Estos días Sense8 ha estado en el ojo del huracán por la noticia de que Aml Ameen, uno de sus sensates, ha dejado la serie para ser sustituido rápidamente por Toby Onwumere, un nuevo actor que interpretará exactamente el mismo papel. Una jugada cutre (detesto que cambien de actores y finjan que no ha pasado nada, a lo tía Vivian de El príncipe de Bel-Air), pero al parecer necesaria, porque ciertos comentarios del resto de compañeros dan a entender que había tensiones entre Ameen y el resto del equipo, e incluso quizá transfobia por parte de él. Pero todo al final ha resultado ser como un episodio de The X Files: nada está confirmado, y solo podemos hacer conjeturas.
Si os soy sincero, tampoco es que esta noticia me cause demasiado disgusto. Puestos a elegir entre los ocho protagonistas y el resto de geniales secundarios, me "alegra" que haya sido él, porque el personaje de Ameen y su actor eran los que menos simpatía me causaban. Si a esto le añadimos las nuevas fotos promocionales tan divertidas que acaban de salir hace poco, tenemos como resultado que mi hype por la segunda temporada de Sense8 -ironías de la vida-, en realidad ha aumentado bastante. ¡Y eso que el cambio de cualquier otro actor sí que me habría molestado bastante!
Sense8 es una serie muy especial, es evidente. Pero también curiosa, porque no es tan fácil acabar teniéndole cariño. De hecho, según mi experiencia hablando con amigos que también la han visto, he llegado a la conclusión de que a la mayoría de nosotros y nosotras nos ha costado cierto esfuerzo acabar sumergiéndonos en la historia. Y, no obstante, debéis de creerme cuando os digo que merece la pena seguir con ella. Eventualmente, existe un porcentaje muy alto de probabilidades de que Sense8 os acabe atrapando y fascinando.
La obra maestra de las hermanas Wachowski: torpezas y aciertos
Sense8 es una serie llena de ambición, cuyo concepto mismo es tan grande que a veces le ha resultado inabarcable. La idea de que los ocho sensates estén en diferentes continentes y conectados entre sí es genial, pero no fue tan fácil llevarla a la práctica. En un principio resultó difícil empatizar con los personajes; los cortes de plano entre país y país se sintieron forzados, e incluso algo torpes, perjudicando a la narrativa y convirtiéndola en densa y bastante pesada a ratos. Es un comienzo tan particular que uno se queda algo confuso, rumiando lentamente todo lo visto. No es que te guste ni te disguste: es que te quedas con el culo torcido.
Lo mejor de Sense8 llega conforme la serie avanza y va sintiéndose más cómoda consigo misma. De manera progresiva, te vas sumergiendo en la historia, y llega un punto en el que realmente conoces a los personajes y te encariñas con ellos. Es entonces cuando la serie ya ha conseguido su objetivo. Porque Sense8 es de ciencia-ficción, pero va esencialmente sobre el amor. Miguel Ángel Silvestre nunca me gustó en las series españolas, y aquí me ha acabado robando el corazón. Con eso os lo digo todo.
Me morí de amor con esta escena
Porque otro gran acierto de Sense8 es el elenco: se trata de personajes tan diversos racial y sexualmente, tan diferentes y únicos, tan divertidos (Sense8 tiene geniales puntazos cómicos), que cuando terminas la primera temporada te das cuenta de que -aunque tengas tus favoritos-, realmente has acabado queriéndoles a todos de una manera u otra. Es a mitad de temporada cuando Sense8 comienza a exprimir muy bien todo su potencial, dotando de interés a la mayoría de las tramas personales, pero será en el tramo final cuando lo borde, rematando la temporada con una maravillosa canción de Sigur Ros que me dejó con muy buen sabor de boca.
Porque Sense8 es, en definitiva (hay que tener esto muy presente), una serie muy loca: sus escenas de sexo, como ya os dije en este artículo sobre el sexo en televisión, resultan ser en su mayoría bastante gratuitas, pero son intensas y bastante molonas. Su primera temporada está llena de pasión, de drama, de WTFs y, sobre todo, de mucho, mucho amor. Sense8 trasmite un mensaje tan tierno y tolerante que todos deberíamos ver esta serie, especialmente aquellos que se quejan, como recojo en este otro artículo, de la "sobrerepresentación" del colectivo LGTB+ en televisión. Porque en Sense8 hay cabida para todas las voces. Y, al final del día, tras haber superado esa torpe introducción, comprendes que Sense8 es una de las series más completas: porque te está hablando de los temas más importantes, de la manera más hermosa posible.
PD: Los que aún no habéis visto la serie, tenéis tiempo de sobra para poneros al día. Los demás aún tendremos que esperar a final de año para ver el estreno de la segunda temporada. Y qué larga se nos va a hacer la espera, quién tuviera una TARDIS...
Isidro López (@Drolope)
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