El capítulo de esta semana no ha tenido mucha violencia, ni
sexo ni los puntos fuertes de los que puede presumir esta serie pero, sin
embargo, nos ha regalado uno de los capítulos mejor dirigidos que he visto. Una
belleza visual. Con un episodio enfocado enteramente en Carrie y Lucas, donde
los sueños y la realidad se tocan y la tristeza y la melancolía están a flor
de piel, no ha decepcionado en absoluto. Para mí, un capítulo que se estaba
pidiendo a gritos. Si queréis saber más, os invito a seguir leyendo.
*SPOILERS*
Como ya he dicho anteriormente, el capítulo va sobre Carrie
y Lucas y el “lo que pudo ser y no ha sido” en sus vidas. Carrie sale de la
cárcel después de 30 días en los que tenido que lidiar no sólo con la soledad
sino con el ambiente propio de la prisión y, quién no iba a estar allí para
recogerla sino Lucas. Aquí se produce uno de los momentos del “lo que quiero
que sea y lo que va a ser”: mientras se imaginan abrazándose fuertemente,
simplemente se saludan, intercambian unas palabras y se suben a la camioneta.
Pasamos del sueño, mucho más cariñoso, a la fría realidad. Para despejar un
poco la mente, se van a un pueblo cercano en el que hay una especie de mercadillo por el que pasean. Carrie se para en un puesto y
recuerda a Deva cuando era pequeña al encontrarse un juguete que solía tener
ella. Sin embargo, a pesar de lo despreocupados que puedan parecer, Lucas está
en estado de alerta ya que ha visto varias veces a un coche que les anda
siguiendo. Carrie se da cuenta y empiezan a trazar un plan para descubrir quién
es el conductor. Cuando Lucas llega al coche, se da cuenta que es simplemente
una mujer que ha parado a comprar. Pero como todo en esta serie, las
apariencias engañan.
Antes de volver a casa y aprovechando que Carrie está medio
dormida en el coche, Lucas decide desviarse del camino y enseñarle una cosa a
la que fue su amada – ¿o lo sigue siendo? –. Si recordáis los flashback de la
cama, Lucas le da un relicario en el dentro hay una foto de una casa. Pues,
finalmente, LA CASA hace acto de aparición. Otra vez volvemos a ver ese “me
gustaría que pasase así pero no va a suceder”: Carrie entrando corriendo en la casa
con una sonrisa en la cara, pero en vez de eso simplemente la va recorriendo
junto a Hood con un toque de tristeza en el ambiente. En este capítulo hemos
podido ver a un Lucas más sentimental, muy tocado interiormente no sólo por lo
que pasó con Rabbit en la season finale sino también por su situación. Lucas
sigue queriéndola pero sabe que estar a su alrededor sólo le ha traído problemas,
así que le comunica que tiene pensado abandonar Banshee dentro de poco – cosa que
ya le dijo a Job en el anterior capítulo –. Y a continuación aparece la batalla
entre el sueño y la realidad, entre el plan que tenía Lucas y la realidad que
le ha sobrevenido a la salida de la cárcel: Ana embarazada y él en esa casa,
preparando la habitación del bebé, relajados, enamorados, sonrientes; mientras
que eso ahora lo tiene con otro hombre y él está solo. Lo que me ha gustado más
de este sueño es que hay un sueño dentro de otro; al principio está soñando con
esa realidad de la casa y de repente está soñando que se despierta de ese sueño
y que Carrie le está apuntando con una pistola. En este momento se despierta y
vemos ese “sueño dentro de otro sueño”.
Al despertarse, Lucas siente que hay alguien vigilándoles. Con cautela, se dirige al bosque y se encuentra con el agente
Racine. Este les comenta que les está usando como cebo para que Rabbit venga y
detenerle pero que quiere su cooperación. Lucas y Carrie se quedan extrañados y
son reacios al principio pero al ver que sabe que ese hombre no es Lucas Hood
cambian de parecer. Sin embargo, un disparo impacta en la nuca del agente y
rompe por completo sus esquemas. En un momento de “descanso” en el tiroteo,
Lucas y Carrie están en los pastizales en la misma postura que el atacante y
acercándose a él. Sigilosamente, le tienden una trampa en el que, al final, es
Carrie quien termina derribándole de un disparo. ¿Y quién es el tirador? Pues
la conductora del coche que seguía a los dos tortolitos, quien ha sido enviada
por el propio Rabbit. Ante una casa en llamas – al no tener electricidad es lo
que pasa con las lámparas de gas y los tiroteos – y una vía de escape arruinada
(el agente Racine), Lucas decide que es hora de volver a casa. Finalmente,
deja a Carrie en el motel de las afueras del pueblo y él vuelve al bar de
Sugar, con el que mantiene una conversación de la que se puede sacar que no se va
a ir del pueblo por el momento y que en esta guerra, Rabbit va a seguir tras
ellos mientras estén vivos.
Personalmente, me ha parecido un capítulo redondo bañado por
la melancolía y la tristeza de Carrie y Lucas, del “teníamos tantos sueños que
se han quedado en humo”. Me ha dejado unas ganas de llorar terribles porque he
sido testigo de su historia de amor por los flashbacks y por todo lo que ha
hecho él para volver con ella y es triste. Hemos visto a un Lucas un poco
hundido en las escenas de la casa, con ese sueño que es un anhelo muy profundo
que se topa con la dura realidad, con la situación en la que están, separados
pero al mismo tiempo tan juntos. La pesadumbre del episodio es palpable desde
el comienzo hasta el final, y creo que este capítulo era necesario, centrado
por completo en la pareja protagonista y en el que se viera cómo se resquebraja
cada día más ese amor que se ha convertido en amistad y el tono que ha tenido y
la dirección han sido espléndidos. Algunas escenas, sobre todo las del coche
por la noche, me han recordado a la película Drive – la cual os recomiendo
desde aquí –, con la presencia de las luces del semáforo y en las que se ve a
Lucas conduciendo. Me ha parecido de 10 este episodio en este aspecto.
Para concluir, invitaros a dejar algún comentario, los cuales
agradezco mucho, y os espero la semana que viene con otra review.
¡Hasta la próxima semana!
Irene (@MissSkarsgard)
Buena review me ha gustado.
ResponderEliminarA mi este capítulo me ha recordado por momentos a la película Drive. Y la escena del campo de trigo es brutal.
¡Gracias!
EliminarMenos mal que alguien también dice lo de la película "Drive". Creía que era la única.
La verdad es que esa escena del trigo es genial. Un gran capítulo en todos los sentidos.
Un saludo.