Tenemos
un grave complejo con los westerns; pensamos que siempre son lo mismo: tiros
cutres, historias de amor metidas a presión en una trama mil veces vista. Y para
colmo tenemos siempre algo parecido a un Clint
Eastwood arrogante, temerario y sabelotodo con revólver. Es
una pena que guiones cutres y actores mediocres hayan sido lo que ha quedado en
nuestra memoria de los westerns. Siendo
un joven seriéfilo ni se me ocurrió buscar una serie que tocase la temática
western porque, o veía Bonanza (serie
que veían mis abuelos en verano en televisión regional y a la hora de la
siesta) o creaba yo mi propia serie. Pero
hace un año se me iluminó la bombilla y decidí buscar una serie de este género. Estaba
convencido de mi fracaso cuando la primera serie que se recomendaba ver era Bonanza, ya mencionada. Y mientras una parte de mí
moría la otra seguía buscando. Gracias a la otra parte es por la que estoy
escribiendo este artículo: encontré una serie que me llamó especialmente la
atención, sobre todo porque estaba emitiéndose aunque no con mucha audiencia, Hell on Wheels.
La sinopsis me echó un poco para atrás, pero la experiencia con estas, que casi siempre son cuanto menos pésimas, me hizo verme el primer capítulo.
Cullen Bohannon, antiguo soldado
confederado vengando la muerte de su esposa haciéndose pasar por cura revólver
en mano, fue la bienvenida de una de las mejores series de mi calendario. No
estamos como siempre en puebluchos del oeste, asaltando bancos ni llevando
vacas de aquí para allá perseguidos por una banda de matones a sueldo. Estamos
en 1865, Washington D. C., aunque más tarde iremos al oeste con la construcción
del ferrocarril. El
hecho de que se desarrolle en función del ferrocarril podría echar para atrás
hasta al mismísimo amante del western number one, pero la serie lo trata de una
manera muy distinta a la que nos podemos imaginar. El
ferrocarril será la columna vertebral de la que saldrán miles de tramas, acción
y sobre todo mucha, mucha intriga.
Pero
volviendo a los personajes, tenemos a Elam,
amigo de nuestro protagonista casi desde que llega éste al ferrocarril.
Mutuamente se sacarán de muchos apuros y ahí se forjará una de las amistades más
chocantes que he visto darse en una serie. Por
su pasado confederado, Cullen Bohannon
tenía esclavos negros a su servicio y nos encontramos con que Elam es negro y, aunque no fue uno de
sus esclavos, sabe bien lo que es sentir en su propio cuerpo el peso de la
esclavitud y tendrá innumerables broncas con su colega por este asunto, siempre
acusándolo de esclavista. Pero lo quizá más bonito de esta relación es que
ambos arriesgan, arriesgarán y arriesgaron sus vidas por el otro.
Y por si lo echábamos de menos, aquí tenemos el mismísimo ser que no merece ni que nos acordemos de la madre que lo parió. El sueco le llaman, aunque en realidad es noruego según dice el despreciable individuo.
Este
ser, de ideas demoníacas, aguafiestas y tarado profesional, *SPOILER* por desgracia nos
acompañará en toda la serie, o al menos hasta el día de hoy, que si yo hubiese
sido Bohannon, lo habría hecho volar
por los aires antes del capítulo tres *FIN SPOILER*. Tengo
que dejar el enfado a un lado y reconocerle a El sueco el papel que desarrolla dentro la serie, y por supuesto al
actor que lo interpreta, Christopher
Heyerdahl. Un papelazo, inmejorable. Aunque a cualquiera que vea al
personaje (que no al actor) le darían ganas de matarlo con sus propias manos. Es
un personaje de mil caras, oscuro y que se desarrolla alimentándose del buen
corazón de Bohannon, en otras
palabras, es un parásito oportunista con ganas de dar por saco, pero muy
elaborado.
La
intriga está servida al término de cada capítulo, el guión es prácticamente
inmejorable, hay acción a cualquier minuto del episodio y en más de un momento
he tenido que cerrar los ojos y rezar de nervios. Pero, entonces, ¿por qué no tiene la audiencia audiencia que debería tener? Recuerdo
una vez que llegué a la facultad y nada más sentarme comenté con mis compañeros
que estaba viendo una serie western (no era Hell
on Wheels, era Tierra de Lobos,
pero eso es otro tema que ya superé) y fue pronunciar la palabra "western" y sus
caras quedaron serias lanzándome la silenciosa pregunta del sarcasmo.
O sea, se odia el western por razones X que seguramente tendrá que estudiar el área de la psicología o porque hemos visto mil películas de cine de tarde que llena huecos en la programación. Pero cuando Tarantino hace una película western, y me refiero a Django, poco o muy poco nos cuesta verla. Ahora sí vemos western porque tiene marca. Igual deberíamos dar una gran oportunidad a una gran serie como Hell on Wheels, igual que se la dimos a una película donde salía un negro cazarrecompensas con gafas de sol y un director de cine que se hace volar por los aires con dinamita y efectos especiales.
Jorge (@JorgeJP_5)
Para western en una serie: Deadwood.
ResponderEliminarUna vez dicho eso, comentar que HoW la he seguido con igual entusiasmo en la cuarta temporada que al principio.
Bohannon es un personaje con dos cojones, como ya no se hacen... Con tanto antiheroe e instrospección se pierden protagonistas como éste.
El noruego es un crack.
La pelea con Elam Ferguson es épica. (la boda roja de esta serie)
Los personajes que han entrado en la cuarta temporada están madurando bien, haciéndose a un fuego lento que pinta estupendamente la quinta temporada.
Con la periodista golfa, los masones belicosos y los políticos codiciosos, quiero saber los fichajes de la próxima temporada... ¿chinos ociosos?
Muchas gracias por tu comentario, Deadwood más que apuntada!
EliminarLa verdad es que tienes toda la razón en lo que dices, Bohannon es un protagonista de esos que ya no se hacen en las series "modernas" se han dejado de florituras y memeces en este personaje y la verdad es que simplemente me encanta.
La pelea fue sublime y la escena final... Eché para atrás el capítulo porque no me lo podía creer.
Y en cuanto a la fresca de la periodista, lo que me esperaba era un golpe hacia el mafioso ese, pero no, parece que lo hace con gusto la mujer, o quién sabe, yo tengo dudas.
De los chinos no descartemos, no descartemos que todo puede suceder visto lo visto...