Las tornas giran lenta pero inexorablemente en Nueva Orleans. Nuestras brujas empiezan a mostrar sus verdaderos rostros y nos empiezan a decir de qué calaña están hechas. La acción empieza a cobrar un gran protagonismo y las locuras de Ryan Murphy empiezan a tomar forma.
En este capítulo, nos ha sorprendido cómo todos los personajes se están poniendo destructivos. Cómo el poder que tienen las brujas no es seguro ni para ellas mismas. Cómo la muerte puede separar a un hijo de su loca madre. Cómo una alumna puede llegar a conspirar contra su propia maestra y tutora.
Así, Kyle ha tenido gran protagonismo en este capítulo, y es que Zoe se había puesto en contacto con la madre de éste, que estaba a punto de suicidarse por la pérdida de su hijo, y le trae de vuelta a su casa. Sin embargo, la madre se da cuenta de que ese no es del todo Kyle. No es su adorable y dulce hijo. No es esa persona en la que puede fiarse, que puede querer y en la que puede satisfacer "todas" sus necesidades. No, Kyle ha vuelto a la vida y no es precisamente para soportar el despecho de su madre. Así, harto de ella y de sus quebraderos de cabeza decide que no soporta más la situación y con la primera palabra que magulla tras haber recuperado la vida, un desgarrador "NO" acaba con ella dándole con un trofeo en toda la cara una y otra vez. En cada golpe llevaba impreso todo el cansancio acumulado de la tediosa situación, de todo lo que había soportado, de su agonía por estar lejos de Zoe, de su incomprensión por lo que le estaba ocurriendo.
Por su parte, Zoe no ha tenido mucha importancia en este capítulo, aunque una vez más vemos lo que se preocupa de Kyle cuando se lo "arrebata" a Misty ante su clara oposición a que éste se fuera.
La grandísima Fiona Goode ha vuelto a mostrarnos que no se trata solo de ser la Suprema para tener el poder: hay que cuidarlo y mantenerlo, ganárselo día a día. Así, al principio del capítulo vemos cómo rememora un flashback en el que aparecen ella de joven y la Suprema del momento. En ese momento se nos desvela que cuando aparece una bruja llamada a ser Suprema ésta adquiere poder exponencialmente, mientras que la actual Suprema se va debilitando paralelamente. A lo largo del capítulo vemos cómo Madison está adquiriendo poder y poder: su fuerza interna y su furia contenida hacen que prenda fuego a unas cortinas, que un hombre se sienta más seguro en mitad de la calle que en la acera y que lo disfrute todo más. Así, Fiona experimenta que su discípula es la que, en cierto modo, la está matando, pues si esta última se está haciendo más fuerte, a la Suprema le han diagnosticado un tumor. Al final del capítulo nos sorprende que la gran mujer coja y, del mismo modo que degolló a su antigua maestra por su propia supervivencia, degollara ahora a Madison, a la potencial Suprema. Por su supervivencia. Por permanecer siempre joven, Por una imposible inmortalidad. Un grito desesperado hacia su ego.
En cambio, Cordelia, ya desesperada, se presenta a Marie Laveau para intentar jugar una última baza para poder concebir. Solo quiere ser madre, sentir una vida en su vientre, entre sus brazos, llevar una vida normal... Y, para desgracia suya, la reputación de su madre la precede, haciendo que Marie juegue con ella psicológicamente para al final negarse a ayudarla. Una malvada Marie que nos recuerda lo mucho que debe odiar la vida, lo harta que debe estar de la misma. Normal: nadie podría vivir tantos años y no cansarse de nada.
Por último, es en cierta parte un acto muy perceptiblemente bonito el de Delphine Lalaurie y Queenie y su relación. Al principio, hay un odio mutuo, cosa completamente normal dada la composición y el modo de ser de cada una. Sin embargo, nos sorprende Queenie cuando descubrimos que en realidad tiene debilidad por la comida porque está muy necesitada de amor y cubre esa necesidad consumiendo calorías. Madame se da cuenta de ello y, casi involuntariamente, le aconseja que esa no es la mejor solución. Y entonces es cuando ocurre: aparece el Minotauro de Marie. El que Madame había creado. Viene a por ella, a vengarse por toda la tortura que él había sufrido, a que se enfrentara a la bestia que había hecho en el producto de las torturas. Y Queenie, sin dudarlo, sale a enfrentarse a él, de la forma más extraña que nos podíamos esperar: seduciéndole. Y es que ella está tan desesperada que empieza a dejar que el Minotauro disfrute de ella sexualmente. Y justo cuando parece que los dos están dándole a lo suyo, la bestia tapa salvajamente la boca se Queenie para sorpresa de ésta. Qué va a pasar aquí no me lo puedo imaginar. Puede ser algo bueno, algo malo, o algo terrible. Desde luego, lo que sí que está claro es que la vudú humana ha tenido gran valor, y esperemos que no haya sido en vano.
Juan (@MrRadda)
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