La semana pasada, The Resident optó por ponerse un poco
más política de lo que habitualmente nos ha estado mostrando, pero eso, en este
episodio, ha cambiado y ha optado por tirar más por los sentimientos. Si queréis
saber qué ha pasado, no dudéis en seguir leyendo.
♥ PRECIOSO ♥ |
En el anterior episodio vimos cómo
el Dr. Bell estaba empezando a tomar benzodiacepinas para controlar los
temblores de su mano izquierda. Pues bien, esta semana hemos visto que invierte esa temporal mejoría –y digo “temporal”
porque me huelo que, en cuanto el cuerpo se acostumbre al medicamento, volverán
esos temblores– en jugar al golf y hacer
apuestas con los colegas. Ay, la dolce
vita del doctor encumbrado. ¡Qué asco me da! Sin embargo, no va a pasar
mucho tiempo sin entrar en el quirófano y meterle el miedo en el cuerpo a los
que saben que el Doctor Muerte puede liarla muy parda. La posible nueva víctima es Shirley Harris, una señora entrada en
la tercera edad que ha sido diagnosticada
con un cáncer de vesícula biliar. Shirley nos ha hecho ver que las personas
mayores viven la llamada “segunda juventud”, ya que tiene un novio, el director
de Chilton de Gilmore Girls –sí, ha
habido dos personas de Gilmore Girls en una misma escena y AY–. Los planes de esta pareja de tortolitos se
truncan con esta mala noticia, que nos lleva a una operación con sus riesgos
–ella tiene anemia, lo cual no es aconsejable operar, por lo que tengo
entendido; y está en una edad avanzada, lo que aumenta el riesgo de no soportar
la operación–. Ante esto, Shirley se
pone el mundo por montera y le pide a Howie que se case con ella, lo que
desbarata sus propios planes dado que era él quien quería declararse primero –sé
que usted es un poco antiguo, Howard, pero estamos en el siglo XXI. Una mujer
puede pedirle matrimonio a un hombre, no me joda usted–. Tras pasarse Devon varias horas lidiando con Medicare y obtener el
visto bueno –menudo alivio y qué momento más bueno para lo simple que es la
broma–, éste pilla a la pareja saliendo
por patas porque quiere casarse en un sitio en especial. Al final, Devon hace los sueños realidad de la pareja
y monta en la capilla una boda sencilla, rodeada de maquetas de aviones y con
Irving oficiando la ceremonia –este señor hace de todo: te cura una herida,
te canta, te casa…–. Doctor Muerte, en este caso, termina no liándola parda –aunque
ha estado a punto, para ser honestos– y ya todo el mundo ha podido respirar un
poco más tranquilo. Como ya he dicho, lo del Dr. Bell lo veo abocado a una
drogadicción de manual –si es que no me sorprenden con otra cosa– y a que va a
ir de mal en peor. Por ahora se le ve muy confiado, un poco chulo, pero ya
veréis el revés que se va a llevar.
"Es normal". Ay, Irving, que has flipado un poco |
Una que se puede llevar otro revés como siga así es la Dra. Okafor.
Sería una gilipollez negar que Mina es una gran cirujana y sólo es residente de
cuarto año. Sin embargo, su temeridad y exceso de confianza pueden llevarle a
que tenga algún problema algún día. Esta vez, la que debe de ser su supervisora, o la persona a la que estaba al
cargo, ha decidido “ponerla en el
banquillo” tras saltarse todos los protocolos juntos a Conrad y realizar una
traqueotomía sin ningún tipo de supervisión. Ella se lo toma bien, algo que
incluso le resulta extraño a Irving, pero, como ella misma dice, prefiere no
decir nada para “poder operar mañana”. Posteriormente, cuando Conrad se entera de que el Dr. Bell va
a volver a meterse en el quirófano, insta
a Mina a meterse de por medio y que le asista, lo que significa que ella
haría la mayor parte de la operación. Randolph
termina rechazando la idea por completo y le regala una perla: “Se te ha
subido el ego” –le dijo la sartén al cazo, amigos y amigas–. Si en el futuro
del Dr. Bell veo una drogadicción, en el
de la Dra. Okafor veo una hostia contra la pared, o séase, un paciente muerto
en la mesa de operaciones por exceso de confianza e imprudencia. Me inclino
hacia esto para que haya un cambio en Mina, pero esto puede tener dos efectos: que se venga abajo y pierda toda la
confianza –pasamos de ir de grandes cantidades a ínfimas–, o que salga reforzada de ello al aprender
del error que ha cometido. Esto es lo típico que vemos en todos los dramas
médicos, pero, como digo, nos pueden sorprender.
Quiero darle un abrazo fuerte |
En este episodio, he visto a Conrad tocado, honestamente, y
me lo he creído de veras. ¿Os acordáis de aquel tío chulo que “nunca se
equivoca”? Aquí no le he visto tanto y me alegro. También es cierto que tiene mucho que ver con el John Doe –o en
su casa conocido como Erik– que es
clasificado incorrectamente por la enfermera y que termina con el chaval, que
venía por un golpe en la cabeza al tener un accidente con el monopatín, muerto. Menuda cagada TODO desde su
llegada, colegas. Entiendo que cuando hay un accidente con múltiples víctimas
Urgencias se convierte en un caos, no sabes qué hacer, tienes que pensar rápido
y, cuando es tu primer día, todo se te hace terriblemente grande, pero, coño, un golpe en la cabeza, como le dice
Conrad, es prioridad y más vale
pasarse de cuidadoso a que no, como ha sido en este caso. No estaba admitido ni
identificado, su clasificación era errónea, y, luego, miran su carné de identidad y no se dan cuenta de que NO es él porque
la chica tapa la fotografía. ¡Pero vamos a ver! ¡¿Para qué está la
fotografía?! ¡Que no la ponen por poner! Señor mío… De todas formas, me ha parecido bien lo que le han dicho
Irving y Devon a Conrad para que no machacase a la enfermera. Ha sido un
error tremendo, pero es mejor invertir las energías en el resto de pacientes. Toda
esta serie de catastróficas desdichas ha terminado con un padre pasando por un trauma innecesario al comunicarle que su hijo
había muerto cuando ni siquiera estaba todavía en el hospital. Diría que
esto podría denunciarse, pero, a lo mejor, al ver el señor que, finalmente, salvaron
a su hijo con la traqueotomía de urgencia que le realizó Mina, le llevó a no ir
por ese camino. Este error garrafal ha
hecho que Conrad tenga cierto cargo de conciencia y que no pudiese sacarse a la
familia del chico de la cabeza. Menos mal que la vuelta de la enfermera que
normalmente suele estar ahí ha traído cierta paz a Hawkins, aunque no para la
madre de Erik, al encontrar su teléfono y llamarla.
Nic en modo Jessica Jones |
Llevamos un par de episodios en
los que Nic y nosotros llevamos oliéndonos que algo pasa con la Dra. Hunter y
su clínica. Con la llegada de Lily al
Chastain, Nic está dispuesta a descubrir qué esconde el dichoso lugar. Tras
ver que no tienen el historial de la paciente y que la clínica parece haberlo
mandado pero no –a mí me ha sonado todo más a una mentira para ganar tiempo o
algo así–, la enfermera se persona allí
para cogerlo en mano, dado que el email no es un método que usen para
enviar este tipo de información y el fax parece “no funcionar”. Al ver una
puerta que se queda abierta, Nic decide echar un vistazo y lo que contempla es una sala donde una docena de personas están
recibiendo su dosis de quimioterapia. Nevin
es lista y toma una fotografía para luego investigar un poco más, como qué
hay en las bolsas que les están administrando. Todo el ambiente de la clínica
parece más propio de una mafia que de otra cosa –las mafias se llevan mucho en
esta serie: que si la clínica, que si el departamento de enfermeros compinchado
con el Dr. Bell para taparle las cagadas– y da mal rollo, como lo de no
comprobar que están todos los papeles en el propio lugar. La verdad es que es
una de las tramas que más me llama la atención, y esas conversaciones
pasivo-agresivas entre Nevin y Hunter no hacen más que añadir más leña a mi curiosidad.
En general, el episodio no ha
estado nada mal, aunque sí es cierto que veníamos del anterior donde la carga
política, económica y de actualidad era apabullante. Esta semana ha ido, como
decía al principio, más tirando a los sentimientos y poniéndonos un poco
blanditos –a lo mejor es porque San Valentín está cerca–. Esto no sólo lo hemos
visto con Shirley y Howie, sino también con Devon y su novia, Priya, al
proponerle que se tomen unos días libres. Mi pregunta es: ¿un residente de
primer año se puede coger días libres? Hombre, si estás enfermo lo entiendo,
¿pero para irte por ahí? No sé, a lo mejor es que tengo la sensación de que la
carrera como médico te esclaviza un poco y lo de tomarte días libres cuando
estás como residente me parece una utopía. Por lo demás, me gusta que, por el
momento, la serie haya ido por el lado más crítico hasta ahora –que seguro que
volverá– y que esta semana haya tirado por otros derroteros, más centrados en
el paciente, aunque todavía con el rabillo del ojo puesto en que esto,
desgraciadamente, es un negocio. Creo que todas las semanas ese nivel de
intensidad puede terminar quemando a uno, así que este episodio ha venido bien.
Por mi parte nada más excepto
animaros a que dejéis vuestros pensamientos, sentimientos o cualquier cosa que
se os haya pasado por la cabeza al ver el episodio. ¿Os ha gustado? ¿Os ha
horrorizado? El apartado de comentarios es vuestro.
¡Hasta dentro de tres semanas!
P.D: Necesito más primeros planos de Matt Czuchry. No tengo nunca
suficientes. Es más, me pones un episodio sólo de primeros planos de él y me
hacéis muy feliz.
P.D.D: El verdadero Ian nos ha dado un susto tremendo con sus
niveles bajos de calcio durante la operación. La tensión me ha subido como la
espuma.
P.D.D.D: El momento en el que Irving abraza a la enfermera Hundley
me ha parecido maravilloso. Creo que me ha representado en cierta forma.
P.D.D.D.D: ¡Hoy es mi quinto aniversario en el blog! Qué mejor que
celebrarlo con mi marido Matt, ¿no? ¡Y con vosotros!
Irene Galindo (@MissSkarsgard)
Hola!
ResponderEliminarEstoy intrigadísima con la clínica privada. ¿Les da más quimio de la apropiada para que mueran primero? Se quedaría sin pacientes, no le veo sentido. O es para dejarles KO y que pasen más tiempo en recuperación? No sé, no entiendo nada. ¿Tienes alguna teoría?
El resto estuvo bien, aunque el número de cagadas por los recortes va a aumentar, y me da algo de pereza ese tipo de trama. Porque la única solución es que de repente caiga del cielo una financiación y se termine el problema. Me resultaría aburrido no sé.
Un besito Irene!
¡Muchas gracias por tu comentario, Petrushka!
EliminarNo creo que se los quiera cargar. Mi teoría es que la Dra. Hunter lleva a sus pacientes hasta el límite con la quimio y, claro, eso puede tener o buenos resultados o catastróficos, llevando a algunos a la muerte, cosa que intenta tapar. En su clínica tiene una privacidad y puede utilizar los métodos que quiera y como quiera, cosa que en el hospital no.
Con lo de los recortes estoy de acuerdo, o van a peor o financiación milagrosa. De todas formas, puede que la forma de llevarlo, indistintamente de qué pase primero, sea diferente a lo que hemos visto. Tengo confianza, no sé. De todas maneras, las situaciones extremas me suelen molar. Hay que tirar de ingenio y pueden ser interesantes.
Un beso para ti también :)