Un capítulo que marcará la vida de los Gallagher, Carl va a
ser el culpable. Kevin parándose a reflexionar en medio de la locura y,
hablando de locura, un Ian que se da cuenta. Frank demostrando que hasta los
desalmados tienen alma, las cosas que nos da Shameless, son cosas que llevan ¡¡¡SPOILERS!!!
Hacia falta un poco de cordura y un poco de buena suerte, y aunque la suerte solo la tiene Lip por lo que se ve, la cordura empieza a llegar a las cabezas de los más descabezados.
Primero
Ian, que en los primeros minutos de capítulo se recorría la guarida de los
Gallagher bate en mano porque venía la policía militar a buscarle. Cosas de la
bipolaridad: la policía armada solo estaba en su cabeza. La paranoia ha sido
digna de esos paletos tejanos que salen al porche de su casa maldiciendo y
empuñando un rifle por temor a los marcianos. Paleto o no, Mickey le ha hecho
ver lo grave de la situación después de que casi le volara la cabeza a Debbie
con el bate. Por suerte la cosa quedó en un strike. Me
parece haber visto en su cara la conciencia sobre el problema, algo va muy mal,
Ian, algo va muy mal y necesitas un tratamiento, que por muchos años que nos
dure, siempre merece la pena no parecerse a Don Quijote.
Ian puede haber perdido la cabeza, pero Kevin parecía no tenerla. bacanales universitarias, un ménage à trois por aquí y otro por allá, espera que voy y te arreglo cualquier excusa que haya en tu habitación… Y así es como me tenía más que harto. Se había enfadado con Vero porque no prestaba atención a su familia, pero cuando él está enfadado hace lo mismo, o peor, lo agranda. Ha hecho buena a Vero que, por muy imbécil que hubiese sido, no se merece llevar la cornamenta del padre de Bambi. Tenía que ser una habitación de individuos hasta los topes de testosterona y fiesta lo que le recordara que había una foto de la madre de sus hijas en el móvil, y que valía mucho más que cualquier universitaria con ganas de guerra y complejo de Electra. ¡Manda narices! Perdemos la memoria tan fácil, dejamos que los enfados nos nublen la vista tanto que somos capaces de justificar y hacer cualquier tontería. Al igual que Ian, se ha dado cuenta que no puede seguir por ese camino. Rectificar es de sabios, pero pedir un simple perdón después de cagarla tanto, sería de majaderos.
Ian puede haber perdido la cabeza, pero Kevin parecía no tenerla. bacanales universitarias, un ménage à trois por aquí y otro por allá, espera que voy y te arreglo cualquier excusa que haya en tu habitación… Y así es como me tenía más que harto. Se había enfadado con Vero porque no prestaba atención a su familia, pero cuando él está enfadado hace lo mismo, o peor, lo agranda. Ha hecho buena a Vero que, por muy imbécil que hubiese sido, no se merece llevar la cornamenta del padre de Bambi. Tenía que ser una habitación de individuos hasta los topes de testosterona y fiesta lo que le recordara que había una foto de la madre de sus hijas en el móvil, y que valía mucho más que cualquier universitaria con ganas de guerra y complejo de Electra. ¡Manda narices! Perdemos la memoria tan fácil, dejamos que los enfados nos nublen la vista tanto que somos capaces de justificar y hacer cualquier tontería. Al igual que Ian, se ha dado cuenta que no puede seguir por ese camino. Rectificar es de sabios, pero pedir un simple perdón después de cagarla tanto, sería de majaderos.
Las
cosas tan estúpidas y sin sentido que a veces hacemos no nos dejan darnos
cuenta que hay personas a las que la vida les cobra un 98% de interés. Lo cual
no justifica que no podamos quejarnos, podemos y debemos, pero a veces hay que
pensar si nos quejamos por cosas superficiales o trascendentes. Con
un 2% de posibilidad de salir del cáncer, conocíamos a la doctora de Frank, en fase tres y tan joven, una de las enormes putadas de esta vida. Pero
no escogió la vía de luchar. Algunos pensarán que hay que aferrarse a la vida
mientras quede un 0,001% de salir adelante y serán los que pasen el tiempo que les queda viendo
cómo esa milésima se evapora. Ella no elige luchar, porque conoce cómo se queda sin pelo y envenenada en una silla. Escoge el camino inteligente, disfrutar
hasta que se acabe todo. Fumarse un porro, ¿por qué no?, puede ser una de las
primeras cosas de la cuenta atrás. Los
médicos, siempre ocupados estudiando cómo cuidar a los que vivimos por ellos… Eso parece haberse acabado para cierta persona que gritaba en una playa de
Chicago. Lo
mejor de todo es que ha ido a encontrarse a uno de los mayores expertos en
juergas y despropósitos del género humano, Frank. Si quiere vivir hasta morir
de juerga, Frank es la mejor elección como verdugo. Aquí
viene la parte en la que Frank demuestra que hasta los desalmados tienen alma. Sí, creo que ha demostrado, aunque tarde y con quien no corresponde, tener un
poco más de ser humano de lo que creíamos. Yo que soy fan del “Frank muérete
ya”, y que supliqué para que no pasara ni de la operación clandestina ni de la
legal, tendría que cerrar la boca en esta ocasión, pero no me da la gana.
¿Ahora sí, no? Ahora sí es él tan digno de llevar a un acabado a su casa,
arroparlo y acostarlo, ahora que uno de sus hijos está en el reformatorio por
culpa de su egoísmo y su nieto vendido, ahora vienes y me intentas hacer
callar. Nunca ha sabido demostrar nada, nada salvo que la serie tiene una
drogodependencia tan grande como la suya propia, del personaje. Frank es un ser
despreciable y lo acabará siendo hasta el día en que se muera, que visto lo
visto, no cae pronto.
Lo
que sí que van a caer pronto son las escenas de Chuckie (esvástica en la frente)
y Carl en el reformatorio, uno unos días y el otro una temporadita más larga,
uno en el bando de los niggas y otro en el de los nazis, pero tío y sobrino
hasta la médula. Uncle
Carl es un absoluto tarado, rogando a la jueza por una estancia duradera en el
lugar de los chungos prematuros… No iba a acabar bien y eso se sabía desde el
minuto en que Frank se lo llevó para beber (un padre modelo, como en todo lo
que hace). Nunca pensé que fuese a acabar tan mal, pero se lo ha buscado él solito
y lo ha suplicado. Cada uno tiene lo que se merece, pero en el caso de Carl, él
tiene lo que quería. De
Chuckie no vamos a decir nada, el pobre no da más de sí mismo y aunque es un
crack, me temo que se va a tener que hacer amigo de los guardias o muy amigo de
los blancos calvos para sobrevivir, quién sabe, igual hasta se nos espabila.
Casi
todos los capítulos de Shameless te dan en qué pensar, te hacen odiar más a
unos y a otros quererlos más, pero en capítulos como el de hoy te quedas
pensando en el contraste y en la evolución de cada personaje que, en definitiva, es la evolución de una persona. Por eso quizá tengo que decir que viva la vida,
pero que viva la vida que cada uno quiere elegir.
Pueden poner un post completo de todo lo que paso en el capítulo 24 de pretty little liars estoy super emocionada con saber que paso:-o
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