MOFFAT SE VA POR FIN DE DOCTOR WHO. ¿PODÉIS CREERLO? Acababa yo de ver el episodio de estreno de la tercera temporada de The 100 (maravillosa serie, por cierto), y me conecté a Twitter a zamarrear un rato. Mis viernes por la noche son así de locos. Entonces me encontré con que mi pestaña de notificaciones estaba más petada que el chichi de la Bernarda: todos los tuiteros whovians con los que me llevo bien estaban informándome de la fabulosa noticia. ¡La décima temporada será la última de Steven Moffat! Y, en consecuencia, ¿también la de "su" Doctor Capaldi...?
No es ningún secreto que no soy el mayor fan del trabajo de Moffy. De hecho, hace dos meses escasos os daba 7 razones por las que consideraba que debía marcharse. Pero no todo va a ser criticar a Moffat, que me veis venir y no. El pobre se ha llevado por mi parte más palos que una estera vieja, y eso tampoco es justo. Claro que no. Que luego me llamáis "hater" y eso no puede ser, porque yo en el fondo soy como un rayo luminoso, estoy lleno de amor y de tiernos sentimientos. "Oreo" es mi segundo nombre. Y lo cierto es que Steven Moffat también ha aportado grandes ideas y momentos a Doctor Who.
Hoy no vengo a dar saltitos de alegría en este post por el hecho de que Moffat se vaya de Doctor Who *PLOT TWIST*, creo que eso sería de mal gusto, y más cuando ya he expresado mi opinión a ese respeto tantas veces. Hoy voy a hacer un recorrido por su trabajo y a opinar sobre lo mucho, para bien y para mal, que ha aportado a la serie. Porque Moffat también se merece, y mucho, que hable bien de él:
El hombre que hizo borrón y cuenta nueva
Corría el año 2010 cuando Moffat hizo un barrido espectacular en Doctor Who. Russell T Davies y Julie Gardner ya habían tenido tiempo de sobra (varios especiales tras la cuarta temporada) para despedir al Doctor de David Tennant y, lo que es incluso más relevante: despidieron también a todos sus compañeros de viaje y amigos. Tal era el cambio que quiso hacer Moffat, que desde entonces las menciones a las viejas compañeras se redujeron al mínimo. La sensación de continuidad de la serie que habíamos experimentado a lo largo de las cuatro primeras temporadas se perdió. Ya he hablado hasta la extenuación de cómo esto me disgustó, pero también fue algo que resultó refrescante y necesario.
Siempre he dicho que Davies supo irse en el momento justo, aunque no puede negarse que sus ideas y su forma de entender la serie ya estaban empezando a quemarse un poco, a resultar algo repetitivas. Hacía falta una revisión de las estructuras de la serie, algo completamente nuevo, y Moffat supo traerlo. La quinta temporada fue fantástica, y la introducción de Amy Pond, probablemente una de las más tiernas y emotivas de todo Doctor Who.
Es a Moffat a quien debemos la llegada de la "espectacularidad" propiamente dicha, en su sentido más amplio de la palabra, a Doctor Who. Sus tramas tienen más agujeros que un queso gruyer, desde luego, pero resulta admirable la gran ambición como escritor de la que ha hecho gala. Ha llevado Doctor Who hacia límites que nunca imaginamos que pudiera llegar a cruzar. Convirtió a la TARDIS en una mujer de carne y hueso interpretada por la gran Suranne Jones, un momento cumbre de su trabajo, e incluso llevó a Rory a mandar callar a Hitler. Episodios como "The Girl Who Waited" son una auténtica maravilla que siempre me sacan alguna lagrimilla. Ha tenido fantásticas ideas, y es a él y a su etapa como showrunner a quien debemos que Doctor Who haya ganado tanta fama internacional.
Ya sabéis las razones por las que celebro que se vaya, y lo muy errático que considero que ha sido en su trabajo. Pero, por encima de todo eso, la razón máxima por la que aplaudo su marcha es por el hecho de que su etapa, su momento, ha terminado. Ya ha aportado, bueno y malo, todo lo que podía a Doctor Who, y Doctor Who es una serie que vive del cambio, de las constantes renovaciones. Esa es la misma esencia de la serie, y Moffat, al alargar su presencia, la estaba contradiciendo. Ya lo hizo con la despedida "eterna" de los Pond, y también con todas las idas y venidas finales tan innecesarias de Clara.
Moffat tendrá tiempo durante la décima temporada, en 2017 (las razones del retraso nos las explican mis compis de la Colina), de despedirse de la serie por todo lo alto. Es de esperar que vaya a tirar la casa por la ventana. Y eso está muy bien porque, como digo, su ciclo ha terminado. Doctor Who necesita otro "borrón y cuenta nueva" como el que vimos en aquel maravilloso "The Eleventh Hour" con el Onceavo Doctor y la pequeña Amy. Es hora de que tome el timón del barco una persona con otras ideas. Porque podríamos debatir durante horas sobre si el legado de Moffat ha traído más "pros" que "contras" (ya lo hacemos), pero lo cierto es que, al margen de eso, casi todos coincidimos en que Doctor Who requiere de nuevo ese gran cambio que traiga algo diferente. Esa es su razón de ser. Y así seguirá sobreviviendo.
"Todos cambiamos. Cuando piensas sobre ello, ves que hemos sido personas diferentes a lo largo de nuestra vida, y eso está bien, es bueno, hay que seguir hacia delante - todo ello mientras recuerdes las personas que solías ser."
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