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16/12/14

Crítica del 1x08 “H is for Hostile Takeover” de A to Z


Hace unas semanas hablaba de que la serie utiliza ciertos argumentos que no me gustan nada, como puede ser el que se intente defender que un hombre deba proteger a su chica a puños pero que, si en cambio le defiende ésta, el hombre es “menos hombre”. Pues bien, en este episodio, afortunadamente, lo han intentado arreglar. Pero, además de esto, la serie toca en este episodio otros temas bastante interesantes.

El episodio empieza con el “Test de Bechdel”, una pequeña prueba para evaluar si una serie, película o incluso un libro es o no machista. Para pasar la prueba, sólo se necesitan tres sencillos pasos:

  1. Tiene que haber dos chicas (con nombre) en ésta.
  2. Tienen que hablar la una con la otra.
  3. En la conversación no se debe hablar sólo de hombres.

Pues bien, la primera pregunta que uno se hace al ver esto es si esta serie pasará el test y la respuesta es NO. Pero no lo digo yo, lo dice la propia serie, ya sea una broma o no, ahí queda el resultado. Y, como yo soy muy curioso, me ha dado por investigar más y no sabríais la cantidad de películas que no pasan la prueba (la trilogía de Star Wars, por ejemplo). Además, os pongo a prueba a que realicéis el test con algunas películas y incluso os podéis llevar una sorpresa. Sea como fuere, la serie lo ha arreglado a su manera y a mí, personalmente, me ha convencido.

Pero bueno, dejando atrás este polémico tema que siempre genera controversias, hay otros asuntos que son dignos de mencionar y que suman importancia al episodio. Me refiero al subidón de Wallflower. La empresa va muy bien y Linda lo agradece, pero hay algo que no acaba de convencer a Andrew y, como ya dice el dicho popular, por la boca muere el pez y es que Andrew, ¡a veces es mejor estar callado. Y es que Wallflower, al igual que “eDarling” o “Meetic”, por más que su objetivo principal sea formar relación, su destrucción beneficia ya que esto es un negocio, aunque esto, como dijo cierto ex-consejero de sanidad, es de mi cosecha. Aunque a veces, arriesgar es ganar y eso significa, como es este caso, conseguir un proyecto merecido.


Otro tema que ha marcado el episodio ha sido la manipulación, tanto de amigos como de la pareja. Andrew es débil a la hora de tomar decisiones y eso se lo debe, por empezar, a Stu. En las series hemos conocido a mucha gente que manipula para conseguir lo que ellos quieren, como puede ser Jeff Winger en Community, y Stu no se queda atrás. Desde que eran niños, Stu ha conseguido que a Andrew le gusten las mismas cosas que a él. Pero en cierto momento Andrew, con un bonito “son of a bitch” al más puro estilo Lily Aldrin, abre los ojos y, como si de una secta se tratara, decide cerrar el canal de manipulación. Pero después nos encontramos con que Zelda es también otra estupenda manipuladora y el pobre ya no sabe que hacer.

Por suerte, Andrew se encuentra con Stephie, personaje que en cada episodio es menos visible, y ésta le da el consejo de que encuentre algo que sea “suyo”, como puede ser un hobbie. Esto, en principio, puede parecer inútil pero no lo es. Cada persona es diferente y debe hacer algo para saberlo y, aunque sea correr por las escaleras, ayuda.

Finalmente, Andrew se apunta junto a Stephie a una carrera de escaleras (no sé como llamarlo exactamente). Pero en serio, imaginad que acabáis de descubrir un deporte y resulta que lo practica media ciudad, un poco raro, ¿no? Además nos encontramos con Dinesh y Lora que, como si de profesionales se tratara, van preparados al 100% y nos muestran su faceta más competitiva, cosa que me desagrada (no me gusta la gente muy competitiva, lo siento), aunque yo no sea mucho de deportes.

Con esto termina otro episodio de A to Z y continúa la cuenta atrás para su final, hay tensión. En este episodio no me he conseguido reír, cosa que me decepciona, tampoco he visto una actuación brillante de Cristin Milioti (Zelda) pero ha tocado tantos temas que no lo suspendo, así soy yo. Ha conseguido, en menos de media hora, hablar del rol de las mujeres en la ficción, de la búsqueda de uno mismo, de la manipulación y del deporte y eso tiene mérito, pues da mucho de que hablar.

Y, como digo siempre, me gustaría que el siguiente episodio sea mejor (es lo que toca), que nos dieran escenas más graciosas, como vimos en el anterior capítulo. Quiero más momentos alocados de Stu y una Stephie con la que se pueda empatizar más. Que la relación de Andrew y Zelda fluya, pues en este los he notado muy distantes y que la serie no caiga, aún queda mucho por conocer de los personajes y, aunque conocemos parte del pasado de Andrew y Zelda, aún podemos ver más. Ahí lo dejo.

Adrià (@wieder_blutbad)

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