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19/11/17

Crazy Ex-Girlfriend y su brillante forma de abordar el feminismo y la salud mental


Rachel Bloom es una bendición, y Crazy Ex-Girlfriend su gran legado. Es una mujer que con solo 30 años se las ha ingeniado para crear una serie llena de buena música, de risas y, sobre todo, de inteligencia. Porque detrás de toda esa "exageración", de ese histrionismo que en ocasiones ha podido resultar algo excesivo, hay muchísima humanidad. Son personajes tan bien escritos, con motivaciones y padecimientos tan reales, que a veces duelen. Y particularmente dolorosa, pero también brillante y necesaria, es precisamente lo que está siendo su tercera temporada.

Spoilers de los seis primeros episodios!)

No tengo palabras para describir lo maravilloso que es lo que han hecho con Valencia, la forma en que la han humanizado en lugar de convertirla en un cliché.

Hace unos días nuestra compi Victoria escribía sobre el impactante quinto episodio, y reflexionaba sobre la forma en que Crazy Ex-Girlfriend ha pasado de ser una comedia musical a un drama complejo. Y lo cierto es que es ahora cuando todo el dramón ha estallado, pero Rachel Bloom ya había plantado ingeniosamente las "semillas", las bases, a lo largo de las dos primeras temporadas. Porque esta serie, aunque pueda resultar contradictorio afirmarlo, nunca ha ido realmente sobre Josh Chan. La serie trata sobre una mujer que quiere encontrarse a sí misma, y que pensaba que todas sus respuestas estaban en ese chico con quien comparte uno de sus pocos recuerdos luminosos. Pero Josh es, a fin de cuentas, una excusa para hablar de quién es ella.

Recuerdo una frase que dijo Paula, hace temporadas, que me impactó mucho. Ella, enfadada por el desastre con las finanzas que estaba siendo Rebecca, exclamó "how can you be SO smart and SO NOT smart?", y creo que eso sintetiza muy bien quién es nuestra protagonista. Rebecca es una persona que conoce a la perfección la teoría feminista; una brillante profesional con grandes capacidades pero, al mismo tiempo, un desastre que no sabe manejar sus emociones. Una heroína que a veces puede recordar a Fiona de Shameless US: inteligente y fiera, pero también vulnerable, insegura y propensa a tomar un cúmulo asombroso de decisiones de mierda.

¿Qué hemos hecho para merecer tanta genialidad?

Y... ¿no es esto el feminismo, a fin de cuentas? He leído mucho a feministas debatir sobre esta cuestión. Y es indudable que mujeres tan extraordinarias como Rey de Star Wars son necesarias, pero tanto como ellas lo son las Fionas y las Rebeccas: mujeres imperfectas y complejas que tropiezan una y mil veces con la misma piedra, llenas de defectos y dudas - muy en la línea de lo que contó la estupenda Fleabag. Porque Rebecca, como decía, puede hablarte en detalle sobre los techos de cristal, pero falla a la hora de aplicarse al cuento: no logra entender cómo el patriarcado la ha afectado tanto a sí misma, haciéndole creer que todos sus problemas se solucionarían casándose con un hombre.

Pero esa es la genialidad de Crazy Ex-GirlfriendRachel Bloom escribe estas cosas con toda la intención, manteniendo un gran control sobre la narrativa. Ella sabe perfectamente lo que está contando, y de qué está haciendo crítica. Y, aunque en esta tercera temporada todo haya, como decía, estallado, las críticas aunque más sutiles– al patriarcado, y la cuestión de la salud mental de Rebecca, ya estaban sobre la mesa desde el primer episodio. Josh nunca fue importante por sí mismo, sino por todo lo que Rebecca proyectaba en él. Y está siendo muy estimulante que Rachel Bloom vaya a abordar con contundencia, por fin, este tema tan difícil. Y digo difícil porque el propio equipo de la serie ha admitido lo complicado que ha sido escribir estos episodios...




Gracias por tanto, chicos. Nunca la "ex novia loca" había sido tan humana, y el chico implicado en el culebrón... tan irrelevante.




Isidro López (@Drolope)

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