Hace unas semanas hablaba de que la
serie utiliza ciertos argumentos que no me gustan nada, como
puede ser el que se intente defender que un hombre deba proteger a su
chica a puños pero que, si en cambio le defiende ésta, el hombre es
“menos hombre”. Pues bien, en este episodio, afortunadamente, lo
han intentado arreglar. Pero, además de esto, la serie toca en este
episodio otros temas bastante interesantes.
El episodio empieza con el “Test de
Bechdel”, una pequeña prueba para evaluar si una serie, película
o incluso un libro es o no machista. Para pasar la prueba, sólo se
necesitan tres sencillos pasos:
- Tiene que haber dos chicas (con nombre) en ésta.
- Tienen que hablar la una con la otra.
- En la conversación no se debe hablar sólo de hombres.
Pues bien, la primera pregunta que uno
se hace al ver esto es si esta serie pasará el test y la respuesta
es NO. Pero no lo digo yo, lo dice la propia serie, ya sea una broma
o no, ahí queda el resultado. Y, como yo soy muy curioso, me ha dado
por investigar más y no sabríais la cantidad de películas que no
pasan la prueba (la trilogía de Star Wars, por ejemplo). Además, os
pongo a prueba a que realicéis el test con algunas películas y
incluso os podéis llevar una sorpresa. Sea como fuere, la serie lo
ha arreglado a su manera y a mí, personalmente, me ha convencido.
Pero bueno, dejando atrás este
polémico tema que siempre genera controversias, hay otros asuntos
que son dignos de mencionar y que suman importancia al episodio. Me
refiero al subidón de Wallflower. La empresa va muy bien y Linda lo
agradece, pero hay algo que no acaba de convencer a Andrew y, como ya
dice el dicho popular, por la boca muere el pez y es que Andrew, ¡a
veces es mejor estar callado. Y es que Wallflower, al igual que
“eDarling” o “Meetic”, por más que su objetivo principal sea
formar relación, su destrucción beneficia ya que esto es un
negocio, aunque esto, como dijo cierto ex-consejero de sanidad, es de
mi cosecha. Aunque a veces, arriesgar es ganar y eso significa, como
es este caso, conseguir un proyecto merecido.
Otro tema que ha marcado el episodio ha
sido la manipulación, tanto de amigos como de la pareja. Andrew es
débil a la hora de tomar decisiones y eso se lo debe, por empezar, a
Stu. En las series hemos conocido a mucha gente que manipula para
conseguir lo que ellos quieren, como puede ser Jeff Winger en Community, y Stu no se queda atrás. Desde que eran niños, Stu ha
conseguido que a Andrew le gusten las mismas cosas que a él. Pero en
cierto momento Andrew, con un bonito “son of a bitch” al más
puro estilo Lily Aldrin, abre los ojos y, como si de una secta se
tratara, decide cerrar el canal de manipulación. Pero después nos
encontramos con que Zelda es también otra estupenda manipuladora y el pobre
ya no sabe que hacer.
Por suerte, Andrew se encuentra con
Stephie, personaje que en cada episodio es menos visible, y ésta le
da el consejo de que encuentre algo que sea “suyo”, como puede
ser un hobbie. Esto, en principio, puede parecer inútil pero no lo
es. Cada persona es diferente y debe hacer algo para saberlo y,
aunque sea correr por las escaleras, ayuda.
Finalmente, Andrew se apunta junto a
Stephie a una carrera de escaleras (no sé como llamarlo
exactamente). Pero en serio, imaginad que acabáis de descubrir un
deporte y resulta que lo practica media ciudad, un poco raro, ¿no?
Además nos encontramos con Dinesh y Lora que, como si de
profesionales se tratara, van preparados al 100% y nos muestran su
faceta más competitiva, cosa que me desagrada (no me gusta la gente muy competitiva, lo siento), aunque yo no sea
mucho de deportes.
Con esto termina otro episodio de A to
Z y continúa la cuenta atrás para su final, hay tensión. En este
episodio no me he conseguido reír, cosa que me decepciona, tampoco he visto
una actuación brillante de Cristin Milioti (Zelda) pero ha tocado
tantos temas que no lo suspendo, así soy yo. Ha conseguido, en menos
de media hora, hablar del rol de las mujeres en la ficción, de la
búsqueda de uno mismo, de la manipulación y del deporte y eso tiene
mérito, pues da mucho de que hablar.
Y, como digo siempre, me gustaría que
el siguiente episodio sea mejor (es lo que toca), que nos dieran
escenas más graciosas, como vimos en el anterior capítulo. Quiero
más momentos alocados de Stu y una Stephie con la que se pueda
empatizar más. Que la relación de Andrew y Zelda fluya, pues en
este los he notado muy distantes y que la serie no caiga, aún queda
mucho por conocer de los personajes y, aunque conocemos parte del
pasado de Andrew y Zelda, aún podemos ver más. Ahí lo dejo.
Adrià (@wieder_blutbad)
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