicioso. La
consciencia de Bernard ha llegado justo al final de la temporada, por lo que
espero de veras que vayamos viendo en la siguiente cómo va a lidiar con ello,
cómo se va a enfrentar a la lucha que tiene por delante con esta nueva
“herramienta” que posee.
Bernie está hasta los cojones |
Al final de la temporada, como decía, comienza una lucha, la de Dolores
contra Bernard, dos polos opuestos que tienen dos relaciones muy diferentes
con el ser humano. Mientras que Dolores
desprecia a los humanos por todos los años de maltrato que ha sufrido, al
ver que la existencia de los anfitriones es sólo un paso en su búsqueda de la
inmortalidad y que sus vidas pueden resultar bastante patéticas, Bernard sigue viendo su belleza, confía en
ellos, en que no van a traicionar a su especie y en que ambas pueden
convivir perfectamente –él lo ha hecho en cierta forma cuando se consideraba un
humano y no conocía su verdadera naturaleza–. Esta postura se debe a que las
interacciones que Bernard ha tenido con humanos han sido muy buenas: no le han
maltratado, pegado, violado y un largo etcétera como les suele pasar a los
anfitriones en los diferentes parques, sino que le han introducido como un ser
humano, le han tratado como tal. Realmente su existencia no ha sido como la de
un anfitrión, sino como un humano que, en realidad, es un anfitrión que no
tiene ni idea de lo que es. Las
experiencias “vitales” de Dolores y Bernie distan mucho porque la idea sobre su
naturaleza que tienen los interlocutores con los que interaccionaban era muy
diferente. Sólo hay que ver cuando Elsie conoce la verdad. La considerada
“mano derecha” de Lowe cambia la forma de relacionarse con él al descubrir que
es un anfitrión y no un ser humano. Ya no se fía de él, su trato se vuelve un
poco más frío y distante –cosa que me duele, pero es comprensible–, aunque
ciertos vestigios de cómo era su relación anteriormente siguen ahí y salen a
flote –como el momento en el que le ayuda a repararle–. La muerte de Elsie supone un mazazo espectacular para Bernard. Ha
visto de primera mano cómo los humanos no dan un duro por los de su especie,
así que por los anfitriones darían mucho menos. Ve que Dolores tiene cierta parte de razón: si quieren sobrevivir,
tienen que luchar y salir del parque para poder hacerlo. Allí sólo les
quedan dos opciones: o vivir en The Valley Beyond, de manera virtual, o
hacerlo en su forma corpórea, pero bajo los deseos de los huéspedes. La
opción de salir del parque se torna cada vez más tentadora y hasta un Bernard
confuso puede ver eso.
Ahora el que está desnudo eres tú, Bernard |
Dolores, al salir del parque junto
con cinco anfitriones más –o con sus “cerebros”, mejor dicho– culmina el deseo
de Arnold, terminado por las manos del titiritero por excelencia, Ford: que sus
creaciones sean libres. Cómo no, Dolores trae de vuelta a Bernard, quien se ha
proclamado su enemigo. Dolores va a
querer matar a todos los seres humanos para que los suyos puedan sobrevivir;
Bernard quiere preservar a ambos bandos y, posiblemente, hacerles ver que pueden
convivir perfectamente –aquí mi amigo Bernie es un idealista de cojones,
todo hay que decirlo. Si lo seres humanos no podemos vivir en paz y armonía
entre nosotros, ¿tú crees que lo podríamos hacer con máquinas que se parecen a
nosotros, que pueden durar más, ser más resistentes, más fuertes, que nos
superan en muchos aspectos, y no morirnos de envidia, no intentar, en algún
momento, ir en contra de nuestra creación? Ya vemos cómo William quiere terminar
con todo esto–. Esta batalla entre ambos
robots podría resultar impersonal, fría, pero es todo lo contrario: son dos
viejos amigos enfrentándose por ideas (e ideales) distintos, lo cual le da un
cariz bastante triste al asunto. Creo que, en el fondo, ambos se quieren,
han pasado mucho tiempo juntos estudiándose el uno al otro e ir en contra de
alguien con el bagaje que comparten es duro. Cabe la posibilidad, como dice la propia Dolores, de que mueran durante
el proceso, aunque habrá valido la pena si su especie sobrevive. Este nuevo
estado de la relación entre estos dos puede ser interesante de ver, igual que
esta nueva etapa en la revolución de las máquinas. Su salida al exterior me
parece ambiciosa y me espero grandes cosas de ella. Ojalá el hype no me traicione y los guionistas me
sigan sorprendiendo.
P. D: Sobre si Stubbs es o no un huésped, podemos confirmar que sí lo es, dado que tanto Lisa Joy como Frederick E.O. Toye, director del último episodio, lo han confirmado. Os dejo con algunas pistas recopiladas por Vanity Fair que ya nos dejaban entrever durante la primera temporada dicha revelación.
Por si no te lo quieres perder:
Irene Galindo (@MissSkarsgard)
Hola Irene:
ResponderEliminarCompleto analisis de estos 3 personajes, solo algo que añadir: Cuando vi la conversacion entre Dolores y Stubbs, interprete que sutilmente le indicaba que sabia quien era ella, que el era anfitrion y que era consciente de su funcion dada por Ford desde el principio. Quise confirmarlo y busque en la red, Lisa Joy y el director del ultimo episodio confirmaron en entrevistas que es anfitrion y consciente de ello.
Un saludo :)
Muchas gracias por tu comentario, John.
EliminarEs algo que también interpreté yo, pero no quise dar nada por supuesto pues quedó un poco "vago" en la serie. Preferí abordar el tema como una teoría que existe desde la primera temporada, a como algo cannon de la serie.
Acabo de buscar por Internet lo que comentas y ahora mismo añadiré el artículo donde están las declaraciones de Lisa Joy.
Otro saludo para ti ;)