La aparición de un cadáver achicharrado en un bidón lleva a la policía hasta el senador Bracken, a quien la víctima ayudaba en un discurso sobre medio ambiente. Beckett cree que es la oportunidad perfecta para hacer pagar a Bracken, pero las cosas no salen exactamente como a ella le gustarían. ¡Spoilers everywhere a partir de aquí!
Tras seguir varias pistas, acaban descubriendo que no es Bracken el culpable de la muerte de la joven asesinada, sino que probablemente el asesinato de la chica fue una simple baja necesaria para llegar al verdadero objetivo: el senador. El hecho de que Bracken no sea ahora el culpable, sino una víctima, hace que la situación cambie por completo. Beckett tiene que pasar del disfrute que le pudiera haber ocasionado el meterlo en la cárcel, a tener que proteger al hombre que más odia en el mundo, lo que le plantea un gran dilema moral.
Rebuscando entre el enorme montón de cartas de amenazas que tiene Bracken, Beckett encuentra una coincidencia con el supuesto asesino: un tal McManus que odia a Bracken porque lo culpa de la muerte de su hijo, pero en lugar de entregarla para la investigación, se la lleva, e incluso intenta quemarla, porque, según le confiesa a su psicólogo, esta vez no sabe cuál es la decisión correcta. Si la quema, McManus acabará con Bracken, pero estará siendo infiel a sus principios y a su deber como policía, pero si la entrega, Bracken saldrá libre.
Cuando van al encuentro de McManus, Beckett se lo encuentra cara a cara y es incapaz de dispararle. Yo no creía a Beckett capaz de eso, aunque sabemos todos que el gran dolor de su corazón es la muerte de su madre, y que es capaz de todo por hacer pagar a quien tenga que pagar. Pero cuando se entera de que McManus tiene una bomba para la conferencia de Bracken, le da "un algo", porque a pesar de que quiera ver muerto al senador, no puede permitir que otra gente salga afectada, porque jamás se lo perdonaría. El interrogatorio al hombre es una de las escenas más intensas del capítulo, porque se ve reflejado en los ojos de ambos el dolor por su pérdida. Aunque Beckett no consigue nada, la policía encuentra la bomba a tiempo y ¡caso cerrado!
¡No! Beckett se sigue comiendo los sesos con que no puede ser todo tan sencillo, y hace movilizarse a todo el mundo para que revisen el lugar de la conferencia, a pesar de que, si su corazonada falla, le arruinará la carrera al senador, y a sí misma, porque sabe que si está en lo cierto, salvará a mucha gente. Por supuesto, Beckett tiene razón, y justo antes de que la bomba detone se lanza sobre Bracken para protegerlo.
El asesino resulta ser el propio chófer del senador. ¿Y Castle?, nos preguntamos todos. Porque el pobre no tiene mucho protagonismo en el capítulo. Pues sale para decirle a Bracken que él no hubiera hecho lo que hizo Beckett (¡ni yo! Kate, eres demasiado buena). Y luego, Bracken va de chulo con Beckett, diciendo que él sabe quién está detrás de todo esto, pero que no se lo dice… Oye, ¡pues que te maten! Y encima pretende acabar como súper amiguitos con Kate, como si ella se rindiera tan fácilmente...
¡A ver cuándo vuelven a verse las caras!
Doralicia (@Doralais)
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