Pues sí, vuelvo a la carga de las críticas de Game of Thrones. Siento mucho este vacío de semanas, pero un servidor ha tenido los exámenes cuatrimestrales y me ha sido imposible sacar tiempo para escribir sobre esta magnífica temporada.
En este quinto capítulo, Game of Thrones nos muestra una vez más el dramatismo en el que está girando la trama poco a poco. A cada capítulo que pasa, más se nos hacen evidentes los dilemas a los que se enfrentan los personajes, y tal es así que hay algunos que han caído en agujeros absolutamente negros. Veremos cómo consiguen avanzar a partir de ahí.
Por un lado, hemos tenido la asombrosa evolución de Jon Snow. Y es que por fin ha decidido tomar una decisión: la de soltar a los salvajes. Liberarles porque realmente no son tan culpables de ir a ese lado del Muro más que por ser perseguidos por los Caminantes Blancos. Realmente ha visto en ellos la misma humanidad que desprende cualquiera de sus compañeros en el Muro. Tras convivir con ellos, vivir bajo sus tiendas, comer su comida y probar (muy a su pesar) del dulce néctar de una mujer salvaje, es innegable para él que se debe hacer justicia por ellos. Muy al pesar de algunos integrantes de la Guardia de la Noche. Ni siquiera el chico que le hace de ayudante es capaz de apoyarle. Y menos mal que es así. Ese niño necesita ver un poco de humanidad verdadera: no es normal que siendo tan pequeño haya tenido que matar a más de un hombre. Quizá esto le enseñe un poco los verdaderos valores que se esconden detrás del gesto de Jon.
Por otro lado hemos tenido muchas escenas de Sansa Stark. Nuestra joven Stark ha conseguido aceptar que se tiene que casar con Ramsay Bolton. Sin embargo, las escenas que nos llegan a enseñar de este loco psicópata nos hace plantearnos de nuevo cómo puede llegar a ser el trato con una mujer. Pues bien, a una chica que quiere parece que el tipo de amor que tiene es muy posesivo, muy egoísta. La tiene a sus pies para lo que él quiere, y ella lo consiente porque está ciega de amor. Precisamente el mismo motivo por el que está también ciega de celos a más no poder contra Sansa. Unos celos que, si no son controlados a tiempo, pueden llegar a desencadenar escenas muy violentas. Tanto física como verbalmente hablando.
Sansa, al mismo tiempo, ha tenido el encontronazo que menos deseaba: con el hombre que destrozó parte de su vida. Que hizo arder según lo que sabe ella a sus inocentes y tiernos hermanos menores. Y tal es el terror que siente Theon Greyjoy Hediondo que no es capaz de desmentirlo. Tal presión siente ya que no tiene ni la libertad de expresar la verdad. Es más: la verdad de Ramsay se ha convertido en su verdad. Ni siquiera es capaz de plantearse la otra del terror que éste le ha generado. Su Síndrome de Estocolmo llega a tales extremos salvajes.
En cuanto a Daenerys Targaryen ha tenido un momento de locura y acto seguido de gran raciocinio. Por una parte, ya harta de la situación de la ciudad. De la muerte de su amigo. De todo lo que ha pasado, decide asustar a los principales cabezas de familia. Llevándoles por el camino del poder por terror, les enseña lo que es jugar con dragoncitos más grandes que tres carromatos juntos. Sin embargo, es en el momento en el que mata a uno en el que se da cuenta del error que ha cometido, y gracias al consejo de su amiga Missandei (que, por cierto, resulta muy tierno y al mismo tiempo triste la forma de referirse a ella que tiene Gusano Gris en este capítulo) consigue ver la verdad detrás de todo. Consigue decidir qué hacer con su futuro próximo y con el del reino. Decide contraer matrimonio con un cabeza de familia importante y abrir las arenas de luchas a condición de que luchen hombres libres, no esclavos. ¿Cómo se desenvolverá la ciudad ante tales noticias?
Por último, hemos tenido una pizca de acción en este capítulo con la intervención de Jorah Mormont al pasar por cierto puente por el cual empiezan a llover hombres con el psoriagris completamente extendido. Hombres que ya no son más que un montón de piedra contagiosa con patas. Tras ciertos forcejeos y luchas, Jorah y Tyrion Lannister acaban por naufragar. La siguiente escena es de ellos despertándose en una playa donde intentarían avanzar a buen ritmo desde ese momento en adelante. Sin embargo, lo interesante de esta escena no es esto, sino el hecho de señalarnos una vez más la mala sombra que lleva encima Jorah. No contentos con darle el poder sobre todas las friendzones, los guionistas han decidido contagiarle también de la terrible incurable psoriagris. Desde luego, peor no le puede ir, así que ¿cómo conseguirá lidiar con ello? ¿Conseguirá cumplir lo que tiene prometido para con su reina antes de que sea demasiado tarde para él?
Definitivamente, hay muchas situaciones duras a las que se están enfrentando los personajes de esta temporada, pero sin lugar a dudas nos están dejando con mucha intriga por ver cómo se van desarrollando los hechos dentro de la serie. Veremos cómo va evolucionando en los siguientes capítulos.
Juan (@MrRadda)
De este episodio yo resaltaría las miradas de Roose y Sansa cuando Ramsay se entera de que va a tener un hermanito. Esa cara de Sansa diciéndole con los ojos toma cabrón, no tiene precio. También la escena de Daenerys y los nobles meerenos es digna de admiración sobre todo por el aperitivo que da a sus dragones. Una buena estrategia que debería haber utilizado antes. Como curiosidad una de sus antepasadas fue devorada por un dragón. Y también la escena de Jorah y Tyrion ha estado bien salvo que para estar arrasada Valyria parecía Camboya pero la aparición de los hombres de piedra ha estado bien aunque ahí faltaba bastante gente. No espoileo me callo. Un saludo.
ResponderEliminarEstaba con ansiedad por leer las criticas de estos capitulos de Game of Thrones, gracias por la crítica y suerte en los examenes...
ResponderEliminarEste capitulo estuvo excelente, coincido con Adol y la escena de Daenerys y los nobles, ya debería haber alimentado antes a sus hijos dragones jejeje...Tremenda la escena..