Lo que sucede con American Crime es realmente curioso: se trata de una serie cuya primera temporada la crítica puso por las nubes, con un elenco excepcional y una calidad argumental que pocos se atreven a poner en duda... y, sin embargo, casi nadie habla de ella. ¿Cómo es esto posible? Apenas provoca repercusión mediática. Es una especie de joya silenciosa de la televisión gringa que, no obstante, tiene a la crítica comiendo de su mano. Su ritmo pausado puede hacerla algo inaccesible para el público general pero, una vez te sumerges en ella, lo difícil es no dejarse arrastrar por la fascinante incomodidad de las historias que cuenta. American Crime ya incomodó, y mucho, a la sociedad estadounidense con su primera temporada. Y lo mejor de todo es que, con esta segunda historia, American Crime pretende llevar las cosas incluso más lejos.
Durante este artículo hablaré sobre la premisa de esta nueva temporada y sobre algunas de sus ideas principales, pero no habrá destripes de ningún tipo sobre la trama. Aún así, os recomiendo que no sigáis leyendo en caso de que no queráis saber nada de nada y seáis "anti-spoiler" total:
Las series antológicas están de moda gracias a American Horror Story (de cuya última entrega, por cierto, nos hablaba hace poco nuestro compañero Juan), y nos indican una nueva manera de entender las series. En lugar de extender una serie agónicamente hasta que acabe requemada y convertida en una parodia de lo que fue al principio (hola, Bones), algunos creativos han preferido concentrar todo el potencial de una historia en una sola temporada para luego reinventarse por completo en la siguiente; todo ello, repitiendo con el mismo elenco. Esta jugada tiene sus ventajas: las historias son más redondas, pueden ser mucho más jugosas, y no corren el riesgo de estirarse demasiado. Pero, y es un gran pero, esta táctica también conlleva la presión añadida de tener que mejorar con cada una de las nuevas historias, dando pie a las siempre odiosas comparaciones. American Horror Story, por ejemplo, ha ido en franca decadencia, marcando su punto cumbre en 'Asylum'. ¡Y qué decir de la segunda temporada de True Detective! Fue un fracaso estrepitoso, tanto que la HBO tuvo que pedir disculpas por haber presionado demasiado a los creativos para tener listo el nuevo guión lo antes posible. Querían repetir el éxito que fue la primera temporada, pero se precipitaron tanto que acabaron haciendo las cosas deprisa y mal.
La primera historia de American Crime me gustó tanto que, en el fondo, me sentía inquieto antes de ver estos nuevos episodios y esperaba que, como True Detective, este segundo relato tampoco diera la talla. Pero no es solo que esté dando la talla, es que, además, por lo que llevo visto, está siendo muchísimo más interesante y atrevido que el de la primera temporada. ¡Todo un logro!
Las Supremas de American Crime
Ya comentaba al principio que uno de los grandes puntos fuertes de American Crime es su elenco. Y lo cierto es que ninguno chirría y podría pararme a hablar bien de todos, pero como no queremos que este artículo quede más largo que un día sin pan, mejor sacar mi vena fanboy con, para mi gusto, las tres mejores: la Diosa Regina King, cuyo impresionante trabajo en la primera temporada fue premiado con un Emmy; Lili Taylor, a quien esta temporada están dejando lucirse mucho más con un papel más protagónico, y Felicity Huffman, mi favorita, probablemente una de las mejores actrices -y no exagero- que he visto nunca (al habla un fan de Mujeres Desesperadas). Ellas conforman los tres grandes vértices de esta historia; una historia que se ha propuesto repartir palos a todos. Porque no se libra ni el apuntador.
Las violaciones a hombres son un tema enormemente inexplorado en el mundo de las series. El año pasado Outlander se atrevió a contar una de esas historias de manera magistral, y este 2016 parece que American Crime quiere seguir su estela. El tema levanta todo tipo de ampollas y plantea preguntas que es importante responder. ¿Son tratados por la sociedad de igual manera los hombres violados que las mujeres? ¿Reciben tanto apoyo ellos como ellas? ¿Son tomados tan en serio?
Girls ya resulta incómoda de ver, pero es que American Crime juega en otra liga. Toda la polémica reciente de los Oscars, acusados de racistas, destapa la profunda problemática racial que aún sigue arraigada con fuerza en Gringolandia. Su pasado esclavista aún les escuece muchísimo, causa dolor y resquemores raciales. Y American Crime es brillante porque se atreve a echar sal en estas heridas abiertas, va más allá y habla de los temas que todo el mundo quiere evitar. ¿La opinión pública juzga con más dureza a los negros? ¿Pueden los negros, también, ser racistas? ¿Los latinos son un colectivo menos protegido, movilizado y más desatendido que los negros en Estados Unidos? Son cuestiones sobre las que podríamos debatir arduamente. Si a ello le añadimos tensiones entre clases sociales y tabúes sobre la violación masculina, tenemos como resultado un cóctel explosivo.
Es precipitado decirlo habiendo visto por mi parte solo tres episodios pero, de seguir este ritmo, podríamos estar ante una historia mejor y aún más completa que la de la primera temporada. Un relato que con sus primeros planos, largos e intensos, nos hace sentir muy reales a los personajes y disecciona con una facilidad asombrosa algunos de los mayores problemas sobre los que adolece la sociedad de Estados Unidos. Una auténtica maravilla que consigue el mayor éxito al que puede aspirar una buena serie: hacernos reflexionar.
¿Qué os parece a vosotros? ¿Va esta segunda temporada camino de ser mejor, o peor que la primera? Me encantaría leer vuestras opiniones.
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