Ante todo, me gustaría presentarme. Mi nombre es Laura y este es mi primer post en este blog y espero que no el último. Probablemente ya sabréis quién soy (me gusta deducir que todo el mundo se informa un poco antes de seguir a un bloguer) y a qué me dedico,
pero sino podéis echarle un ojo al post conjunto que nos montó nuestro compi
Isidro para todos los que colaboramos en El blog de las series americanas.
Dicho esto, indicar que mis posts estarán principalmente indicados a hacer
reviews sobre series actuales y en ocasiones alguna que otra oldie. Dicho esto,
espero que este humilde contenido sea de vuestro agrado y nos vamos leyendo.
Kevin Bacon tiene un
problema. Y FOX otro. Cuando leí que semejante tándem (a la par que tróspido)
iban a estar presentes en una misma producción, un escalofrío mal encajado me
recorrió la espina dorsal; dios mío, ¿será verdad?. Lo que hasta la fecha no
sabía era que, para contrarrestar semejante impresión visual inicial, la cadena
naranja se había marcado un tanto con James Purefoy, el británico que presumía
de imponente bajovientre en Rome, vuelve a hacer las delicias de sus fans en
The Following. Y probablemente, su único reclamo. Ambientada en una convulsa
época contemporánea, plagada de secuestros, conspiraciones, sectas y mala gente
en general, el nuevo drama de Kevin Williamson se centra en Ryan Hardy (Kevin
Bacon), un agente del FBI con visibles taras mentales e incontinencia corporal
que se ve enrolado en plena persecución de Joe Carroll, el inquietante líder de
una secta de fieles que actúan bajo los complejos relatos del escritor inglés
Edgar Allan Poe.
Antes de nada me gustaría
aclarar el motivo por el cual, en un primer momento, levanté el pulgar a favor
de The Following. Y es que el drama criminal de FOX nos mostró un producto y
luego nos vendió otro completamente diferente. Y eso, al público, pues nos
mosquea un rato. Me explicaré. El piloto de la serie, que acaudaló una notable
expectación por parte de crítica y público, fue intrigante a la par que
sorprendente. La fotografía, el ritmo, la puesta en escena, la sobriedad de la
cámara. Siempre fría y distante respecto a unos personajes bien definidos y
marcando correctamente sus límites, sin excederse pero con claros tintes de
trama procedimental. Elementos que parecían servir más bien a una serie
británica que al último hype palomitero del otro lado del charco. Pero a medida
que los capítulos avanzan, The Following se desinfla. Y a pasos agigantados, me
atrevería a decir. Ya no sirve de nada sacar diez minutos o un cuarto de hora a
Purefoy para que nos ponga los ojos como dos huevos duros y supliquemos por lo
bajini que queremos más y mejor. Porque por ese rato que Caroll suelta la
lengua, tenemos que tragarnos media hora de plano secuencia de un Kevin Bacon
al que se le notan los años y parece de plexiglás. Compitiendo con secundarios
de lujo, alguno más conocido que otro, y Emma Hill, que ha demostrado ser una
de esas promesas a las que no hay que quitar el ojo de encima.
Y si The Following machaca
el género policíaco del clásico juego gato y ratón, su vertiente más espiritual
y esotérica, no es que sea nada del otro mundo. De hecho, roza el patetismo.
Sinceramente, cuando leí que James Purefoy se metía en el papel de un líder
sectario me imaginaba que le darían más cancha. Con elementos más hardcore,
rozando la figura de Charles Manson, aunque sin caer en el clásico banalismo
hacia el mito. En cambio, Williamson ahoga la trama en casos que, pese a estar
ligados a la trama inicial, no mueven la historia hacia ninguna parte y parecen
predecir el hundimiento de un barco que ahora flota a la deriva. Y no es que la serie
carezca de recursos, ni mucho menos, simplemente que FOX ha sido siempre de
jugar en casa y cuando tiene que hacerlo de visitante le puede la presión. The
Following tiene una buena materia prima y podría ser algo grande, pero hoy por
hoy no pasa de la categoría de bluf. Me gustaría que las audiencias decayeran y
le dieran un toque de atención a Williamson y le dieran pasaporte al showrunner
de turno. Aligerar la trama, tirar más de planos secuencia de Purefoy (te los
aguanta sin despeinarse) y relegar a Bacon a un papel más modesto. Que el
hombre, tiene ya unos años. El público de The Following está ahí, lo único que hace falta es
saber conectar con él.
Laura Budowsky (@seriespot)
No estoy de acuerdo. The Following si es género palomitero y lo es desde el piloto y desde que lleva la firma de Kevin Williamson. Eso no es malo, yo personalmente adoro este señor. El problema es esperar de la serie lo que no es. No le puedes pedir a la serie que arriesgue lo mismo que una de cable cuando se emite a las 9 de la noche y se debe a las patrocinadores. Y ojo con desear que bajen las audiencias porque los espectadores que se pierden al principio no se suelen recuperar.
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