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15/4/15

Crítica Del 7x09 "New Business" De Mad Men: Someone Will Always Break The Bubble

Mad Men sigue su curso poco a poco hacia su final, ese en el que tendremos que decirle adiós a Don Draper y al resto de la tropa, donde nuestros corazones se desharán del humo y del alcohol que hemos consumido indirectamente durante sus siete temporadas. Si quieres enterarte de lo que ha pasado, no dudes en seguir leyendo.

*SPOILERS*

La semana pasada vimos cómo nos introducían a este pequeño salto que la trama ha dado respecto a la mid-season finale, con un Don en proceso de divorcio – ¡por fin! –. En este capítulo hemos visto la continuación de esta trama, por lo que Megan y su familia ha hecho acto de aparición. Me hace mucha gracia que Megan le eche en cara a Don que la tratase de esa forma y que le creyese sus mentiras. Vamos a ver, chata, cuando te casaste con Draper los rumores corrían por esa oficina y ya te estaba diciendo la gente cómo era y lo que pensaban del asunto, no me vengas con que estabas ciega de amor y le creíste a pies juntillas. Tampoco estoy de acuerdo con que diga que le ha destrozado la vida; gracias a su marido – porque sigue estando casada, le guste o no – y a que al final accediese a meterla en aquel anuncio como Blancanieves, ella está ahí, ha aparecido en una serie de televisión, se ha hecho famosa y se ha mudado a Los Ángeles, contando también con que le da pasta para mantenerse allí cuando no tiene curro, todo hay que decirlo. Por otra parte, me parece muy cínico por su parte el no querer saber nada de él, ni tener la intención de hablar con él una última vez y va y coge el cheque como si nada. ¡Megan, que se te ve el plumero, mujer! Nunca me ha gustado Megan, siempre me ha parecido una chica a la que le faltaba espíritu y que conectaba muy poco con Don, no han hecho buena pareja jamás excepto a lo que físicamente corresponde, y tampoco es que me parezca una mujer guapa. Creo que, desde el minuto uno, era un matrimonio destinado al fracaso y Don se dio cuenta pronto pero quiso mantener las formas durante un tiempo, intentar arreglarlo después de tirarse a medio vecindario y vio que, finalmente, no podía ni mentirse a sí mismo ni a ella. Otra que tal baila es la madre de la muchacha, que parece que está totalmente fuera de sus cabales. ¿No la habéis notado más ligera de cascos que de costumbre, más suelta? Me refiero a que siempre nos la han presentado así, como una mujer infeliz en un matrimonio que hace aguas por todas partes y que busca darse una alegría de vez en cuando pero, ante todo, siempre se ha comportado como una señora seria, disciplinada y contenida en cuanto a sus formas. No sé si es porque estaba rodeada de sus hijas pero la he visto desbocada respecto a lo dicho, como fuera de sí misma. Entiendo que esté dolida con Don por lo que le ha hecho a su hija – sigo pensado que más tonta ha sido Megan por haberse casado tan deprisa y corriendo cuando no hacía falta, pero bueno – pero llevarse todos los muebles y tirarse a Roger a la desesperada me ha dado cierto asco y cabreo ya que me ha parecido distinto a lo que había visto de esta mujer. Normalmente la hemos visto como una persona que se hace de rogar, que no se lo ha puesto fácil a Sterling en ciertas ocasiones, y esta vez estaba desesperada. Pobre Roger estando entre madre e hija que, por cierto, no me puedo creer que Megan le recrimine a su madre su actitud. ¿De verdad no sabía que no es feliz en su matrimonio, que estaba en una relación puramente sexual con Roger Sterling? Hija, vives en los mundos de Yupi porque hay ciertas actitudes que creo que no se pasan por alto.

Otra cosa a destacar de la vuelta de Megan es su almuerzo con Harry Crane, quien ha vuelto a demostrar que se puede ser un hombre repugnante y un hijoputa al mismo tiempo – y no se le puede llamar de otra forma, amigos –. Este pulpo ha querido aprovecharse del momento para tirarse a Megan a cambio de ¿que sea su agente, puede ser?, una forma para que le esté eternamente agradecida por su trabajo y conseguirle papeles el día de mañana. Lo más fuerte es cuando le sugiere que a lo mejor es esa actitud de estrecha la que le impide conseguir un trabajo acorde a su talento. ¿De verdad, Harry, le estás sugiriendo a la muchacha que se acueste con directores de casting para que trabaje en grandes  proyectos? ¡¿De verdad?! ASCAZO es lo que me das. Pero ahí no queda la cosa, el momento más asqueroso de este hombre es cuando le cuenta una milonga a Don diciéndole que Megan sólo dice locuras y que no es estable. Mira, chaval, el inestable y el que necesita ayuda eres tú, porque no puede haber un personaje más secundario – porque sale de Pascuas a Ramos – que me de tantas ganas de vomitar. Odioso es un adjetivo que se le queda corto.

Por su parte, Don parece que vive un momento dulce con Diana, a la que hemos podido conocer un poco más. Según ha dejado claro, está muy destrozada por dentro, con una culpa que la reconcome y de la que se quiere deshacer pero, cuando lo hace, ¿a qué precio es? Una de sus hijas murió y la otra está con su padre, del cual se ha divorciado tras 12 años de matrimonio. Claramente, Diana ha llegado a Nueva York huyendo y dejando atrás un gran fracaso que le pesa, como madre y como esposa, y se ha juntado con un alma atormentada como lo es Don Draper. A mí me gustan juntos y se ve que Don se lo está pasando muy bien. Lo que me he llegado a preguntar a lo largo de este episodio es si es una relación para pasar el tiempo, divertirse, nada serio, o podría ser algo más. A lo mejor si Don encuentra a una persona tan jodida como él y en la que se puede refugiar y entender de cierta forma, sería feliz pero, como siempre digo, Draper es más un tío que vuela solo, que no debería comprometerse ya que no está hecho para eso ni para vivir en pareja. Ir de flor en flor es su rollo pero, de cara a un futuro, eso puede cansarle y encontrarse en una antipatía hacia la vida mayor de la que se encuentra. Tampoco creo que el papel de playboy clásico le sirva para siempre, habrá un momento en el que las chicas jóvenes no se querrán ir con el Don Draper de 60 años, los tiempos cambian pero él no, se mantiene en un momento de la historia. Sin embargo, parece que la burbuja  en la que vive nuestro protagonista estalla demasiado pronto cuando Diane le dice que cuando está con él se olvida de su hija, algo que no quiere en absoluto. Por eso, la escena final me parece una magnífica metáfora visual del estado en el que se encuentra Don: otra vez vacío. Diane le había dado un motivo por el que levantarse por las mañanas, estar a gusto consigo mismo y con el trabajo, pero ahora mismo la ha perdido – veremos si esto es cierto o Draper va a volver a perseguirla – junto con los muebles de su salón – la madre de Megan me parece una zorra de cuidado – y un millón de dólares, oferta más que solidaria hacia su futura exmujer, a la cual yo le hubiese dado muchísimo menos sin pensarlo. Es raro que esté de parte de Don porque normalmente estoy en su contra pero, por favor, que Megan se iba a llevar una desilusión estaba visto desde el minuto uno, así que pocas excusas hay.

Por último, Peggy y Stan siguen llevándome por el camino de la amargura ya que, desde hace tiempo, me encantan sus escenas juntos. Esa amistad que hay, la confianza que se respira entre los dos me hace ver más allá y quererlos como pareja. El problema es que ahora mismo sería un poco complicado ya que Stan tiene una novia enfermera a la que no le importa que le haga fotos desnuda para enseñárselas a una desconocida, Pima Ryan, una fotógrafa con cierto prestigio que nos deja claro su bisexualidad en este episodio. Tengo que aplaudir a Mad Men por este tipo de cosas, por mostrarnos lo poco abiertos de mentes que éramos en el siglo pasado con la orientación sexual de la gente y lo poco que a veces lo seguimos siendo, por mostrarnos que el divorcio era muy común en aquella época y que las sectas religiosas siempre han existido y convencen a cualquiera. Este tipo de historias que pertenecen más a los secundarios que a los protagonistas siempre me han parecido interesantes ya que estamos más acostumbrados a que nos hablen de la homosexualidad o bisexualidad de una forma mucho más abierta, pero en aquella época era más un pecado y un tabú que ahora. Es una manera de hacernos ver que en algunas cosas hemos evolucionado muchísimo pero en otras necesitamos seguir avanzando ya que estamos un poco anclados en el pasado. Para terminar, estoy de acuerdo con la decisión que toma Peggy: Pima Ryan es una buena fotógrafa pero muy poco profesional.

En general, me ha parecido un episodio profundo en cuanto a Don, quien se le ve ilusionado por una nueva mujer – como siempre – y al final se acaba dando un batacazo. Veremos cómo sigue. Destacar la escena del ascensor donde el pasado (Sylvia) y el presente (Diana) de Don colisionan y se produce un momento de lo más incómodo potenciado por Arnold, el cual espero que esté borracho porque si no me parece un irrespetuoso de cuidado. También resaltar la aparición de Betty, quien está pensándose si ir a la universidad a estudiar Psicología. Me alegro mucho por ella, sinceramente, ya que es una señal de que la mujer va tomando un camino más profesional, no sólo como secretaria o taquígrafa, sino en un sentido mucho más serio. Betty siempre ha sido la mujer florero y ahora se ha dado cuenta de que tiene cierto poder, que la gente recurre a ella con sus problemas así que, ¿por qué no hacer una profesión de ello? Una cosa de la que me he dado cuenta es que se ha hecho un uso de la música poco usual en la serie. Por ejemplo, en un momento entre Don y Diane empieza a escucharse una pieza de una orquesta, como si fuese música de transición de una escena a otra y reflejar un sentimiento, cosa que me ha resultado curiosa; o el momento en el coche entre Don y Pete que, puede parecer más normal pero, normalmente, las canciones en esta serie tienen un trasfondo, nos quieren decir algo con ellas – como en el pasado episodio –, pero esta vez ha sido simplemente para crear ambientación en un coche, o por lo menos lo veo yo así. Mad Men es una serie desnuda en este aspecto, utiliza las canciones durante los capítulos en momentos muy puntuales o al final de los mismos, por lo que creo que valía la pena resaltarlo.

Por mi parte nada más, excepto recordaros que podéis dejar vuestros pensamientos, sentimientos o cualquier cosa que se os pase por la cabeza mediante los comentarios. Siempre es un placer conocer vuestro punto de vista e intercambiar unas palabras con vosotros.


¡Hasta la semana que viene!

Irene (@MissSkarsgard)

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