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8/4/15

Crítica Del 7x08 "Severance" De Mad Men: Searching The Sense Of Death

El temido día ha llegado, la despedida a Mad Men ha comenzado y de la mejor manera posible, poniéndonos un poco en situación tras el largo parón y, al mismo tiempo, atacando a los sentimientos de Don Draper y a los nuestros, por supuesto. Si quieres enterarte de lo que ha pasado, no dudes en seguir leyendo.

*SPOILERS*

I. LOVE. HER.
Sinceramente, después de tanto tiempo, sin poder haber visto antes el 7x07 para refrescar la memoria y sin un previously que me pusiese en situación, me he pasado todo el capítulo muy, muy perdida, pero eso no significa que lo haya disfrutado bastante y se me haya pasado volando. Como he dicho anteriormente, el principio del fin ha comenzado con un punto en común con el 7x07, con una muerte. Si Bert Cooper nos dijo adiós cantando, esta vez ha sido el personaje de Maggie Siff, Rachel Katz – apellidada Menken cuando estaba soltera –, aquella mujer de negocios judía que llevaba los grandes almacenes de su padre en la primera temporada, quien se ha despedido de nosotros. No voy a negar que cuando ha aparecido en pantalla con ese abrigo de chinchilla he reaccionado como toda una fangirl ya que me encantaba el personaje y me gusta mucho la actriz. Gracias, Matthew Weiner, por haber traído de vuelta a mi pantalla a Maggie Siff; estoy profundamente agradecida por ello. Sin embargo, cuando me he enterado de que Rachel había muerto por leucemia me he quedado como Don, con cara de perplejidad, abatida y con un gran agujero en el estómago. ¡No me lo podía creer! No puedo negar que me ha gustado muchísimo el gesto de Draper yendo a la casa a presentar sus respetos y cómo por casi se le cae la lagrimilla viendo cómo la rinden homenaje. Pocas veces me he sentido tan identificada con Don como en ese momento, de verdad. Siempre una muerte es un mazazo por parte de la realidad que te hace reflexionar sobre lo que haces, pero en esta ocasión ha sido un golpe mucho peor. Como hemos visto, Don se encuentra en proceso de divorcio de Megan y se encuentra yendo de chica en chica como a él le gusta y, realmente, como debería ser ya que Draper nunca ha sido feliz casado, sino libre como una perdiz. Por otra parte, la aparición de la camarera Diana (Elizabeth Reaser) en su vida – más conocida como Ava para los fans de Grey’s Anatomy, o Tammy, para los de The Good Wife y la sensación que tiene él de que la conoce de antes me ha dejado un poco extrañada porque, después de todas las mujeres que han pasado por la vida – y la cama o el callejón de la esquina, nunca se sabe cuándo te va a dar el calentón – de este hombre, yo tampoco me acordaría de ella. Sin embargo, Diana me ha hecho pensar que, a lo mejor, lo que necesita Draper no es una mujer tan sofisticada como Betty o tan liberal como Megan, sino una persona más con los pies en la tierra, que le dé ese toque de humildad que Don ha perdido con el paso del tiempo, que le haga centrarse. Esto sería si acabase emparejado pero, como ya he dicho, le prefiero libre como a un taxi, que luego acaba peor que como empezó. En cuanto al trabajo, parece que a nuestro protagonista le va bien, está contento, centrado y se lleva cordialmente con sus compañeros de trabajo. Me ha sorprendido que se lleve bien con Joan, una relación que se nos mostró muy tirante al principio de la primera parte, por lo que me alegro que las cosas se hayan arreglado de cierta forma.

Poor Joan
Hablando de Joan, esta ha tenido que sufrir carros y carretas con los clientes tocapelotas, que parece que ser que hay muchos sueltos. Esta diosa pelirroja lleva mucho tiempo harta de que sólo le traten como una exuberante Barbie y no como una mujer inteligente que sabe llevar las cuentas de los clientes, y es que tampoco me extraña nada. Esa época es todavía muy machista y parece que las mujeres valemos lo mismo que un kleenex, algo que me da muchísimo asco. Durante la conversación entre esta y Peggy, mi corazón ha estado dividido pero creo que ha acabado ganando Joan el pulso entre las dos: Peggy no es una mujer tan guapa como lo es Joan – me duele decirlo porque es mi personaje favorito pero es cierto –, por lo que no se viste como ella y es normal, Olson tiene que destacar otras cosas como su personalidad o su creatividad para sacarse de la chistera nuevas ideas y así ganarse a los clientes. Sin embargo, y aunque a Joan le duela, ella entra por la vista, por lo que es más difícil que la tomen en serio pero, si ves que está pasando de tus comentarios machistas que dan ganas de pegarle a alguien, ¿por qué seguir con ellos? ¡Cíñete al asunto y punto! Vale que Joan “debería” estar acostumbrada, pero una tiene un límite y, si en el trabajo has ascendido, tienes un puesto mayor, esperas que los clientes te respeten y te traten acorde al cargo que sustentas. En una cosa estoy muy de acuerdo con Peggy, Joan ahora mismo está bastante forrada desde que McCann comprase la mitad de la empresa, por lo que no se puede quejar tanto, que Peggy cobra menos que ella. De todas formas, ¿qué mejor que una buena compra para quitarse las penas y sentirse toda una mujer capaz de hacer cualquier cosa? ¡Qué preciosidad eres, Christina Hendricks, toda una diosa!

¡Ains, qué mona!
Siguiendo con Peggy, ya vimos que la pobre lleva una racha muy mala en el amor, tanto que la noto un poco conforme con su situación actual. Menos mal que los compañeros de trabajos, aquellos a los que no te dan ganas de escupirles a la cara – de verdad, pegaría a la mayoría de los personajes masculinos de esta serie por ser tan machistas y estúpidos; dan ascazo –, se acuerdan de que esta mujer es todo un partidazo y que se merece un gran tipo en su vida.  Así que ahí va Olson, mi niña bonita, a una cita en plan aventura, a ver qué ocurre. Pocas veces la he visto tan desinhibida como en este episodio a pesar de que después de arrepienta de haberse querido ir con un completo extraño a París. ¡Hala, viva el amor! Sigo queriendo que acabe con Stan, con el que tiene muy buen rollo y les une una gran amistad a pesar de lo que haya pasado por medio. El problema que le veo a esta posible relación es que Stan es muy cabra loca, un alma muy libre, y con lo organizada y estricta que es Peggy al final acabarían matándose, pero bueno, los que se pelean se desean, ¿no?

There's my boy!
Uno que acaba de alzar el hacha de guerra y que se acaba de convertir en uno de los personajes a los que les voy a tener cariño es Ken Cosgrove. Viendo que su suegro se jubila y que su mujer le invita a dejar su trabajo al verle tan miserable, este incluso se lo piensa, pero no tendrá que hacerlo por mucho tiempo. Uno de sus nuevos jefes, McCann, le pone de patitas en la calle llevado por el rencor por cierto pasado entre ambos. Ken se muestra aliviado pero al mismo tiempo bastante fastidiado – “¡has dado un ojo por esta compañía!” le recuerda su mujer, que tiene más razón que un santo – ya que Sterling quiere que deje todas sus cuentas a Pete Campbell – ¿ves? A ti no te había echado de menos –. La jugada de Cosgrove me ha parecido el fuck you que más he disfrutado en toda esta serie: se ha quedado con el antiguo puesto de un cliente suyo por lo que, ahora mismo, Ken es cliente de Sterling Cooper & Partners y “no es fácil de  contentar”. ¡Olé tus narices, sí señor! Me da igual que vaya en contra de la agencia; lo que le han hecho a este chaval me parece una injusticia de aquí a China ya que hay pocos integrantes de esa pequeña familia que se hayan dejado tanto el pellejo como este. Así que, Ken, mi ovación para ti, muy merecida.

De forma general, me ha dado la sensación de que, en este episodio, hemos dado un pequeño salto respecto a la midseason finale que nos ha hecho zambullirnos de nuevo en el universo de Madison Avenue, al cual echaré mucho de menos. Decir una cosa: ¿qué le está pasando a todo el mundo con los bigotes, hay un mustache fever ahora mismo en Nueva York o qué? Holy Jesus! Ya había visto las fotos promocionales pero me sigue chocando ver a Roger y a Ted de esta manera. Nos falta todavía mucho por ver, no han aparecido ni Betty ni Sally, y tampoco hemos visto mucho de Megan, la cual no me pega nada que esté en la cama con Don si están en proceso de divorcio. He tenido que ver dos veces la escena para ver si realmente era ella y juraría que sí pero, entonces, no tiene mucho sentido que esté ahí. De todas formas, todavía nos quedan seis episodios para despedir a estos hombres locos que nos han dejado grandes escenas marcadas en la mente y a los que nos costará mucho decir adiós.

Por mi parte nada más excepto animaros a que compartáis vuestros pensamientos, sentimientos, teorías de todo tipo o cualquier cosa que se os haya pasado por la cabeza viendo el episodio. Siempre es un placer saber vuestro punto de vista e intercambiar unas palabras con vosotros.


¡Hasta la semana que viene!

Irene (@MissSkarsgard)

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