A causa de problemas tecnológicos de @Drolope, y de falta de tiempo mío, la review de la winter's finale llega con un poco de retraso, pido disculpas. Pero dicen que más vale tarde que nunca, ¿no? Además, ahora tenemos tres largos meses por delante sin Once Upon a Time, así que tenemos tiempo para recrearnos en el último capítulo de este año que para mí, ha sido uno de los más emocionantes y sorprendentes de lo que llevamos de temporada (o a lo mejor es que yo me sorprendo muy fácilmente). Ya empezando por el título inicial verde y el escarabajo amarillo de Emma, no pintaba para nada como un capítulo normal.
Dejamos el anterior capítulo en que Peter Pan quería llevar a cabo un hechizo para destruir Storybrooke, y como solo se importa a sí mismo, nada se lo va a impedir. Bien, pues la lucha para evitarlo continúa y la única esperanza de todos es Regina. Cada vez me gusta más el desarrollo del personaje de Regina, que pasó de ser la malvada reina a ser una pobre mujer que lo único que quiere en el mundo es un poco de felicidad después de una dura vida, y que dará todo lo que tenga por la felicidad de su hijo. Después de este capítulo, me ha ganado definitivamente.
Lo primero que tienen que hacer es conseguir devolver a Henry a su cuerpo. Para ello, deben encontrar la varita que tiene el Hada Azul y en ello tiene un papel muy importante Campanilla, que vence a la sombra de Pan y revive al Hada Azul (¿para qué?) recuperando su estatus de hada. Rápidamente Rumple lleva a cabo el hechizo para recuperar a Henry, y todo el mundo se va en busca del niño. Pero Rumple no, Rumple tiene pendientes algunos problemillas con su padre, y las cosas no acaban precisamente bien.
Tras reunirse con Henry (el de verdad, ya con su cuerpo y todo), Pan se enfrenta a nuestros personajes, pero Rumple no va a dejar que toda su -nueva gran- familia sufra, y tras una emotiva escena de despedida, Rumple acaba con su padre y ¿muere? Yo espero que no, porque habrían eliminado a un personaje estupendísimo e importantísimo y no podría soportarlo.
Y como la desaparición de Rumple no les fue suficiente, nos hacen que suframos aún más con Regina, que debe abandonar a Henry, porque es el precio de llevar a cabo la maldición: él no puede ir al Bosque Encantado y Emma tiene que quedarse con él. El único problema es que deben decir adiós a su familia y a sus recuerdos, y Regina les proporcionará nuevos recuerdos, como si Emma y Henry hubiesen estado juntos toda la vida, como si Emma se lo hubiera quedado cuando nació. Las despedidas han sido lo más triste que he visto en Once Upon a Time, de verdad, y casi se me sale la lagrimilla con Regina y Hook. Finalmente, Regina lleva a cabo su hechizo, los devuelve al Bosque Encantado y Emma y Henry se alejan en el coche mientras Storybrooke desparece junto a todos sus habitantes. Pero el libro... ¿soy a la única a la que le pareció que el libro se quedó ahí? ¿Puede ser que tenga importancia en el futuro?
Un año después, a las ocho y cuarto, Emma y Henry están desayunando en su apartamento de Nueva York cuando alguien llama a la puerta: Hook, que le dice a Emma que su familia está en peligro y como no le cree (es normal que si no lo conoces, te quedes loco viéndolo vestido con esas pintas en Nueva York) la besa, pero Emma no lo recuerda y le cierra la puerta en la cara. Y así acaba el capítulo y la primera mitad de la temporada.
Qué les deparará a los personajes la segunda parte es algo que no sabemos, pero hay varias cosas que pido: un poquito de felicidad para Regina, el regreso de Rumple, más escenas de Hook y Campanilla juntos y un avance en la relación de Neal y Emma, que parecen tontos. Y, por supuesto, que la temporada continúe con el ritmo que ha llevado hasta ahora, que a mí me parece que lo están bordando.
¡Ánimo en la larga espera hasta el 9 de marzo!
Doralicia (@Doralais)
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