La tercera temporada de Outlander es, sin duda, una de las más
sufridas desde el primer episodio y este cuarto no iba a ser menos. No
exageraría nada si dijera que cada episodio me deja con un nudo en la garganta
y los ojos llorosos. Este, por el momento, se ha llevado media caja de kleenex.
Oh, maldito escocés pelirrojo, me tienes ganada por completo. Si queréis saber lo que ha pasado, no dudéis en seguir leyendo. ¡Spoilers a tutiplén!
Lo primero de todo es
presentarme. Soy Irene Galindo y
esta semana Isidro me ha pedido que me encargue de la review de Outlander, una
de mis series preferidas. Así que, con mucho gusto, os traigo mis pensamientos
sobre este episodio en el que ha pasado de todo.
Te como la cara, Claire |
Si en cada capítulo intentan que
haya un equilibrio entre la historia de Claire y la de Jamie, aquí se ha ido
todo a la mierda, porque la historia con
mayor peso es la de él, además de la más interesante, siendo sinceros. Empezando
con Claire, después del final del
anterior episodio, con la muerte de Frank –y yo llorando como si se me acabase
de morir a mí en los brazos–, ha
decidido que ya es hora de buscar a Jamie de una vez por todas, por lo que
volvemos al final de la segunda temporada. Sinceramente, la linealidad de la
trama de Claire queda un poco desencajada porque pasamos de su vida en Boston a Escocia, no vemos el luto de Brianna
por Frank o cómo Claire le da la noticia a su hija. Me ha faltado eso, pero la
situación se sigue bastante bien y tampoco se puede perder mucho tiempo. En 1968 vemos al trío formado por Claire,
Brianna y Roger –no eres más cuqui porque creo que es ya inhumano; te como
la cara– revisando papeles y más papeles
para dar con el paradero de Jamie, el cual se pierde en 1756 al salir de
prisión. Esto lleva a Claire a una frustración enorme que culmina en un sentimiento de derrota, lo cual me impulsa a
abrazarla –o a abrazar mi portátil–. Claire se desespera porque no puede
esperar más para ver a Jamie, contarle lo que ha pasado, hablarle de su hija y
volver a ser, en el fondo, feliz. Claire ha sido muy fuerte y valiente durante
los últimos veinte años, ha sabido buscarse su camino al estudiar Medicina y
seguir su ambición, pero sigue faltándole algo y es comprensible: cuando pierdes al gran amor de tu vida, una
parte de ti se pierde con él, lo que hace que el camino se endurezca más de
la cuenta. Claire decide volver a Boston
y darse “por vencida”, y lo pongo entre comillas porque no lo creo realmente. Necesita respirar
un segundo y luego volver a la carga, o por lo menos eso espero. Una de las
escenas que más me ha gustado es la del bar. Me encanta la perla que suelta
Claire: “Esto es 1968. Y tenemos el
mismo derecho que cualquier otro hombre a sentarnos aquí”. Brianna, no
sabes la suerte que tienes de tener una madre como la que tienes. Desde que
empezó la temporada, Claire tiene unas frasazas sobre el machismo de la época
que estoy a punto de empezar un crowdfunding
para hacerle una estatua y ponerla en alguna plaza.
YAY! |
En cuanto a su hija, Brianna y Roger siguen teniendo un crush el uno por el otro que se ve
desde el satélite de la Agencia Espacial. Hay un par de cosas de ella que me
han sorprendido. La primera es que hacía
tiempo que no llamaba a Claire “mamá”, cosa que no sabemos por qué pero se
puede intuir. Creo que Brianna culpa a su madre de la desgracia de Frank y su
final, o es posible que tenga algún resentimiento por no haber estado tanto
tiempo en casa. Brianna me cayó un poco
mal en la anterior temporada y le estoy dando oportunidades porque no creo que
sea mala chica, simplemente que no puede llegar a comprender ciertas cosas
completamente, como el gran amor de Claire por Jamie. La segunda cosa es esa
conversación entre Brianna y Roger. Es
significativo que ella quiera y no encontrar a Jamie porque, por un lado,
quiere que su madre vuelva a ser feliz, pero teme que no vuelva al presente,
que no encuentre motivos para volver al ya estar con Jamie, o que le pase algo
y no pueda volver. Me parece una reacción normal, humana. Por eso, lo
idóneo sería que Brianna fuese con su madre al s. XVII –vale, pobre Roger, lo
sé–. Definitivamente, Claire tiene una buena razón para volver siempre al
presente y es su hija, eso es indiscutible, pero entiendo su miedo. Roger, por
su parte, no quiere encontrar a Jamie porque eso significaría que ella tendría
que volver a Boston. ¡Y por fin se
besan! Ay, Señor, qué paraditos y qué cuquis. El final del episodio para
estos tres me lleva a tener un gran pesar por dentro porque no puedo esperar a
que le encuentren, Claire cruce las piedras y se vuelvan a ver. Va a ser EL
reencuentro -¿os acordáis del de Operación
Triunfo? No le llega ni a la suela del zapato-.
Me alegré tanto de esto que no os lo podéis imaginar |
Por su parte, la historia de
Jaime ha sido una puñada en el corazón tras otra. No entiendo cómo hay gente
que dice que Sam Heughan actúa mal o está en un nivel inferior respecto a
Caitriona Balfe y Tobias Menzies. ¡Pero si se come la pantalla! Y en este
episodio lo ha vuelto a hacer con creces. Jamie
es un hombre torturado por dentro y por fuera, y la pérdida de Claire lo ha
tocado de una manera profunda. Podríamos decir que está en ruinas y se
mantiene como puede. Ahora que Lord John
Grey –de verdad, este señor me cae superbien y sólo lo hemos visto en dos
episodios– le ha devuelto su vida al
recomendarle para estar al servicio de Lord Dunsany, Jamie va poco a poco
saliendo del pozo en el que estaba metido –casi literalmente ya que estaba en
Prestonpans–. Alexander MacKenzie –dejamos el “James” a un lado de momento– es
el mozo de las caballerizas –cómo no– y los Dunsany están contentos con él.
Sinceramente, me parece un detalle que
Lord Dunsany guarde el secreto de Jamie y le dé una nueva oportunidad. Ya
sabemos que las clases altas pueden ser muy hijas de puta y ponerte contra las
cuerdas. Para eso ya tenemos a Geneva,
una mujer con un carácter difícil,
insoportable, que recibirá una bofetada de la realidad cuando la comprometan
con el conde de Ellesmere, un señor que, en palabras de la novia, podría
ser su abuelo. En el otro extremo tenemos a Isobel, una mujer simpática,
de buen corazón y que, con sólo cinco minutos en pantalla me había ganado –al
final del episodio ni os cuento–. Después
del compromiso, Geneva empieza a desarrollar una cierta fijación por Jamie
-¡quién no, hija mía! Ponte a la cola– y se lo lleva de paseo con el caballo,
lo cual termina con ella embadurnada en lodo porque Jamie no está para
gilipolleces de niña caprichosa. Sin embargo, Geneva es muy lista y la visita –y posterior cagada– de Lord
Melton le llevan a tener una ventaja sobre MacKenzie: sabe quién es de verdad.
Esto nos lleva al chantaje y a la
escena que ha dado bastante que hablar entre el fandom, la primera vez de
Geneva, por Jamie Fraser. Llamadme loca pero me lo tomé como una ofensa
personal. ADORO a Jamie y Claire juntos, ME ENCANTAN, por lo que la escena de sexo me pareció ¿incómoda?
Lo más extraño es que, a parte de la incomodidad porque, mira, chantajear a
alguien para llevártelo al huerto me parece deplorable, también me pareció dulce y educada porque ella se muestra tan dubitativa y él no quiere hacerle daño. Esta escena me recuerda en
cierta forma a la primera vez entre Jamie y Claire, uno estando más perdido que
un pulpo en un garaje sin saber muy bien qué hacer con las manos, y la otra
guiándole. En esta ocasión, Jamie sería Claire y Geneva, Jamie. A pesar de todo
esto, si me pongo en la tesitura de Geneva, entiendo por qué lo hace: quiere
que la primera vez sea especial y, entre un abuelo y un tío, más o menos, de tu
edad, la elección está clara a no ser que te vaya la marcha del IMSERSO –aquí cada
uno tendrá su opción personal y tampoco hay que discutirla, ¿eh?–. Lo que le
reprocharía a Jamie es lo siguiente: ¡¿tan
difícil era no eyacular dentro de ella, lad?!
Ay, qué necesario era un condón aquí, por Dios bendito. La escena en sí tiene su polémica y es la siguiente: ¿Geneva viola a Jamie o no? A pesar de las sensaciones que me produce el momento en sí, no se puede ignorar una cosa y es que Jamie tiene relaciones sexuales con ella porque ella le chantajea con contar quién es y poner a su familia en peligro. Si bucamos "violación" en Google encontramos la siguiente definición: "Delito que consiste en tener
relaciones sexuales con una persona sin su consentimiento o con un
consentimiento obtenido mediante la violencia o la amenaza". Por tanto, al obtener el consentimiento de Jamie mediante la amenaza, estaríamos hablando de una violación en toda regla. Os animo a dejar vuestra opinión sobre este asunto que lleva años debatiéndose desde la publicación del tercer libro. Dejando esto a un lado,
la diferenciación que hace Jamie entre
el amor y la lujuria me parece acertadísima y de una delicadeza y sentimiento
extraordinarios. “El amor es cuando le entregas tu corazón y tu alma a otra
persona y que la otra persona también lo haga”. Jamie, por favor, que no tengo
para pañuelos ya. Nuestro escocés no ha olvidado a la sassenach y ¡¿cuándo se van a encontrar?! No puedo con los nervios
ya. La noche de pasión tiene sus consecuencias, Geneva se queda embarazada, pero la alegría no durará mucho. Esta termina muriendo desangrada tras el
parto, el conde de Ellesmere sabe que el niño es un bastardo y se forma movida
en el palacio. ¡Menos mal que Jamie está ahí para echar una mano! ¿Soy la
única a la que le ha parecido tremendamente sexy cuando nuestro pelirrojo
favorito se carga sin vacilar al conde? Los calores, queridos lectores. Y de los calores paso a la ternura total al
ver cómo Jamie, al coger a su hijo en brazos, se le hace el culo Pepsi Cola.
Me ha parecido un detallazo el momento del paseo tanto por parte de Lady
Dunsany como por parte de Isobel. La primera le informa de que la muerte del
conde fue accidental, que conoce su secreto –aunque no su nombre verdadero– y
que puede volver a Escocia cuando lo desee. Jamie rechaza la oferta por el
momento excusándose con que los tiempos allí son difíciles, pero realmente lo
hace por estar con Willie, su hijo. Isobel, por su parte, se disculpa por la
bofetada que le dio el día de la muerte de su hermana y le agradece el gesto
que tuvo con su hermana –nunca un polvo fue tan agradecido–.
NO PUEDO CON LA VIDA |
Y aquí damos un gran salto hasta ver a Willie, que ahora tiene siete
años, convirtiéndose en un gran jinete de la mano de su padre y con el secreto
a punto de explotar en palacio. Willie siente un gran cariño por Jamie y,
cuando este le dice que tiene que irse, el niño explota, no sin llevarse unos
azotes en el culo por insolente, un detalle muy de padre pero, al mismo tiempo,
puede parecer fuera de lugar porque Jamie es el mozo de cuadras. Sin embargo,
aunque en ese momento Willie me cayó
un poco mal –los niños de las altas esferas, chatos–, se ganó mi corazón posteriormente con la escena del apestoso papista.
“Quiero ser como tú”, le dice Willie a su Mac, y a mí se me cayeron los
lagrimones sin remedio. Es tan dulce que yo no me quería despedir de él. La
escena en sí tiene su parte tierna y su parte cómica muy bien equilibrada, y con
la serpiente entremedias, lo que me tocó la patata un poco más, para qué
negarlo, fue el broche de oro, al igual que le “bautice” y que su segundo
nombre sea James. Otra escena importante
es la conversación entre Jamie y Lord John Grey. No he leído el tercer
libro –prefiero leerlo después de ver la temporada y así disfrutar la serie
más, algo que no me pasó con la anterior temporada por la previa lectura del
libro–, pero he leído que los fans andan un poco divididos con la escena. Jamie le pide un favor a Grey y es que
ejerza de padre de Willie y, a cambio, le entregaría su cuerpo. Lord John
se queda atónito pero rechaza la oferta porque, aunque le gustaría al sentir
cierta atracción por él, sabe que no lo hace porque tenga sentimientos amorosos
por él, sino que lo hace por su hijo. La
reacción de Lord John me gustó mucho porque no quiere aprovecharse de Jamie, es
consciente de que no tiene con qué pagarle tan grande favor, y lo hace con lo
único que tiene, que es su cuerpo. Otra persona, con mucha mala baba,
podría haber aceptado la oferta, pero aquí lo importante no es el provecho de
uno, sino un niño que necesita una figura paterna y que hay un hombre que se
arrodilla, que casi suplica, que le haga el favor. Es mirar a los ojos a un
hombre desde el mismo nivel, desde uno humano, y Lord John Grey no para de
descubrirse como un hombre con el corazón de oro. De verdad, este señor me cae muy,
muy bien. Por su parte, el gesto de
Jamie dice muchísimo tras todo lo sufrido con Black Jack Randall, es capaz de
llegar hasta ese límite por su hijo. Es un padre entregado en las sombras.
El dilema entre los fans, por lo que he podido leer, viene por parte de dos gestos. El primero sería cuando Jamie pone su mano izquierda encima
de la de John Grey, algo que algunos se han tomado como una invitación ¿a
algo más? No lo he entendido así. La lectura que yo le saco es que pone la
segunda mano como una forma de darse por completo en una amistad, un
reforzamiento de las palabras (“Y siempre tendrás mi amistad”). Además, es una
referencia al episodio anterior, cuando Jamie quitó la mano; definitivamente
confía en él. El segundo gesto es la
falta del beso en los labios de Jamie a Lord John Grey que sí aparece en el
libro. Algunos han dicho que no entienden por qué lo han quitado, otros
prefieren que no haya aparecido. Yo aquí no puedo decir nada porque no sé cómo
es en los libros ni creo que entienda el significado sin leer esa parte, pero a
los que los habéis leído, os animo a que me contéis si preferirías el beso en
la serie o no y por qué. Podemos aprender mucho de los lectores y su punto de
vista. La escena final, la otra
despedida, ha sido acusada por algunos de “efectista” por la canción de fondo,
la versión de Walk Off The Earth de la canción de Bob Dylan A Hard Rain's Gonna Fall. Para mí, ha sido
una escena perfecta, con ese sentimiento de pérdida, de lo difícil que es dejar
a tu hijo atrás por su bien, y las lágrimas de un padre y un hijo que no
quieren separarse. Y, cómo no, a mí se me cayeron los lagrimones porque lo que estaba
viendo dolía de verdad, y Sam lo estaba transmitiendo a la perfección –¿en
serio que hay gente que dice que no está a la altura del resto del elenco? Que
se gradúen la vista, por favor–.
En general, este cuarto episodio
me ha parecido especialmente duro, sobre todo por parte de Jamie, y frustrante
para Claire quien, poco a poco, veo que va perdiendo las esperanzas. Me muero
por que se reencuentren porque no tengo ni idea de cómo va a ser, pero espero
que sea muy especial. Estos dos se merecen todo lo mejor y el hype me puede. La temporada está siendo
francamente fabulosa, los nuevos personajes me gustan y yo estoy entregadísima
con la serie.
Mis niños sufren y yo sufro |
Por mi parte nada más excepto
animaros a que dejéis vuestros pensamientos, sentimientos o cualquier cosa que
se os haya pasado por la cabeza al ver el episodio. Espero que no os haya
importado que me haya hecho cargo de la review
de esta semana. Isidro volverá en la siguiente.
¡Hasta la semana que viene!
Irene Galindo (@MissSkarsgard)
Hola Irene!!!
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu comentario. En este caso, el peso del capítulo lo ha llevado Jamie (y muy bien llevado, por cierto). Efectivamente, la gente que dice que Sam Heughan está por debajo en cuanto a interpretación, debería graduarse al vista.
La canción final, ese "cover" de la magnífica pieza que compuso Dylan es...uff...y como refleja el momento de desesperanza de Claire y Jamie.
Muchas gracias.
¡Muchas gracias por tu comentario, Isa Isa!
EliminarSam se está comiendo la pantalla esta temporada y espero que le lluevan nominaciones, que se las merece muchísimo.
La canción me parece espectacular y creo que está perfectamente elegida.
De nada y muchas gracias a ti por comentar :)
¡¡Hola Irene!! Muchas gracias por la crítica :)
ResponderEliminarMe ha parecido un gran episodio, Outlander lleva una racha increíble... como comenta Isa, el peso lo ha llevado Jamie, y estupendamente... la gente que dice que es mal actor debería ir al óptico, porque mira, nop.
Es cierto que la escena de sexo de él y la "pija" se sentía algo rara, es extraño verle con una mujer que no sea Claire, pero al mismo tiempo tenía... esa ternura, esa dulzura... aunque sí que es cierto eso que comentas. Técnicamente estamos hablando de una violación, por muy "cuqui" que la pinten. Él nunca tuvo control sobre la situación, y si hubiera sido a la inversa (hombre forzando a mujer), probablemente habría dado todo el asco. Pero esa es la magia de la escena... que nos "desnuda" a la mujer, nos hace ver que realmente solo es una "niña" jugando a tener el control y queriendo descubrir el sexo... y Jamie supo ver eso, su fragilidad, supo darle lo que necesitaba, ese fuego, pero también ternura. Me gustó por eso, pero sí es cierto que es problemática, no me extraña que esté siendo tan discutida.
Lo de Willie ha sido PRECIOSO, últimamente no damos para pañuelos... me ha parecido un episodio muy bonito y emotivo, realmente no se me ocurre qué criticarle. Quizá habría sido interesante ver el beso de Grey y Jamie como en el libro, no digo que no, pero la escena de por sí es bastante buena tal cual está en la serie, así que tampoco le pondría esa pega.
Un abrazo! :)
¡Muchas gracias por tu comentario, Isidro!
EliminarOutlander se está marcando una gran temporada llena de sentimiento y a nosotros nos los tiene a flor de piel.
Esa escena se siente, como tú dices, "rara". Primero porque no es una escena de sexo entre Claire y Jamie, sino con otra mujer, y esa otra mujer está jugando a tener el control. Sí, es solamente una niña que no sabe muy bien qué hacer aunque tiene la idea clara. Creo que es una manera de empatizar con ella, entender por qué hace lo que hace.
Todo lo de Willie es bastante precioso. Me pregunto qué hará cuando sea mayor. ¿Le dirán la verdad e irá en busca de su verdadero padre? Es una pregunta que me ronda la mente. Sobre lo del beso, hubiese sido un poco sorprendente por la personalidad de Jamie a lo mejor, pero me lo hubiese tomado como un gesto de que él confía totalmente en Grey. De todas formas, la escena me gusta tal y como está.
¡Otro abrazo para ti y de nada! :)