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19/4/18

Crítica Del 1x10 "Haunted" De The Resident: Live Forward, Forgive Yourself


Después de un hiato de tres semanas –demasiado tiempo para mi gusto–, The Resident ha vuelto para enseñarnos las consecuencias de lo ocurrido en el último episodio y las posibles novedades para esta recta final de temporada. Si queréis saber lo que me ha parecido, no dudéis en seguir leyendo.

Creo que se le ha podido
encender la bombilla
Por si se nos había olvidado en todo este tiempo que existía un ala VIP en el Chastain, en este décimo episodio nos lo han vuelto a recordar. Como ya sabíamos desde hace unos cuantos capítulos, un pez gordo de los negocios chino iba a venir como paciente y, por fin, le hemos conocido. Ted Zhou se nos ha presentado como un señor que vive a un guardaespaldas pegado, extremadamente supersticioso y puntilloso con casi todo. Las enfermeras estaban tan hasta los ovarios de él que han tenido que llamar a Nic –se ha quedado atónita con esa decisión– para que le controlase. Menos mal que Nevin ha sabido, a través de una mezcla perfecta entre la mano dura, la dulzura y el ingenio, controlar a este señor y, por supuesto, sus miedos ante una cirugía de gran envergadura como la suya. Ante tal paciente, no podía ser otro que el Dr. Bell quien estuviese al cargo de la operación, una opción que ya sabemos que es arriesgada de pelotas. Sin embargo, parece ser que el colega de profesión que le recomendó a su “amigo” la benzodiacepina ha descubierto el pastel –aunque, ¿había que ser muy listo para saber que Randolph hablaba de sí mismo? ¿Quién no ha puesto la excusa del “amigo” para hablar de uno mismo alguna vez?– y tiene la solución para los temblores de Bell, la misma que ha servido para los suyos propios. Ese simple y llano comentario, que podría pasar desapercibido, me hace pensar que toda la trama de Bell, en realidad, es sólo la punta de un gran iceberg donde los jefazos de los diferentes departamentos se agarran a sus puestos como un clavo ardiendo e intentan todos los remedios habidos y por haber para ocultar ciertos síntomas de enfermedades, trastornos o lo que se ponga por medio que pueden llegar a ser un grave problema para el paciente. Vamos, que desenmascarar a Bell sería la excusa perfecta para desenmascarar una red de chanchullos del resto de médicos bastante hardcore. Como se ve durante la operación, el residente le dice a Bell que si no va a unir las pequeñas venas hepáticas, a lo que este responde que no con bastante altanería y diciéndole que la operación está saliendo sin problemas. No voy a negar que una parte de mí se ha descojonado viva cuando, al estar el paciente en reanimación, este ha empezado a sangrar por la boca. La altanería de Bell por casi le cuesta un cliente VIP y, a su vez, a Jude parece que le va a costar su puesto de trabajo. El Dr. Silva y la Dra. Okafor han arreglado el desastre, pero Bell también se ha salido con la suya al encontrar una masa que no había sido visto antes y que ha extirpado. La verdad es que la escena en el quirófano me ha parecido tensa de narices y un poco frustrante. Me ha encantado que Jude le cante las cuarenta a Randolph y que le ponga en su sitio, pero me jode una barbaridad que, por miedo a perder su trabajo, se haya bajado los pantalones de esa forma –y más que se lo haya dicho Mina, que es otra que desafía a Bell–, y que Randolph, por su parte, se haya apuntado un tanto por lo de la masa –cosa que tenía que haber comprado antes y no ha hecho–. Aunque Randolph Bell haya tenido un día de mierda, como le dice a Lane –otra que tal baila, amigas y amigos–, realmente no ha sido tan así dado que ha salido impune de una situación que le podría haber llevado al despido directo. Realmente me pregunto si el tema de las cámaras en los quirófanos va a servir para algo o no, sobre todo si tenemos en cuenta que la operación y la bronca entre los dos cirujanos ha sido grabado en vídeo. Ya hemos visto cómo Claire, la directora del hospital, se ha dado cuenta del fallo de Bell. Esto podría llevarnos a que Claire pierda por completo toda su confianza en Randolph y empiece a investigarle –cosa que está tardando demasiado en hacer– y que se dé cuenta de que el estar metida en su despacho durante tanto tiempo le lleva a perder tacto con la realidad que se vive en los diferentes departamentos del hospital. Mientras que en el campo de batalla todos saben de qué pie cojea Bell, en las altas esferas ni se lo huelen y lo siguen teniendo en un altar. También lo tienen en un altar sus pacientes, como Zhou, que le ha regalado un reloj de veinticuatro putos quilates. Te cagas en las bragas, de verdad. Menos mal que tiene pensado venderlo porque no tiene ni un duro. Ojalá el karma actúe pronto y se quede arruinado, sin reputación, sin trabajo y más solo que la una.

♥ AY, QUÉ MOMENTO MÁS BONITO ♥
Mientras teníamos un paciente VIP que me daba más igual que otra cosa, por otro lado, teníamos a Eileen Jacoby, antigua profesora de Conrad que dice que ve fantasmas de pacientes suyos que han muerto. Hawkins no se cree ni por un momento que Jacoby tenga algún trastorno o enfermedad mental, por lo que busca incesantemente una razón física para las alucinaciones, primero ver si era una encefalitis y, segundo, una deficiencia de vitamina B12. Ninguna de ellas. En este caso, Conrad considera que puede tratarse de una depresión. Eileen fue una pionera, se arriesgó con muchos pacientes, salvando a algunos y perdiendo a otros, y ahora que está retirada, que no tiene un camino claro en su vida, el peso de esas muertes no está haciéndole ningún bien, sólo pensar de más y castigarse por todo ello. La verdad es que me gusta que hablen de la depresión, aunque lo han hecho un poco por encima, para mi gusto. La depresión es una enfermedad que, como dice Conrad, es tan poderosa, tan jodida, tan machacante y tan actual, de la que se habla tan poco y que la sufre tantísima gente, que creo que deberíamos hablar más de ella de manera clara, desmitificarla, animar a la gente a que pida ayuda. No hay que ignorarla, al igual que no lo haríamos si nos doliese una pierna, un brazo, el estómago o el corazón. La “solución” –y lo pongo entre comillas porque no creo que sea así como tal– que plantea Conrad es a través de Mina, gran fan de la Dra. Jacoby –ver a Okafor comportarse como toda una fan ha alegrado mi corazón y creo que nada puede quitarme esta felicidad inmensa que siento. Ay, la quiero TANTO–, quien le pide ayuda. Creo que el sentirse útil, ver el impacto que tiene en gente joven como Mina, que haya servido de inspiración, que sea una heroína para mujeres estudiantes de Medicina, ha hecho que Eileen se dé un pequeño respiro, que se perdone por las equivocaciones del pasado y vea que quiere retomar el camino de la enseñanza. Como digo, no me parece la solución, sino algo más bien poético y que queda muy bien. La depresión es mejor que sea tratada a través de un psicólogo, con ayuda de medicación, si es necesaria, y terapia.

Están en la más absoluta mierda
El ver esa preocupación de un exalumno por la que era su profesora no ha sido la única cosa buena que ha aportado la visita de Eileen, sino también ese consejo de ella a Conrad al final del episodio: “Perdonarnos a nosotros mismos”. Cómo no, la muerte de Lily ha sido la gran sombra que ha merodeado durante todo el episodio. Hemos visto cómo todos están bastante en la mierda: Conrad dedicándose a salir a correr y llevarlo casi al extremo, con esguince incluido y su cabezonería guiándole por el camino; Nic culpándose por haberse ido a casa en vez de quedarse a vigilarla; y Devon preguntándose por qué narices Lane iba a estar de acuerdo con hacerle la autopsia al cuerpo de Lily. Todos se sienten culpables porque han llegado demasiado tarde en su investigación a la Dra. Hunter, pero ya nos olíamos que esta muerte, desafortunadamente, iba a pasar tarde o temprano. No me tomo este suceso como el final de la investigación ni muchísimo menos, sino como el empujón necesario para sacar toda la mierda que está ocultando Lane y poner el foco sobre ello. Lily es una víctima que ha pagado las consecuencias de una persona que cree ser un dios –aquí la lista la completa Bell y, a veces, aunque me duela, Conrad, aunque éste lo hace más por salvar la vida de una persona que por llenarse las arcas–. Ahora va a tocar enfrentarse a la investigación pertinente junto con la autopsia y ver en quién va a recaer la culpa, cosa que me huelo que será para Nic. La Dra. Hunter va a irse de rositas seguramente. Volviendo a los sentimientos de culpa, esa conversación entre Devon y Conrad me ha dolido bastante y me ha parecido, incluso, un poco fuera de lugar. Si ya Hawkins se sentía mal, va el otro y pone el dedo en la llaga. No creo que Conrad no quiera que Devon le trate el tobillo porque sea un mal doctor, simplemente porque tiene mucho orgullo y lo que le ha soltado es más para que le deje en paz y hacerle rabiar que porque lo piense en serio. Ir a Conrad a decirle que tú has sido mejor doctor para Lily que él, que tú la salvaste y él la ha perdido, que tú creíste a Nic y él no, además de decir que él está pasando del dolor del resto, me parece tremendamente duro y hostil. Conrad no sabe manejar sus sentimientos, creo que ha quedado claramente demostrado; no sabe manejar el dolor que está sintiendo y, por ende, tampoco sabe manejar el dolor del resto, así que no se mete ahí. Prefiere trabajar, machacarse y tratar de salir adelante, aunque, como vemos posteriormente, se está empezando a hundir. No sé, me ha parecido que lo que ha hecho Pravesh ahí ha sido una tremenda guarrería. Me parece muy bien que siga manteniendo esa especie de promesa de “si estás haciendo algo mal te lo voy a decir”, pero, coño, hay maneras y maneras, y aquí no hacía faltar joder más al que está hundido.

HELL YES!
Sin embargo, el tener días malos parece unir a la gente. Ya desde el anterior episodio vislumbré algo de lo que ha pasado en este. Esa invitación inocente de Lane a Randolph para ir a cenar juntos no sólo me pareció una excusa fantástica para que Hunter se cubra las espaldas por la muerte apresurada de Lily, sino también un salto en la amistad que tiene con Bell. Esta vez, el compartir penas, que él confiese que está pelado, el tomar unas copas e insinuarse un poquito ha hecho que el ambiente que había de “estos dos van a follar” al final se vaya a producir. Por ahora hemos visto cómo se besan, pero de ahí a que se lo monten en el escritorio de él hay dos pasos literales. Como ya os digo, no me sorprende nada. Es más, tengo teoría y todo –a mí, que a veces me da por pensar qué haría yo en esta serie como guionista–. El comentario de Lane diciendo que Claire es una inepta y que debería haber un médico como director del Chastain, además de este “sorprendente” beso, me lleva a pensar que estos dos se van a aliar sexual y profesionalmente –son amigos, el siguiente paso es follamigos o lo que surja, y se respetan como profesionales, la base está ahí– y van a intentar que Bell se postule como director del Chastain. De esta manera, Bell dejaría de operar –lo que sería una alegría para todos– pero no se iría por la puerta de atrás, sino que subiría de nivel y podría manejar el hospital como le diese la gana. Además, le haría bastantes concesiones a Lane dado que es su aliada y follamiga. Vamos, que serían la pareja de villanos por excelencia. El plot-twist vendría por parte de Lane, que terminaría echando a Bell de su puesto como director para autoproclamarse directora del hospital, además de también tener su propia clínica. Esto se podría denominar como “le acaba de tocar la lotería”. ¿Qué os parece? Yo lo estoy viendo, y mi puesto como guionista en The Resident también –que alguien me contrate, por favor–. Por otra parte, ya llevábamos algunos episodios pidiendo algo de acción entre Nic y Conrad. Después de que Jude les haya dejado vía libre, tanto porque se va como porque Nic tiene pena y dolor –como la bikina –por la muerte de Lily y parece que la solución es los abdominales de Conrad…, digo, el pene de Conrad…, perdón, Conrad en general y en su máxima gloria. Así que, como ya digo, los días de mierda unen a la gente, sentirse como una también, y esto ha hecho que, POR FIN, haya acción entre Conrad y Nic. Entre el “dame el botiquín”, “te pongo hielo en el tobillo”, “mira qué desastre te estás haciendo por no ir en el patinete ese tan chulo que te ha conseguido Devon” –#ConradMotorizado–, “me siento fatal por no haberte hecho caso antes”, pues los cuerpos se van juntando y pasa lo que pasa, y como para decirle que no a Conrad, ¿sabes? Así que sí, amigas y amigos, SE HAN ACOSTADO y creo que ha habido hasta fuegos artificiales. Pero se han acabado pronto al ver esa última escena de Conrad en la que se le aparece Lily. Me da a mí que esto se ha puesto un poquito oscuro así de repente y no voy a negar que me parece interesante el camino por el que puede ir ahora. Habrá que irlo viendo en los episodios que nos quedan, que son muy pocos.

En general, el episodio ha estado bastante bien y, como recta final de la temporada, pinta muy interesante, sobre todo con ciertas posibles alianzas de por medio, viejas llamas que vuelven a reavivarse –¿realmente lo de Nic y Conrad se apagó alguna vez? Porque ya digo que no–, salidas del hospital como la de Jude y las decisiones que puede tomar Claire tras lo visto con Bell. Nos quedan cuatro episodios más y FOX todavía no ha dicho nada de renovarla –te rogamos, óyenos, FOX de mi vida y de mi corazón–. Ojalá la renueven porque es uno de los dramas médicos en emisión que merece mucho la pena ver. La pena es que poca gente hable de The Resident porque tiene a cierta parte de la comunidad médica que trina por lo que está contando. ¿Será porque está tocando puntos sensibles que sería mejor no tocar?

Por mi parte nada más excepto animaros a que dejéis vuestros pensamientos, sentimientos o cualquier cosa que se os haya pasado por la cabeza al ver el episodio. ¿Contentos con lo que ha pasado entre Nic y Conrad? ¿Estáis de acuerdo con mi teoría sobre Lane y Randolph o tenéis vosotros alguna también en mente? El apartado de comentarios es todo vuestro.

¡Hasta la semana que viene!

P.D: El guardaespaldas del paciente VIP en la sala de operaciones me ha parecido hilarante.
P.D.D: Conrad ensangrentado es lo último que me faltaba ver en esta serie. Ojalá la renueven, por Dios.
P.D.D.D: MUY FAN del patinete. Estoy por pedirme uno para navidad.



Irene Galindo (@MissSkarsgard)

2 comentarios:

  1. Hola!

    ¿No sabemos si la renuevan? Espero que sí, se está poniendo interesante. He pensado como tú, que Lane utilizará al bobalicón de Bell para quedarse ella de dueña del chiringuito. Menudo personaje. ¿Por qué accedería a la autopsia? ¿qué habrá liado? Esto no se lo hace a un VIP en? La pasta es la pasta.

    Qué monos Nic y Conrad. A ver si se terminan por llevar bien, pero me temo que seguirán con sus dudas...

    Ah y coincido en que Devon fue un poco capullo, pero parece ser que era lo que Conrad necesitaba oír.

    Un abrazo, Irene!

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    1. ¡Muchas gracias por tu comentario, Petrushka!

      Todavía no sabemos nada sobre la renovación. Espero que en las próximas semanas FOX se digne a decir algo, sobre todo porque en el mes de mayo tocan los Upfronts. Ojalá le den una segunda temporada porque estoy de acuerdo contigo, se está poniendo muy interesante y yo sólo necesito MÁS.

      Lane es bastante lista y, sinceramente, la jugada sería fantástica. Por un lado, estaría bien que alguien se la jugase a Bell, pero, por otro, quiero que pillen a este tía y la despidan. Creo que no va a caer esa breva por ahora. Sobre la autopsia, mira, ni idea. De lo que estoy segura es que a ella no le va a salpicar nada o casi nada de esto.

      Estos dos son supercuquis y coincido contigo, creo que van a seguir con sus dudas.

      Sobre Devon, es posible que Conrad necesitase escuchar eso, enfrentarse a la realidad más cruda, pero las formas no fueron las mejores. Me pareció meterle el dedo en la llaga a una persona que ya estaba sufriendo por la situación. Devon se podría haber llevado una hostia de cuidado si se hubiese tratado de otra persona.

      ¡Otro abrazo para ti!

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