Crítica del 2x02 "Sakizuki" de Hannibal

9/3/14


La segunda temporada de Hannibal continúa avanzando viento en popa y a toda vela, y lo hace con capitulazos como este fantástico 2x02 "Sakizuki", que ha sido redondo en todos los sentidos y me ha tenido en vilo de principio a fin, sin despegarme ni un segundo de la pantalla. Me interesan casi todos los personajes de la serie, la psicología de cada uno de ellos, sus motivaciones, sus miedos, sus dudas y sus demonios internos. Qué puedo decir que no se sepa ya: Hannibal es una de las series más cuidadas y mejor construidas que podemos ver hoy en día.

No podemos hablar de este episodio sin comentar su principio, porque seguro que no ha dejado a nadie indiferente. Una amiga que también ve la serie incluso me llegó a decir que tuvo que cerrar los ojos durante esas escenas. Bryan Fuller se ha superado. Los primeros minutos nos mantuvieron con el corazón en un puño, presenciando con todo lujo de detalles cómo la víctima que el asesino atrapó en el episodio anterior se liberaba de los cosidos que su verdugo le había hecho, ligándolo al resto de cadáveres de su obra macabra, de ese gigantesco ojo humano. Y, tras una persecución tensa -yo estaba a punto de gritar "¡CORRE NENE, SÁLVATE!"- sucedió la típica escena en que la víctima llega al borde de un acantilado y no puede continuar huyendo. Lo que no fue tan típico fue ver al chico saltando y, en lugar de caer al agua, ir a topar con un saliente rocoso de la pared de la montaña que le reventó la cabeza. Nota mental para cuando os veáis en este tipo de situaciones: coger impulso antes de saltar.


A lo largo del episodio se han sucedido tanto las visitas de distintos personajes a la cárcel para ver a Will como las conversaciones tensas entre Bedelia Du Maurier y Hannibal Lecter. Ella ha comprendido dos cosas: 1) que ha llegado al límite de su eficacia profesional y que, por tanto, no puede seguir ayudando a su paciente y 2) que Hannibal se la va a comer de un momento a otro. No debe ser fácil estar en su posición, es decir, conociendo información secreta sobre un psicópata frío y escrupuloso. Eso supone algo que podría comprometer a Hannibal, una amenaza, una variable en su plan perfecto y medido, y los psicópatas odian las variables. A esto, por si fuera poco, se le unen factores atenuantes: la relación de Bedelia y Hannibal tiene un componente, ¿sexual? ¿de interés del uno hacia al otro? ¿admiración? ¿respeto profesional? Todo esto les induce a vivir continuamente el juego del gato y del ratón. También hay que tener muy presente que nosotros, como espectadores, no conocemos toda la historia de su relación, solo retazos. No sabemos hasta qué punto ella conoce el lado oscuro de Hannibal o lo apoya, ni su implicación moral, solo sabemos que ha reaccionado en cuanto ella misma se ha visto en peligro. Y, tras una visita a Jack para tratar de ponerle sobre aviso de Hannibal, no podía faltar una a la cárcel para darle a Will la noticia del siglo:



"Los que hemos sufrido un trauma somos impredecibles porque sabemos que podemos sobrevivir. Puedes sobrevivir a lo que te está ocurriendo. Te creo."

Tras esta escena, se produce la visita nocturna de Hannibal a la casa de Bedelia para comérsela. Pero, ¡sorpresa! Bedelia ya se había ido hace mucho tiempo, dejándole como recuerdo a Hannibal, quien sabía que iría a visitarla, su perfume. Esto está cargado de simbolismo; ella es perfectamente consciente del sentido del olfato tan desarrollado que tiene Hannibal. Quiere que la recuerde. Podría haberlo delatado, haber avisado a la policía de que el doctor Hannibal Lecter visitaría aquella noche su casa disfrazado de condón, pero la relación que se traen estos dos, ya lo sabemos, es enfermiza: ella realmente no quiere incriminarlo, y él tampoco quiere matarla. Lo iba a hacer porque era necesario, porque era lo que establecía su protocolo de psicópata precavido, pero disfrutó internamente que ella le ganase la partida, que fuese más astuta que él y que se adelantase a sus movimientos. Esta trama se conduce o bien a un polvo épico o bien a una cena épica, pero seguro que terminará conduciendo a algo épico.

Mientras tanto, Will está convencido no tanto de que Hannibal sea el culpable, pero sí cree por completo en su propia inocencia, por mucho que la jefaza del FBI le haga visitas tratando de convencerle de lo contrario, y se declarará, por tanto, inocente en el juicio que se avecina, dándole todavía importantes quebraderos de cabeza a los integrantes de las altas esferas del FBI. Tú puedes Will, go, que Bedelia te cree, ya tienes una fan y todo. El problema es que la mujer que podría incriminar a Hannibal y salvarle la vida a Will se ha borrado del mapa y no tiene intención alguna de volver.


Fantástico episodio de Hannibal, de principio a fin. Es una pena que los americanos no sepan apreciar la joyita que tienen y que la audiencia no le haga justicia a la serie. Y, para terminar esta crítica, como diría el Gran Wyoming de La Sexta... la semana que viene, más y mejor, pero no más perturbador, porque es imposible. Aquí, en Hannibal.


Crítica del capítulo anterior:




1 comentario:

  1. Capitulazo de principio a fin.
    Que dolor con el principio eh, me dolía a mí el cuerpo y todo xDD
    Momento Bedelia/Will, que yo pensaba que le iba a dar un beso jajaja
    Por una parte me encanta lo que ha pasado, pero por otra me da pena porque ese personaje me gustaba mucho. La cara de Hannibal al ver que ya no estaba, mortal xD

    La evolución de los personajes está tan bien trabajada, que no entiendo la poca audiencia con la delicia de serie que es. Sé que muchos no la ven porque les dan cosa las escenas sangrientas, igual van por ahí los tiros :S no sé...

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