Parece
que las cosas del pasado empiezan a volver y a pasar factura en la comisaría.
Los viejos fantasmas llaman a la puerta del Capitán. Boyle y Gina
¿hermanastros por cuánto tiempo más? Y a Jake y a una desparecida Sophia parece que les llega la hora… ¡¡¡SPOILERS!!!
¿Se
acordaba alguien de Sophia? Porque yo pensé en ella una vez como uno de esos
personajes que hacen aparición “estelar” y son un si te he visto no me acuerdo.
Evidentemente la historia de Sophia no podía quedar así, pero tampoco esperaba
con entusiasmo volver a verla aparecer. No
hacían mala pareja Jake y la abogada, pero según parece la ley y la comisaría
no están tan unidas como algunos pensaban. Nada más empezar, Sophia se tiraba
el rollo de que no están bien vistos los polis por los abogados (la cosa
empezaba a oler a chamusquina). Luego la fiesta, llena de estirados y
burócratas a la que Jake llegaba sin avisar, enfadando a la parienta. La gota
que colmó el vaso, la detención del jefe que se estaba catando unas rayas de
party hard. Pues no fue para tanto, si el tío le daba a la sustancia prohibida
qué le vamos a hacer… A Jake le salió la vena de poli norteamericano, y con la
“moral” por delante le dio encierro al delincuente. Y
así ocurrió, en comisaría Sophia pronunció las palabras mágicas, “we’re done”. “Pues
Ok” le tendría que haber respondido Jake, tampoco perdía nada. Aquí
acabó uno de los personajes más sosos y me atrevería decir inútiles de Brooklyn
Nine-Nine, y con el perdón de los inútiles, que no tienen culpa.
El
pasado seguía llamando a nuestras puertas con la aparición de la archienemiga
del Capitán, la maldita Madeline Wuntch. ¿Qué sería el capi sin ella? Esa
relación de odio mutuo con la que nos deleitan cada vez que se encuentran, ese
recochineo inteligente… Pues allí apareció y esta vez fue ella quien iba por
delante del Capitán. Le utilizó como ni él mismo esperaba. Estos dos están
inmersos en un rifi-rafe continuo que da lugar a una de las mejores subtramas
de la serie. Son tal para cual. Tanto, que Madeline no olvida a su antiguo amor
(no correspondido) y le da un beso pasional al despedirse a nuestro capi gay. Vamos, que Madeline lo que tiene es un despecho de narices. La mujer está detrás del
Capitán como boba, ¿quizá quiere que le preste un poco de atención? En cualquier
caso lo tiene más que complicado la pobre. Pero en fin… cosas del amor.
Y
hablando de amor, para amor el del padre de Boyle y la madre de Gina. Parece
que algunos van a ser hermanastros por más tiempo de lo esperado. Como siempre, Gina por medio, que no quiere tener a Boyle junior por hermanastro ni a su
padre por padrastro. Tenía que interrogar al daddy Boyle para darle su
bendición. Y qué mejor sitio para hacerlo que en la comisaría, en una sala de
interrogación. En el mismo sitio en que seguro miles de delincuentes comunes y
algún otro género de hurtadores habrían cantado sus culpas, daddy Boyle
prometió su amor a la señora Linetti. Lo mejor del caso es que lo hizo
prometiendo a cambio de fallar, las partes nobles del pequeño Boyle. Que le den
bombo a esta historia, que de aquí va a salir más que oro.
Así
nos quedamos, con dos hermanastros accidentales, una ruptura (por fin) que era
más que necesaria para poner fin al "tostón Longoria", y con un Capitán agazapado
y a la espera del próximo encuentro con Madeline. Más que suculento.
Muy bueno!!
ResponderEliminarMuchas gracias!
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