Girls se despidió de sus fans hace un par de meses con cierta polémica sobre su temporada final y el cierre de la misma, y es justo cuando he decidido que era el momento para empezarla.
No me animé con esta serie antes
porque estaba convencida de que la iba a odiar. Había leído por Twitter a mucha
gente decir que si odiaba a no sé quién, que si no entendía a Fulanita…, y tuve
la percepción de que odiaría a todas y cada una de sus protagonistas, que se me
atascarían en la garganta y no podría seguir con la serie. Sin embargo, un
amigo me la vendió bastante bien sin spoilers de por medio y me dije: “Estoy en
el momento perfecto para empezarla”. Cuatro chicas en Nueva York, “la mejor
ciudad del mundo”, según Elijah –a tus pies, ahora y siempre–, con
personalidades totalmente diferentes pero que comparten algunos aspectos en
común: el egocentrismo, el narcisismo y el egoísmo. Se lo achacan las unas a
las otras, pero siguen el dicho que reza “ver la paja en el ojo ajeno y no ver
la viga en el propio”. El psicoanálisis viene muy de vez en cuando, cuando se
ven muy jodidas. El resto del tiempo el psicoanálisis se lo hacen a la de al
lado. Cuando mi amigo me habló sobre Girls, mi atención recayó en Shoshanna
(Zosia Mamet), dado que estábamos en un momento de la vida más o menos similar.
Ella estaba a punto de terminar la carrera – le faltarían un par de años – y yo
lo he hecho este año. El resto (Hannah, Marnie y Jessa) andan buscando su
camino y yo, en el fondo, con ellas. Aunque me recomendaron ver una temporada
por año, sabía que no podría parar de verla. Lena Dunham dijo en una ocasión
que esta serie servía para que los espectadores no cometiesen los errores de
sus protagonistas, y yo me lo he tomado un poco como tal. Pero eso no quita
que, en un futuro, yo los cometa. No es malo cometer errores, es parte del
viaje a la madurez –algo que Hannah y cía conocen poco–.
“Disfruta del camino de la vida siendo tú misma”. Marnie
Me he sentido identificada con
todas ellas porque, si lo pensamos fríamente, todos tenemos un poco de ellas, aunque
las amemos y las odiemos. Estoy en un momento personal en el que me encuentro
perdida, como ellas mismas. Estoy a punto de salir de mi zona de confort, mi
vida estudiantil, y ahora toca elegir un nuevo camino. Tengo que saltar de un
precipicio y no sé muy bien si voy a caer bien o me voy a dar con una roca en
la cabeza –vale, ahí me he pasado. Sólo soy yo siendo dramática. No me lo
tengáis en cuenta–. Lo que quiero decir es que entiendo esa sensación de “no
saber qué hacer”, si mi futuro es blanco o negro. Shoshanna dijo una frase que
me gustó muchísimo: “Simplemente no entiendo por qué nadie te dice lo horrible
que va a ser el mundo real”. Ni siquiera he “tocado” el mundo real y ya siento
un vértigo importante. Su frase me llevó a pensar lo siguiente: ¿realmente
estoy preparada para el mundo real? Y creo que Shoshanna pensaba lo mismo. ¿Nos
preparan o solamente nos intentan meter durante años una gran cantidad de información
que sólo nos sirve para repetirla como papagallos o para vomitarla en un
examen? ¿Realmente eso es “formación”? Shoshanna toca algunos temas muy
interesantes como la presión por perder la virginidad, como si esta fuese algo
malo. No, nadie debería sentirse presionado por “perderla”, pero ella lo siente
y seguramente que muchas mujeres (y hombres) se sentirán así. El viaje de
Shoshanna puede ser el mío, el ir de entrevista a entrevista y ver que no me
cogen por X o por Y, y ser testigo de ello me permite no sólo tener cierta idea
de cómo podría ser –tengamos siempre claro que esto es ficción– y de qué
podría hacer o no ante una situación como esta. También habría que tener en
cuenta que no soy como Shoshanna, no me identifico 100% con ella –ni tenemos
los mismos gustos ni la misma forma de ser–, por lo que mi posterior forma de
actuar puede ser muy diferente. Sin embargo, me ha gustado su último paso –no
voy a comentar nada por los spoilers–. Ha sido un paso que denota cierta
madurez, aunque no deja de ser doloroso. Es un paso que yo misma he dado y que,
a pesar del dolor, hay que tomarlo por el bien de uno.
“No puedes hacer que las cosas que no significan nada signifiquen algo”. Jessa
No solamente me he sentido
identificada con Shoshanna, con Hannah (Lena Dunham) también he tenido una especie de
conexión. Mi entendimiento se centra más en su parte más artística que otra
cosa. Sus ganas por escribir, por ser “una voz de una generación”, me parecen
fantásticas y comprendo perfectamente su pasión por ello, esa relación que ella
tiene con su escritura y su creatividad. Comprendí muy bien por qué lo dejó en
cierto momento, porque sé lo que es dejar algo y sentirte como una mierda, pero
va en tu beneficio, sobre todo mental. La presión puede con nosotros y está bien
reflejarlo. No somos perfectos y la imperfección de Girls es lo más precioso
que tiene la serie. Lena Dunham ha hecho un gran trabajo mandando ese mensaje:
no eres perfecto, acéptalo y haz las paces contigo mismo. Inténtalo. Cuántas
veces nos machacamos por no ser como Menganito/a, por no tener el cuerpo 10,
por no sacar las mejores notas o rendir más en el trabajo, sentirnos de esta
manera o de la otra, y un largo etcétera que podría estar aquí hasta mañana. La
sociedad en la que estamos nos lleva a una competitividad voraz que no hace
bien a nadie y esa presión nos termina por desanimar y/o llevarnos a unos
límites que no son para nada sanos. Sí, es cierto que la competitividad puede
llevarnos lejos porque trabajamos más, pero, ¿a costa de qué? ¿De nuestra
felicidad, de nuestra salud mental? Sólo hay que ver cómo Hannah, por intentar
llegar a esa perfección en su creatividad, agrava su TOC (Trastorno Obsesivo-Compulsivo).
Dentro de toda la imperfección de Girls, de todas las malas elecciones de
Hannah, Marnie, Jessa y Shoshanna, residen ciertas lecciones. Una de las que
más me gusta –y que ha sido muy polémica– es la conformidad y aceptación del
cuerpo de uno. Sí, Lena Dunham no tiene un cuerpo perfecto, pero es real, y
creo que eso tiene que ser lo más importante. Te puede hacer sentir incómodo en
un primer momento porque no estás acostumbrado –la primera yo, y luego me sentí
muy estúpida por ello porque, amigos, no tengo un cuerpo perfecto ni mucho
menos–, pero ese primer choque se debería desvanecer con el tiempo. No todas
las mujeres tenemos unas medidas de 90-60-90, ni tampoco todos los hombres son
de ensueño –aquí cada uno que se haga su imagen mental de “príncipe azul” o
whatever que tenga–. Las series deberían reflejar esa variedad de cuerpos, personalidades,
colectivos, orientaciones sexuales, etc., que nos podemos encontrar en la vida
real. Hay que normalizar, no cosificar ni idealizar. Y si idealizamos y
cosificamos, nosotros, como espectadores, deberíamos tener un filtro para
separar lo que es la ficción de la realidad. Me encanta cómo Lena se siente a
gusto en su propia piel como para mandarle un gran “fuck you” a aquellos que se
metan con ella por ello. ¿Podría ser una pose, que no todo el tiempo se sienta
así? Podría, no lo niego, pero no me da la sensación de lo primero, pero sí
comprendería lo segundo. Me resultaría inverosímil que una persona esté feliz y
cómoda todo el tiempo consigo misma –a lo mejor es que no he conocido a nadie
así y sí existen–, porque es normal que las cosas te afecten y tus
percepciones cambien. Si Lena se siente bien con su cuerpo, seguramente es
porque hay un trabajo detrás de cambiar su mentalidad y no dejarse desanimar
por lo que la gente piense o diga. Y me parece estupendo y algo que debería
empezar a hacer –aquí me pongo yo la primera–.
“Me doy cuenta de que no soy diferente. Que quiero lo que todos los demás. Quiero lo que todo el mundo quiero. Lo quiero todo. Solo quiero ser feliz”. Hannah.
Lena Dunham nos habla de varios
asuntos que merecen mucho la pena, como el Trastorno Obsesivo-Compulsivo, el
acoso sexual, el consentimiento, las relaciones de amigos y de pareja,
encontrar un trabajo, perder el miedo a encontrar tu camino tomándote tu tiempo, etc. Sí que es
cierto que hay cosas (detalles, decisiones de ellas, hechos que les ocurren)
que serán incomprensibles o completamente inverosímiles, mas, a pesar de ello,
el viaje ha sido nutritivo, llevándome la sensación de que es normal lo que
siento, que no es malo sentirme perdida, o tener miedo. Es parte del proceso y
tengo que experimentarlo. Girls tiene sus fallos, pero también tiene sus
aciertos, y verla ha sido uno de los míos.
Buenas,
ResponderEliminarme ha encantado tu entrada. Yo también he visto la serie ahora, una vez terminada. Me acuerdo que al principio no me gustó mucho, pero creo que es porque, en parte, la serie pretende que tú te sientas incómodo al ver situaciones reales que estás viviendo, pero no es o mismo vivirlo que verlo en un espejo.
Creo que la serie refleja muy bien nuestra sociedad: egoista y edonistas, pero de una manera que te hace reflexionar y no dejarlo ahí, tirado, sin más.
Un saludo
¡Muchas gracias por tu comentario, Anónimo!
EliminarLa serie tiene muchas situaciones incómodas, pero me parece que ahí, como tú dices, radica su riqueza, pues pueden ser situaciones reales que te permiten reflexionar y preguntarte qué harías tú, cómo reaccionarías o ver que ese camino es justamente el que no quieres seguir.
Le leí a una espectadora que estaba preocupada por la sociedad que reflejaba, si realmente su generación era esta, y diría que sí y que no. Dentro de una misma generación hay una variedad de personalidades muy extensa, y puedes acercarte o alejarte a la que pinta Lena Dunham en Girls. Lo que sí no se puede negar es que la sociedad también nos ha hecho egoístas, pensar más en nosotros que en el prójimo y, por supuesto, eso se tiene que ver reflejado en las series de TV.
Un saludo también para ti.