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7/2/18

Crítica Del 1x04 "Identity Crisis" De The Resident: Love Has No Age, Death Either


La semana pasada, The Resident optó por ponerse un poco más política de lo que habitualmente nos ha estado mostrando, pero eso, en este episodio, ha cambiado y ha optado por tirar más por los sentimientos. Si queréis saber qué ha pasado, no dudéis en seguir leyendo.

♥ PRECIOSO ♥
En el anterior episodio vimos cómo el Dr. Bell estaba empezando a tomar benzodiacepinas para controlar los temblores de su mano izquierda. Pues bien, esta semana hemos visto que invierte esa temporal mejoría –y digo “temporal” porque me huelo que, en cuanto el cuerpo se acostumbre al medicamento, volverán esos temblores– en jugar al golf y hacer apuestas con los colegas. Ay, la dolce vita del doctor encumbrado. ¡Qué asco me da! Sin embargo, no va a pasar mucho tiempo sin entrar en el quirófano y meterle el miedo en el cuerpo a los que saben que el Doctor Muerte puede liarla muy parda. La posible nueva víctima es Shirley Harris, una señora entrada en la tercera edad que ha sido diagnosticada con un cáncer de vesícula biliar. Shirley nos ha hecho ver que las personas mayores viven la llamada “segunda juventud”, ya que tiene un novio, el director de Chilton de Gilmore Girls –sí, ha habido dos personas de Gilmore Girls en una misma escena y AY–. Los planes de esta pareja de tortolitos se truncan con esta mala noticia, que nos lleva a una operación con sus riesgos –ella tiene anemia, lo cual no es aconsejable operar, por lo que tengo entendido; y está en una edad avanzada, lo que aumenta el riesgo de no soportar la operación–. Ante esto, Shirley se pone el mundo por montera y le pide a Howie que se case con ella, lo que desbarata sus propios planes dado que era él quien quería declararse primero –sé que usted es un poco antiguo, Howard, pero estamos en el siglo XXI. Una mujer puede pedirle matrimonio a un hombre, no me joda usted–. Tras pasarse Devon varias horas lidiando con Medicare y obtener el visto bueno –menudo alivio y qué momento más bueno para lo simple que es la broma–, éste pilla a la pareja saliendo por patas porque quiere casarse en un sitio en especial. Al final, Devon hace los sueños realidad de la pareja y monta en la capilla una boda sencilla, rodeada de maquetas de aviones y con Irving oficiando la ceremonia –este señor hace de todo: te cura una herida, te canta, te casa…–. Doctor Muerte, en este caso, termina no liándola parda –aunque ha estado a punto, para ser honestos– y ya todo el mundo ha podido respirar un poco más tranquilo. Como ya he dicho, lo del Dr. Bell lo veo abocado a una drogadicción de manual –si es que no me sorprenden con otra cosa– y a que va a ir de mal en peor. Por ahora se le ve muy confiado, un poco chulo, pero ya veréis el revés que se va a llevar.

"Es normal". Ay, Irving, que
has flipado un poco
Una que se puede llevar otro revés como siga así es la Dra. Okafor. Sería una gilipollez negar que Mina es una gran cirujana y sólo es residente de cuarto año. Sin embargo, su temeridad y exceso de confianza pueden llevarle a que tenga algún problema algún día. Esta vez, la que debe de ser su supervisora, o la persona a la que estaba al cargo, ha decidido “ponerla en el banquillo” tras saltarse todos los protocolos juntos a Conrad y realizar una traqueotomía sin ningún tipo de supervisión. Ella se lo toma bien, algo que incluso le resulta extraño a Irving, pero, como ella misma dice, prefiere no decir nada para “poder operar mañana”. Posteriormente, cuando Conrad se entera de que el Dr. Bell va a volver a meterse en el quirófano, insta a Mina a meterse de por medio y que le asista, lo que significa que ella haría la mayor parte de la operación. Randolph termina rechazando la idea por completo y le regala una perla: “Se te ha subido el ego” –le dijo la sartén al cazo, amigos y amigas–. Si en el futuro del Dr. Bell veo una drogadicción, en el de la Dra. Okafor veo una hostia contra la pared, o séase, un paciente muerto en la mesa de operaciones por exceso de confianza e imprudencia. Me inclino hacia esto para que haya un cambio en Mina, pero esto puede tener dos efectos: que se venga abajo y pierda toda la confianza –pasamos de ir de grandes cantidades a ínfimas–, o que salga reforzada de ello al aprender del error que ha cometido. Esto es lo típico que vemos en todos los dramas médicos, pero, como digo, nos pueden sorprender.

Quiero darle un abrazo fuerte
En este episodio, he visto a Conrad tocado, honestamente, y me lo he creído de veras. ¿Os acordáis de aquel tío chulo que “nunca se equivoca”? Aquí no le he visto tanto y me alegro. También es cierto que tiene mucho que ver con el John Doe –o en su casa conocido como Erik– que es clasificado incorrectamente por la enfermera y que termina con el chaval, que venía por un golpe en la cabeza al tener un accidente con el monopatín, muerto. Menuda cagada TODO desde su llegada, colegas. Entiendo que cuando hay un accidente con múltiples víctimas Urgencias se convierte en un caos, no sabes qué hacer, tienes que pensar rápido y, cuando es tu primer día, todo se te hace terriblemente grande, pero, coño, un golpe en la cabeza, como le dice Conrad, es prioridad y más vale pasarse de cuidadoso a que no, como ha sido en este caso. No estaba admitido ni identificado, su clasificación era errónea, y, luego, miran su carné de identidad y no se dan cuenta de que NO es él porque la chica tapa la fotografía. ¡Pero vamos a ver! ¡¿Para qué está la fotografía?! ¡Que no la ponen por poner! Señor mío… De todas formas, me ha parecido bien lo que le han dicho Irving y Devon a Conrad para que no machacase a la enfermera. Ha sido un error tremendo, pero es mejor invertir las energías en el resto de pacientes. Toda esta serie de catastróficas desdichas ha terminado con un padre pasando por un trauma innecesario al comunicarle que su hijo había muerto cuando ni siquiera estaba todavía en el hospital. Diría que esto podría denunciarse, pero, a lo mejor, al ver el señor que, finalmente, salvaron a su hijo con la traqueotomía de urgencia que le realizó Mina, le llevó a no ir por ese camino. Este error garrafal ha hecho que Conrad tenga cierto cargo de conciencia y que no pudiese sacarse a la familia del chico de la cabeza. Menos mal que la vuelta de la enfermera que normalmente suele estar ahí ha traído cierta paz a Hawkins, aunque no para la madre de Erik, al encontrar su teléfono y llamarla.

Nic en modo Jessica Jones
Llevamos un par de episodios en los que Nic y nosotros llevamos oliéndonos que algo pasa con la Dra. Hunter y su clínica. Con la llegada de Lily al Chastain, Nic está dispuesta a descubrir qué esconde el dichoso lugar. Tras ver que no tienen el historial de la paciente y que la clínica parece haberlo mandado pero no –a mí me ha sonado todo más a una mentira para ganar tiempo o algo así–, la enfermera se persona allí para cogerlo en mano, dado que el email no es un método que usen para enviar este tipo de información y el fax parece “no funcionar”. Al ver una puerta que se queda abierta, Nic decide echar un vistazo y lo que contempla es una sala donde una docena de personas están recibiendo su dosis de quimioterapia. Nevin es lista y toma una fotografía para luego investigar un poco más, como qué hay en las bolsas que les están administrando. Todo el ambiente de la clínica parece más propio de una mafia que de otra cosa –las mafias se llevan mucho en esta serie: que si la clínica, que si el departamento de enfermeros compinchado con el Dr. Bell para taparle las cagadas– y da mal rollo, como lo de no comprobar que están todos los papeles en el propio lugar. La verdad es que es una de las tramas que más me llama la atención, y esas conversaciones pasivo-agresivas entre Nevin y Hunter no hacen más que añadir más leña a mi curiosidad.

En general, el episodio no ha estado nada mal, aunque sí es cierto que veníamos del anterior donde la carga política, económica y de actualidad era apabullante. Esta semana ha ido, como decía al principio, más tirando a los sentimientos y poniéndonos un poco blanditos –a lo mejor es porque San Valentín está cerca–. Esto no sólo lo hemos visto con Shirley y Howie, sino también con Devon y su novia, Priya, al proponerle que se tomen unos días libres. Mi pregunta es: ¿un residente de primer año se puede coger días libres? Hombre, si estás enfermo lo entiendo, ¿pero para irte por ahí? No sé, a lo mejor es que tengo la sensación de que la carrera como médico te esclaviza un poco y lo de tomarte días libres cuando estás como residente me parece una utopía. Por lo demás, me gusta que, por el momento, la serie haya ido por el lado más crítico hasta ahora –que seguro que volverá– y que esta semana haya tirado por otros derroteros, más centrados en el paciente, aunque todavía con el rabillo del ojo puesto en que esto, desgraciadamente, es un negocio. Creo que todas las semanas ese nivel de intensidad puede terminar quemando a uno, así que este episodio ha venido bien.

Por mi parte nada más excepto animaros a que dejéis vuestros pensamientos, sentimientos o cualquier cosa que se os haya pasado por la cabeza al ver el episodio. ¿Os ha gustado? ¿Os ha horrorizado? El apartado de comentarios es vuestro.

¡Hasta dentro de tres semanas!

P.D: Necesito más primeros planos de Matt Czuchry. No tengo nunca suficientes. Es más, me pones un episodio sólo de primeros planos de él y me hacéis muy feliz.
P.D.D: El verdadero Ian nos ha dado un susto tremendo con sus niveles bajos de calcio durante la operación. La tensión me ha subido como la espuma.
P.D.D.D: El momento en el que Irving abraza a la enfermera Hundley me ha parecido maravilloso. Creo que me ha representado en cierta forma.
P.D.D.D.D: ¡Hoy es mi quinto aniversario en el blog! Qué mejor que celebrarlo con mi marido Matt, ¿no? ¡Y con vosotros!



Irene Galindo (@MissSkarsgard)

2 comentarios:

  1. Hola!

    Estoy intrigadísima con la clínica privada. ¿Les da más quimio de la apropiada para que mueran primero? Se quedaría sin pacientes, no le veo sentido. O es para dejarles KO y que pasen más tiempo en recuperación? No sé, no entiendo nada. ¿Tienes alguna teoría?

    El resto estuvo bien, aunque el número de cagadas por los recortes va a aumentar, y me da algo de pereza ese tipo de trama. Porque la única solución es que de repente caiga del cielo una financiación y se termine el problema. Me resultaría aburrido no sé.

    Un besito Irene!

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    1. ¡Muchas gracias por tu comentario, Petrushka!

      No creo que se los quiera cargar. Mi teoría es que la Dra. Hunter lleva a sus pacientes hasta el límite con la quimio y, claro, eso puede tener o buenos resultados o catastróficos, llevando a algunos a la muerte, cosa que intenta tapar. En su clínica tiene una privacidad y puede utilizar los métodos que quiera y como quiera, cosa que en el hospital no.

      Con lo de los recortes estoy de acuerdo, o van a peor o financiación milagrosa. De todas formas, puede que la forma de llevarlo, indistintamente de qué pase primero, sea diferente a lo que hemos visto. Tengo confianza, no sé. De todas maneras, las situaciones extremas me suelen molar. Hay que tirar de ingenio y pueden ser interesantes.

      Un beso para ti también :)

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