Por
fin las cosas se empiezan a hilar, la espera y el enfado han merecido la pena. Como
no podría ser de otro modo y por estas fechas, Brooklyn Nine-Nine llegaba este
lunes con un capítulo navideño en el que retomaba viejas historias. Y en
especial aquella que hacía tantos capítulos estaba esperando. Click y ¡¡SPOILERS!! de uno de los capítulos
que más ha merecido la pena.
No
es la primera vez que esta serie me hace un bazinga y como ya voy por el tercero prometo ser más prudente, aunque
con capítulos como los tres últimos dudo que pueda conseguirlo. En cualquier
caso, me lo merecía en parte pero dejando mis imprudencias a un lado voy con el
capítulo, que tiene tela.
La
trama principal ha sido una de las mejores de la serie hasta el momento pero no
voy a empezar por ella. Voy a empezar por una de las cosas que llevaba tiempo
esperando. Sí, por fin tenemos el lío de los padres de Boyle y Gina en pleno
auge. Había
pasado un tiempo desde que los padres se habían conocido por accidente y según hemos
podido ver no han estado desperdiciando todo este tiempo, ni mucho menos. Tenía
muchas ganas de ver la que se montaba cuando los “examantes” (Boyle y Gina)
descubriesen que por obra de la casualidad (y en parte del karma, estoy seguro)
van a ser hermanastros. Me
he enfadado, he pataleado, he llamado tarados a los guionistas y hasta
timadores de mandriles. Pero por fin ha llegado el capítulo que esperaba y me
lo esperaba tal y como ha sido. Gina con su retorcida forma de ser como era
lógico iba a tratar de sabotear a toda costa la relación de su madre con el
padre de Boyle y así lo intentó. Cuando Boyle llega a la comisaría con el
regalo de Navidad que su padre tenía preparado para la madre de Gina, algo se
iluminaba en el capítulo, una luz que fue por dentro de la trama principal, una
de las mejores tramas secundarias que he visto en la historia de Brooklyn
Nine-Nine. Con
la habilidad de un agente especial Gina abría el paquete que el padre de Boyle
tenía preparado y allí estaba, una báscula para pesarse. Y, ¿a qué mujer le
gusta que le regalen una báscula para pesarse? Pues este micromachismo fue el
que les jugó una mala pasada a los examantes que vieron en ese regalo “desacertado”
el fin de la relación de sus padres. Pobres bobos… Tan seguros estaban del
fracaso que les invitaron a una cita doble para presenciar la ruptura en
directo. Y lo
que presenciaron fue un zas en toda la boca, ¿a qué mujer le gustan las
básculas? Al parecer a la madre de Gina. Y así me dejaban con una sonrisa
pícara en la cara y deseando ver que pasará con los nuevos hermanastros. Ahora
que sé que todo esto no se va a quedar aquí ya puedo dormir más o menos
tranquilo pero frotándome las manos cual Señor Burns imaginando que deparará el
guión para Gina y Boyle.
No
solo se retomaba la historia de Gina y Boyle en este capítulo, también volvía a aparecer “Bandido Pontiac”, un
escurridizo delincuente que ya se la ha liado a Jake en alguna ocasión. Pero
esta vez, Jake estaba a las órdenes de Rosa en una misión especial. Pero
a Rosa le esperaba un calvario bíblico con el pesado de “Bandido Pontiac” (Doug Judy), vaya tío tostón… Que si quiero que
Rosa me llame cariño, que si quiero esto, que si quiero lo otro. Eso sí, no
podrá decir que no se pasó un día a lo grande comiendo langosta en un hotel de
cuatro estrellas a costa de la policía. Pero
tan imposible era el amor Doug Judy-Rosa como mantenerle detenido. Así fue, a
la mínima de cambio, cuando estaban a punto de detener al mafioso de turno, el
maldito Doug Judy pone pies en polvorosa como ya hizo la última vez. Espero que
no quede aquí la historia con el escurridizo y descarado bandido, necesito más. Lo
mejor estaba por llegar, y llegó al final del capítulo. Lo hace pocas veces
fuera del sarcasmo, pero esta vez Rosa sonrió, algo insólito. Es de estos
finales felices que te sacan una sonrisa de último minuto.
Ya
era hora de que empezasen a hilar historias del pasado con el presente, era más
que necesario saber la historia de los padres de Boyle y Gina. En cuanto al “Bandido Pontiac” no sé si era muy necesario pero desde
luego que visto lo visto está más que bien su aparición. Hemos
tenido delante de nuestras narices un capítulo impecable o casi impecable
(depende como se mire). Los polis han hecho cosas de polis y las historias que
tenían que evolucionar dentro de la serie lo han hecho. Espero que sigan esta
línea porque desde luego deja con ganas de seguir viendo y ver cómo progresan
las cosas dentro de la a veces no tan monótona serie. Por fin, algo nuevo bajo
el sol.
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