El nuevo drama médico de FOX, The Resident, sigue avanzando en sus
tramas y nos desvela algunos nuevos detalles de sus personajes, los cuales se
vuelven más y más interesantes, como en el episodio de esta semana. Si queréis
conocer mis impresiones al respecto, no dudéis en seguir leyendo.
A todos nos gusta una reunión familiar |
En este octavo episodio, el Chastain se ha vestido con sus mejores
ropas para albergar una gala benéfica y así conseguir fondos, que parece
que es lo único que importa en este maldito hospital, mientras los residentes
están trabajando como si no hubiese un mañana. Por supuesto, hemos podido ver al Dr. Bell y a la Dra.
Hunter besando algunos culos para que caiga un poco de dinerito y vaya a parar
a comprar cafeteras de capuccinos en el ala VIP –gracias, Conrad, por esa
información–. Esperemos que parte de lo recaudado vaya a Urgencias que, como
vimos unos episodios atrás, había sufrido algunos recortes y, durante la gala,
se han notado. También está por allí la
Dra. Okafor que, como bien dice ella, figura más para dar a entender que es
porque la diversidad importa y que el Chastain es como una hermanita de la
caridad con residentes con visa que para otra cosa. De verdad, que alguien
le haga una estatua a Mina porque no nos la merecemos, menuda diosa nos ha
caído del cielo. Cada día me gusta más que no tenga filtro y diga las cosas
como son, es refrescante viendo cómo es la situación en el hospital, llena de
hipocresía por doquier. Mientras la peña se está poniendo de canapés, de sushi
y champán hasta el culo, una sin techo
entra en la sala ante la cara de asco e incertidumbre –pero más de asco,
para qué negarlo– de los presentes. Hasta allí van raudos y veloces Conrad y Nic, que estaban viendo cómo Mina
pedía ayuda con su mirada de “¿Qué mierdas hago aquí si yo quiero currar?”. Nuestra amiga Jane Doe parece que se queja
de que tiene algo en los oídos, unas aparentes voces, y termina por desplomarse
en el suelo. Cómo no, Randolph haciendo todo el paripé. Tío, ese gestito de
limpiarte las manos como si la pobre fuese chusma te ha quedado TAN bien. Este
señor cada día me repugna más. En un
primer momento todo apunta a una enfermedad mental, además de una infección
de oído, heridas superficiales y poco más, pero el caso se pone cada vez más interesante con algunos detalles, como que
no tiene ni drogas ni alcohol en sangre, que le han echado de otro hospital y
que está mentalmente estable. El primer impulso de los mandamases es
llevarla a algún lugar donde no enturbie la vista tan preciosa del hotel –qué
rabia todo–, pero al final el Dr. Bell
termina sugiriendo que se llame al Atlanta General, hospital del que la han
echado, con la amenaza de que, si no
recogen a su paciente, terminarán filtrándolo a la prensa. A la pobre se le
termina colapsando un pulmón –no sabía que ver a Conrad intubando a una persona
podría resultar tan sexy pero SÍ– y Mina lo arregla. Al echar un vistazo al pulmón temen que pueda ser desde un cáncer a
cualquier cosa, pues no pinta nada bien. Mientras tanto, Mina también se da
cuenta de una cosa: nuestra desconocida
tiene un bolso carísimo con un nombre, Sara Ravenscroft, quien resultar ser la
verdadera identidad de Jane Doe. Los Ravenscroft son gente de pasta
–filantrópicos, para más señas– de Savannah y Sara decidió pasar de sus padres
para dedicarse al mundo artístico. Si ya saber que una indigente realmente es
una tía forrada de pasta puede resultar un shock,
que parezca que sus padres reniegan de ella porque “es esquizofrénica paranoide”
me parece otro. Entiendo que la situación pueda llegar a ser muy frustrante
porque, personalmente, no puede hacer mucho, pero por un hijo se debería llegar
hasta el fin del mundo para que no le pase nada. Entre tanto, Conrad le cuenta
a Bell quién es en realidad la desconocida. Me encanta la conversación entre
estos dos, el tono que usa Conrad, llevando a Bell justo a donde quiere y
haciendo que parezca que sea a él a quien se le ocurre la idea de rechazar al
Atlanta General y poner a Sara en el ala VIP. Desde que Sara es quien es, la actitud de Randolph da un giro de 180
grados. Por la “chusma” ni se preocupa, pero dale un ricachón y el tío
pierde el culo al instante. Por eso,
cuando los padres de Sara llegan al hospital y Conrad y Nic necesitan más
tiempo para averiguar qué le ocurre a la paciente, Randolph intenta darles más,
como mucho una hora. Finalmente, con los síntomas que tiene, Conrad y Nic dan con el diagnóstico: granulomatosis de Wegener, una rara enfermedad
autoinmune curable que le provoca pequeñas lesiones en todos los órganos,
incluido el cerebro. Cómo no, los padres se fustigan preguntándose si Sara los
perdonará. ¿Qué queréis que os diga? Que personalmente me los creo poco pero,
bueno, parece que todo termina saliendo bien, a pesar de que Sara tenga el
miedo en el cuerpo de que vayan a internarla. Yo también hubiese reaccionado
así. La pobre ha debido de pasarlo supermal. La escena final del episodio me mata totalmente. Bell acercándose a
la habitación de Sara con claras intenciones de pedirle a sus padres que
apoquinen un poco, Conrad y Nic, que lo tienen supercalado, diciéndole que a lo
mejor no es buen momento, y el otro soltando que “no todo gira en torno al
dinero” y que esperará “unos días”. ¡JA! Ni Conrad se lo cree (“Volverá antes
de la comida”). Ay, Randolph, que ya nos conocemos.
Padres sólo hay unos |
Por otra parte, tenemos a otro
paciente, Channing, que ha atravesado una puerta de cristal y
algunos pequeños trozos han ido a parar a su ojo izquierdo. Gracias a
Channing tenemos de vuelta a Irving,
que en el anterior episodio no le vimos y, personalmente, le eché un poco de
menos. Nuestro paciente es un escort masculino, detalle que llama
bastante la atención a Irving y a Devon, a quien Conrad ha terminado
llamando porque Urgencias estaba desbordada. Como se puede comprobar, a Channing se le da bien hablar con la
gente, como pasa con la paciente a la que intenta calmar o como con Devon.
En este episodio, hemos podido conocer
un poco más a Pravesh a través de sus padres, una pareja de inmigrantes
hindúes que se han sacrificado para que su hijo pudiese tener una carrera en el
mundo de la medicina. La cena entre
Devon, Priya y los padres de él se puede calificar como tensa de pelotas. A Priya le gustan sus padres, pero da la
sensación de que a ellos no les gusta ella, o si lo hacen no lo parece, pues
son cortantes con ella por el tema de la boda. Ellos quieren mantener el número
de invitados en 150 y que sea una boda íntima y pequeña, mientras que los
padres de Devon quieren optar por algo mucho más grande. Si a esto se le añade que los padres de Priya son de clase alta y que
ellos no conocen a los Devon, la cosa es todavía más tensa. El conflicto
que hay aquí es muy simple: dos personas
de familias de clases diferentes se enamoran y temen que, por lo que han
sufrido sus padres debido al clasismo, no puedan casarse o algo vaya mal. Sin embargo, se ve
perfectamente a través de Priya que la decisión de casarse es de los dos, de
ella y de Devon, no de los padres de ninguno, y que si no les hace gracia, los progenitores
se tendrán que aguantar. Pero no se pueden borrar las heridas del pasado, los
juicios de la gente por ser de diferentes estatus y los miramientos por encima
del hombro. Channing, en este caso,
resumen muy bien qué significa el sistema de castas en la India y cómo afecta a
las personas que están en los diferentes estratos. Por su parte, Devon se avergüenza un poco de los
problemas con el dinero y el orgullo de su padre como, por ejemplo, se ve
durante la cena y con el tema de la boda. Channing,
ya recuperado después de una operación de urgencia, da con la clave de todo el asunto: Devon también tiene sus propios
problemas con el dinero y el orgullo, ya que teme que su familia “no dé la
talla” frente a la de Priya. También ha visto cómo su padre ha sufrido
muchas humillaciones por ser inmigrante, pero, en realidad, es una persona que
ha salido adelante con mucho esfuerzo, valentía y sacrificio, y parece que el
resto de la gente no tiene eso en cuenta cuando le ve. La conversación entre padres e hijo ha sido preciosa: él reconociendo
lo orgulloso que está de ellos, que quieren que finalmente conozcan a los de
Priya y que la boda honrará las tradiciones de ambas partes. No obstante, creo
que los padres tienen parte de culpa de que Devon tenga también esos problemas
que comparte con su padre, pues me aventuraría a decir que éste se los ha
pasado a su hijo con su comportamiento. Está muy bien educar a los hijos dentro
de la preocupación por el dinero o de su cuidado, que no gasten en exceso pero
que se den un capricho de vez en cuando, pero no tan al extremo de contar los
centavos de todo o querer fardar de estar empapelado en dólares. Creo que no
está de más ver que los padres tienen sus fallos como todos, no que estén en un
pedestal perenne.
♥ LA QUIERO MUCHO ♥ |
Como decía antes, Mina es una
diosa que nos ha caído del cielo y parece que alguien más también se ha dado
cuenta de ello. Micah, un viejo
conocido nuestro del segundo episodio, está
coladito por la Dra. Okafor, que pasa de tener citas como yo de comer mierda.
Con la excusa de la revisión al mes del trasplante, Micah se pasa un poco con las peticiones del oyente y pide que Mina le
examine la cicatriz, que parece que la tiene un poco irritada. Por su lado,
Mina sabe perfectamente de qué va todo
esto y se medio niega, pero por no hacerle el feo al chaval, pues cumple porque
es toda una profesional. Sin embargo, Micah
se inventa una excusa de mierda –nivel de Mariló Montero cuando dijo que
cuando te trasplantan un órgano, también lo hacen con parte del alma de esa
persona. Madre mía, Mariló, qué perlas nos diste y qué poco te echo de menos– para tomar un café con Mina. Como se le
acaba el turno pronto y le cae bien, decide picar, pero ella se toma una
pequeña revancha al seguirle el juego y descubrir la mierda de excusa que ha
puesto. Me encanta que Okafor sea sincera
y directa desde el minuto uno: “Me gustas. Creo que eres un buen hombre,
pero no salgo con pacientes. Estoy enfocada en mi carrera y lo demás es una
distracción innecesaria. No puedo darte lo que pides”. Yo lo digo desde ya: Micah, eres un cuqui pero MUY PESADO. No
para de insistirle y llamar su atención para ver si cambia de opinión. No
sé hacia dónde irá esto, pero shippeo
más a Mina con Nic que con Micah. Al menos Nevin entiende el idioma y cuándo
tiene que parar, que este chaval parece que no.
Mirando al tendido |
Hablando de Nic y Conrad, por el momento siguen
como amigos, la cosa va lenta –¿a lo mejor lo dejan para la season finale o tendremos movimiento en esta
área un poco antes?–, pero verles sin
menos tensiones y trabajando juntos como un equipo, algo que también vimos,
más o menos, la semana pasada, les
sienta estupendamente. Se conocen, saben cómo trabajan y se complementan
bastante bien. Si lo de entre estos dos no saliese bien, también me gustaría
verles como amigos, estaría contenta con la decisión. Sin embargo, la mayoría
estamos esperando a que se den cuenta de que realmente se quieren, que quieren
estar juntos y se den otra oportunidad. Por ahora, os animo a disfrutar de esta
etapa como amigos y, sobre todo, de reconexión, que les hace bastante falta.
En general, otro episodio que me
ha gustado y ya vamos ocho así. Sigue resultándome tremendamente interesante,
sacando enfermedades y síndromes que no tenía ni idea de que existían, con
estos personajes en los que vamos profundizando y conociendo más y más, y con
un ritmo trepidante. The Resident me
tiene comiendo de su mano –lo digo abiertamente por si no se había notado nada–
y estoy encantada. Me deja con ganas de más cada semana y, en el momento en el
que estamos con tanta oferta de series, eso me parece todo un logro. Para mí,
va por buen camino –las audiencias han mejorado esta semana– y espero de verdad
que renueve. Creo que se lo merece de veras –crucemos los dedos, por favor–.
Por mi parte nada más excepto
animaros a que dejéis vuestros pensamientos, sentimientos o cualquier cosa que
se os haya pasado por la cabeza al ver el episodio. ¿Os está gustando la temporada?
¿Echáis algo de menos? Dejádmelo en los comentarios.
¡Hasta la semana que viene!
P.D: Mina con el vestido amarillo se me va a quedar grabado a fuego
en la mente. Wakanda forever!
P.D.D: Mina diciendo lo del bolso y Conrad con ese “¿Cómo sabes tú
eso?” me da a entender que Okafor sigue siendo estando llena de sorpresas para
todo el mundo. ME ENCANTA.
P.D.D.D: El momento en el que Conrad conoce a los padres de Devon
ha sido supermono, pero que haya tenido el detalle de mentirle a Randolph sobre
quiénes eran para que no los echase me ha parecido increíble.
Irene Galindo (@MissSkarsgard)
Ha estado entretenido, la verdad. Tienes razón en que Mina es cada vez más interesante. Noto que la serie es cada vez más coral y es buena noticia. A ver si la renuevan, deberíamos saberlo pronto me imagino.
ResponderEliminarLo de hacer un cóctel en el vestíbulo del hospital es algo que me mata. ¿No podían alquilar una sala en algún sitio? Es cutre, cutre.
Un abrazo
¡Muchas gracias por tu comentario, Petrushka!
EliminarMina es un personajazo. Se ha convertido en mi favorita en un tiempo récord. Estoy de acuerdo contigo, vemos más coralidad en la serie y eso me gusta bastante. Sobre su renovación, a lo mejor no dicen nada hasta los upfronts, cosa que me jodería un poco porque la espera me mata, pero ahí es cuando se anuncian las nuevas series, renovaciones y cancelaciones varias.
El vestíbulo de un hospital no me parece el mejor sitio para hacer una gala de recaudación PERO, si lo piensas bien, tampoco es tan mala idea. ¿Que quieres agradecer la aportación de un pez gordo? Le invitas a hacer un tour por el hospital. ¿Que hay alguien que va a donar poco? Le invitas a hacer un tour por el hospital. ¿Que hay alguno con dudas? Tour al canto también. La excursión por la planta que estaba haciendo la Dra. Hunter no era para fardar, era para recaudar más xD
Otro abrazo para ti :)
¡Hola Irene! Yo estoy con Petrushka, no entiendo cómo pueden hacer una cena de gala en el vestíbulo del hospital, jaja. Pero nos ha dado momentazos: Mina con su vestidazo amarillo; cuando le responde a uno de los ricachones que ella está allí porque "apparently" hay diversidad en el hospital; y lo mejorcito para mí, los padres de Devon aprovechándose del bufet libre y hablando con "esa gente tan maja" xD
ResponderEliminarEl caso me ha gustado, pero tampoco entiendo que haya un ala VIP en un hospital. Eso es aún más clasista que el sistema de castas de India que nos ha explicado ese male-escort tan bien cultivado.
Espero que pisen un poco el acelerador con el tema Nic-Conrad porque nos tienen en un sinvivir :(
¡Un abrazo! :)
¡Muchas gracias por tu comentario, Bellatrix!
EliminarSobre lo de la cena de gala, te remito a lo que le he contestado a Petrushka: que se haga en el hospital sirve para, mediante un tour, convencer a los donantes y que así desembuchen más pasta. Si lo haces en otro sitio podría ser complicado, y como "una imagen vale más que mil palabras", pues te ahorras saliva. Sobre los momentos que destacas, estoy de acuerdo: Mina y ese vestido me han parecido TOP, al igual que la contestación que da ella; y los padres de Devon poniéndose como el Kiko en el buffet libre es tan humano, tan tierno, tan de estar por casa, que ha dado gusto verlos.
Creo que es la primera vez que veo un ala VIP en un hospital y, estoy como tú, no lo entiendo muy bien. Es muy clasista y lo único que hace es abrir la brecha entre pacientes de "diferente categoría". No debería haber diferentes categorías; todos los pacientes son importantes independientemente de su talonario.
LOL. La verdad es que sí, el tema Nic-Conrad nos tiene a todos en ascuas y sólo queremos MÁS.
¡Otro abrazo para ti! :)